mayo 18, 2017

«Carlos Germán Belli y Jorge Eduardo Eielson: Un ensayo de retórica comparada»



Camilo Fernández Cozman
«Carlos Germán Belli y Jorge Eduardo Eielson: Un ensayo de retórica comparada»

Literatura y lingüística, n.º 33 (2016)

Literatura y lingüística | Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez | Departamento de Humanidades | Santiago de Chile | CHILE


Extracto de apartados en páginas 61 y 66 a 69 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original del texto.




«Resumen

»Carlos Germán Belli y Jorge Eduardo Eielson son dos poetas peruanos. El autor intenta comparar la obra de ambos poetas sobre la base del análisis de las figuras literarias y de las técnicas argumentativas. Se trata de una óptica de Retórica Comparada. Los dos poetas realizan una crítica de las estructuras de poder hegemónico y ello se evidencia en dos poemas representativos: “La ración” y “Cappella Sistina”.

»Palabras clave: metáfora, argumentación, poesía, poder.



»Dos poetas peruanos de la generación del cincuenta: Carlos Germán Belli y Jorge Eduardo Eielson

»El objetivo de nuestro artículo es comparar a dos autores peruanos de la denominada generación del cincuenta: Carlos Germán Belli (Lima, 1927) y Jorge Eduardo Eielson (1924-2006). El primero obtuvo el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en 2006; el segundo, el Premio Nacional de Poesía en 1945, entre otros galardones. Para comprender plenamente la obra de ambos poetas, resulta pertinente recordar la periodización de la poesía peruana, desde la época colonial hasta los años setenta del siglo pasado, que realiza Alberto Escobar (1973), quien señala que existen cuatro etapas.

»La primera es la de los mantenedores de la tradición hispánica y allí se ubican las poetisas Amarilis (autora de “Epístola a Belardo”, una emotiva carta-poema dirigida a Lope de Vega) y Clarinda (quien escribió “Discurso en loor a la poesía”, una loa al estro poético), además de Juan Valle Caviedes (poeta satírico que se burlaba de los médicos de su época sobre la base de un estilo barroco), Pedro Peralta y Barnuevo (cuya vena poética se revela en Lima fundada) y Diego de Hojeda, que produjo un poema religioso cuyo título es La cristiada.

»La segunda es la de los buscadores de las tradiciones propias, y en ese período se ubican autores como Mariano Melgar (quien escribió yaravíes, cantos de amor herederos del haraui andino prehispánico), los poetas románticos peruanos (como Ricardo Palma, Carlos Augusto Salaverry y Clemente de Althaus), José Santos Chocano (modernista, pero más propenso a la estética parnasiana), Manuel González (político, antecedente del indigenismo y buscador de nuevas formas estróficas) y Abraham Valdelomar (cuentista notable, pero poeta posmodernista que aborda temas como el hogar provinciano en “Tristitia” y El hermano ausente en la cena de pascua”.

»La tercera etapa es la de los fundadores de las tradiciones poéticas peruanas. José María Eguren, con Simbólicas(1911), marca el inicio de la lírica contemporánea en el Perú y es un poeta ejemplar. En este período se sitúan César Vallejo, una de las cumbres de la poesía en lengua castellana, quien con Trilce (1922) produjo una revolución vanguardista sin precedentes. Cabe mencionar, en el ciclo de los fundadores, a poetas vanguardistas como Emilio Adolfo Westphalen, César Moro, Martín Adán (quien produjo sonetos vanguardistas), Alejandro Peralta y Carlos Oquendo de Amat. Belli y Eielson, como poetas de la llamada generación del cincuenta, forman parte de la etapa de los fundadores, junto a Blanca Varela, Javier Sologuren, Alejandro Romualdo, Juan Gonzalo Rose, Wáshington Delgado y Efraín Miranda (Fernández Cozman, 2010). Escobar añade un cuarto período: el de los cuestionadores de las tradiciones poéticas peruanos, donde se ubican los representantes de las llamadas generaciones del sesenta (Antonio Cisneros, Rodolfo Hinostroza, Marco Martos, Luis Hernández, Juan Ojeda, Javier Heraud, entre otros) y del setenta (Enrique Verástegui, José Watanabe, Tulio Mora, Abelardo Sánchez León, por ejemplo). Estos autores destacan por la asimilación de los aportes de la lírica de lengua inglesa (Ezra Pound, T.S. Eliot, verbigracia) y por someter a tela de juicio los aportes de César Vallejo, entre otros autores.

»La crítica especializada (Hill, 1985; Cánepa, 1987; Cornejo Polar, 1994; Paoli, 1994; Sobrevilla, 2006) ha puesto de relieve cómo en la poesía de Belli se da una lucha entre el estilo tradicional (el uso de la sextina, por ejemplo) y el vanguardista (metáforas surrealistas al lado de giros coloquiales, verbigracia); asimismo, ha analizado de qué manera en la obra poética de Eielson se percibe una tendencia neovanguardista (Fernández Cozman, 1996) y cómo este poeta explora el espacio de la página en blanco (Rowe, 2002) o indaga por la dimensión corporal del ser humano a través del empleo de símbolos oníricos y de la mutación de la materia (Canfield, 2002). Otros investigadores, entre lo que destaca Morillo (2014), han intentado confrontar la poesía de Eielson con sus propias reflexiones sobre el hacer poético con el fin de precisar una intertextualidad que permita iluminar los principales ejes temáticos de la obra del autor de Habitación en Roma.

»Belli y Eielson comparten, obviamente, una vocación experimental que se evidencia en dos poemarios notables: El pie sobre el cuello y Habitación en Roma. ¿Cuál fue la razón que nos impulsó a elegir esos dos libros? Creemos que en ambos se observa el tema del poder con meridiana claridad. Los títulos de los volúmenes son de índole metonímica. El de Belli implica el empleo de la metonimia de instrumento: el pie representa (es un instrumento) el poder ejercido contra el cuerpo; en cambio, el poemario de Eielson muestra, de modo palpable, la metonimia de lugar para evidenciar la imposición del discurso del poder hegemónico:

»Decir Roma en vez de catolicismo constituye una metonimia de lugar. Habitación en Roma quiere decir, en principio, habitación en el mundo tecnológico, pues la presencia de los medios audiovisuales, de los avisos luminosos, de la tecnología atómica configura una de las problemáticas medulares de la modernidad (Fernández Cozman, Las huellas… 115-6).


»Hay algo que aparece en los dos poemarios: el empleo de topónimos. Eielson alude a Roma, a Hiroshima y a las distintas calles de la capital de Italia. Belli, por su parte, tiene dos referencias al Perú muy significativas en un libro de tan corta extensión. Los dos poetas emplean giros coloquiales. Eielson los utiliza de manera más directa; por su parte, Belli los mezcla creativamente a una sintaxis clásica de algunos ecos barrocos.

»Eielson nombra a protagonistas vinculados al arte: Giuseppe Ungaretti y Miguel Ángel Bounarrotti, verbigracia; por el contrario, Belli designa personajes o lugares mitológicos: Cupido, Erídano, Leteo, Betis, entre otros. Ambos escritores abordan el tema de la pobreza económica. En el primer texto de Habitación en Roma se afirma que “un animal tan milagroso/ carecería de vientre/ no tendría tantos hijos/ negros blancos amarillos/ que amanecen diariamente/ con la cara ensangrentada/ y los brazos amarrados/ con la lengua acuchillada/ y el estómago vacío” (Eielson, Poesía escrita 156).

»En “Amanuense” se dice: “aunque en verdad yo por mi seso raso, / y aun por lonjas y levas y mandones,/ que a la zaga me van dejando estable,/ ya a más hasta el gollete no poder,/ al pie de mis hijuelas avergonzado, cual un pobre amanuense del Perú” (Belli, Los versos… 110).

»En tal sentido, los dos poetas son herederos de César Vallejo (1991), quien, en “La cena miserable” o “La rueda del hambriento”, abordó la pobreza económica como eje temático fundamental. A diferencia de Poemas humanos donde el poeta de Santiago de Chuco vislumbra una utopía de justicia social (recuérdese el poema “Los desgraciados”), Belli y Eielson no perciben una salida a la crisis de la modernidad: el poder es ejercido, de modo violento, por los representantes del grupo hegemónico (“los mandones”, para Belli; la cultura audiovisual y la tecnología nuclear, para Eielson).

»Otro aspecto en el cual convergen ambos vates es la concepción del trabajo. Es pertinente mencionar que Poemas humanos constituye un antecedente de dicha idea, pues allí los mineros son vistos como intelectuales que unen, de manera fecunda, la teoría a la práctica.

»En los poemarios Habitación en Roma y El pie sobre el cuello, la actividad laboral se vincula con la deshumanización del hombre. En Habitación en Roma, leemos: “señores que sonríen y sonríen/ y operarios que trabajan y trabajan/ con miserables avenidas/ que huelen a ropa sucia” (Eielson, Poesía escrita 173). El amanuense, en El pie sobre el cuello, realiza una actividad degradante y, por lo tanto, nada creativa si la comparamos al acto lúdico y gratificante de escribir un poema.

»Eielson es más neovanguardista que Belli y juega con el espacio en blanco de la página a la manera de Carlos Oquendo de Amat. En cambio, Belli busca un equilibrio (no exento de conflicto) entre lo clásico y el arte de vanguardia. Sin duda, trae a la memoria Travesía de extramares de Martín Adán, donde el soneto ora clásico, ora barroco, se entremezcla con giros metafóricos de índole vanguardista.»





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