noviembre 30, 2016

«Rodolfo Lenz y la enseñanza del castellano como idioma patrio en Chile»



Guillermo Soto
«Rodolfo Lenz y la enseñanza del castellano como idioma patrio en Chile»

Boletín de Filología, vol. 51, n.º 1, 2016

Boletín de Filología | Universidad de Chile | Facultad de Filosofía y Humanidades | Departamento de Lingüística | Santiago de Chile | CHILE


Extracto del apartado Conclusión de la publicación en PDF




«Rodolfo Lenz no solo desempeñó un papel fundamental en la introducción de la lingüística científica moderna en Chile, sino también en las transformaciones que tuvieron lugar en el modo de enseñar el idioma patrio entre fines del XIX y principios del XX. En cumplimiento de sus funciones como profesor del Instituto Pedagógico, Lenz se hizo cargo de dos problemas centrales en la enseñanza del castellano: qué variedad de lengua enseñar y cómo hacerlo.

»Con respecto al primero, se preocupó de la cuestión de la determinación de lo que hoy llamaríamos la lengua estándar y de su relación con las variedades vernáculas, desde la perspectiva de un lingüista que no solo reconocía valor a los distintos dialectos de una misma lengua histórica, particularmente los populares, sino que veía en el “lenguaje vulgar” la manifestación más genuina del espíritu del pueblo chileno. Si bien desde el punto de vista estrictamente científico no hallaba interés en el estudio de la lengua literaria (“esa lengua castiza, la que se aprende en las clases de gramática castellana, esa lengua, por el momento, no me interesa nada”, llegó a escribir, 1894a: 122 [Ensayos filolójicos americanos. Anales de la Universidad de Chile LXXXVII]), reflexionó sobre la cuestión del estándar desde una posición ajena al purismo y próxima a lo que hoy consideraríamos una visión funcionalista del lenguaje.

»Con respecto al segundo problema, criticó el papel que se asignaba a la gramática en la enseñanza —fruto, a su juicio, de la confusión entre ciencia y arte— y defendió un método centrado en la práctica del idioma, en que la lectura de textos modélicos tomados no solo de las artes literarias, sino del periodismo, las ciencias y la cultura en general, desempeñaba un rol medular. También censuró el empleo acrítico de la gramática de Bello y defendió la actualización teórica y conceptual en la enseñanza gramatical. En todos estos casos, se apartó de las doctrinas bellistas, que tenían fuerte ascendiente en el país. Lejos de restringirse en estas materias a la reflexión intramuros de la academia, Lenz se preocupó de difundir sus ideas entre la elite de la época con el fin de incidir políticamente en el diseño curricular y en la formación de los futuros profesores de castellano, constituyéndose en un actor relevante en la discusión y ejecución de las políticas lingüísticas en un período crítico en la historia social y cultural de Chile.»





llave

Academia Española de la Lengua
Diccionario panhispánico de dudas
«Artículos temáticos»
s.v. llave




llave


1. Signo gráfico constituido por dos líneas sinuosas que, al juntarse, forman una pequeña punta en el centro. Se trata de un signo de los llamados dobles, ya que existe uno de apertura ({) y otro de cierre (}), aunque en su aplicación principal (→ [véase el siguiente punto] 2) se usa únicamente uno de ellos.


2. Se utiliza principalmente en cuadros sinópticos o esquemas, para abarcar varios elementos —cada uno escrito en una línea diferente— que constituyen una enumeración a partir de un concepto dado, que es el que genera la apertura de la llave. Normalmente se emplea el signo de apertura, aunque en esquemas complejos pueden combinarse ambos. El concepto a partir del cual se genera la llave se coloca en el centro de esta, y en ningún caso deben escribirse dos puntos entre estos dos elementos. Para resaltar los elementos abarcados por este signo pueden usarse rayas o cualquier otro tipo de marcador:


Consonantes

— Sordas

— Sonoras


Es posible utilizar el signo de cierre, si a partir de los elementos que componen la clasificación se quiere indicar el concepto que los abarca:


Paleolítico
Mesolítico
Neolítico

Edad de Piedra


3. También se emplean las llaves para presentar alternativas en un determinado contexto:


Prometo

venir mañana

que vendré mañana

a la fiesta.


Si se prefiere presentar las alternativas escritas en línea seguida, estas deben separarse por medio de barras:

«Según la naturaleza del verbo en cuestión, presentan diversas posibilidades [...]: Prometo {venir mañana/que vendré mañana}» (GDLE III [Esp. 1999] 3893).





General Rules for Other Secondary Authors (required) to Citing Conference Proceedings Vancouver Style



A secondary author for a proceedings modifies the work of the editor. Examples include translators and illustrators.

Use the same rules for the format of names presented in Editor above.

Follow the last named secondary author with a comma and the role played. For example: the word illustrator or illustrators, translator or translators.

End secondary author information with a period.

If there is no editor, move any translators to the editor position in the reference.


Según:

Citing Medicine: The NLM Style Guide for Authors, Editors, and Publishers [Internet]. 2nd edition. Chapter 3: Conference Publications






noviembre 29, 2016

Reedición francesa de La nueva tipografía (Die Neue Typographie, 1928) de Jan Tschichold









«Ena Cardenal de la Nuez, Premio Gràffica 2016»




Gràffica (@graffica_info)




«El jurado decidido otorgar un Premio Gràffica 2016 a Ena Cardenal de la Nuez por su gran trayectoria, premios y dedicación al diseño. Por su trabajo tipográfico equilibrado y atemporal. Por ser una mujer luchadora y embajadora del buen diseño canario. Por su discreción y constancia en el trabajo.

»Ena Cardenal de la Nuez (Las Palmas de Gran Canaria, 1968) estudió Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid. Entró en el diseño gráfico por casualidad.

»Entre 1996 y 2002 trabajó como directora de arte en agencias como Tiempo BBDO y TBWA. A partir de ahí deja el mundo de la publicidad para ejercer como diseñadora independiente. Desde entonces, su carrera se centra en el desarrollo de proyectos gráficos de identidad corporativa para exposiciones, publicaciones y catálogos.

»Abrir el portfolio de Ena Cardenal es aventurarse en un viaje en el que descubrimos paisajes visuales donde brilla la gráfica sencilla. Sus trabajos editoriales tienen una impecable factura que se observa en el tratamiento de la composición, la tipografía, la estructura de líneas, la geometría… Todo se funde, dando al conjunto un aspecto ordenado y sereno, pero también coherente.

»Sus clientes son instituciones y empresas, tales como el Instituto Cervantes de Nueva York, La Casa Encendida, Casa África, Artium, Iberdrola, Centro de Arte Santa Mónica, La Fábrica Publishers, MUSAC, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Turner Editores, el Museo Picasso Málaga, Biblioteca Nacional, Museo del Barrio de Nueva York y Vinçon.

»Ha dado conferencias sobre diseño en el Istituto Europeo di Design y ha participado en seminarios en el Master en Museología y Gestión Cultural de la Universidad de La Laguna y Elisava.

»Su trabajo ha sido reconocido con numerosos premios, entre los que destacan: D&AD Awards (2008 / 2009 / 2010 / 2012 / 2013 / 2014), AIGA 50 Books / 50 Covers (2009) y varios Type Directors Club (2008 / 2009 / 2010 / 2013).»





«O tempo e os mapas: formas, percepções e representações do tempo nos mappaemundi medievais»



Thiago Borges
«O tempo e os mapas: formas, percepções e representações do tempo nos mappaemundi medievais»

Eikón Imago, vol. 5, n.º 1, 2016

| Universidad Complutense de Madrid | Departamento de Historia del Arte I (Medieval) | Grupo de Investigación CAPIRE (Colectivo para el Análisis Pluridisciplinar de la Iconografía Religiosa Europea) | Madrid | ESPAÑA


Extracto de los apartados 1 y 3 de la publicación en PDF. Véanse las referencias bibliográficas en la publicación original del texto.




«A historicidade do tempo medieval, um breve percurso teórico

»Cerca de quinze séculos separam as Confissões de Agostinho e os recentes desdobramentos da teoria quântica de Einstein e Hawking. Entretanto, para além das especificidades que permeiam estas duas realidades – que facilmente tornariam esta comparação incoerente e incabível –, uma similitude nos desperta particular atenção: a busca e o interesse ininterrupto das sociedades humanas em compreender e explicar as formas, os limites e os sentidos do tempo. Formas de um tempo histórico, mitológico, ontológico e natural que, na exatidão meticulosa de nossa era, se curva aos direcionamentos e exigências de um tempo imediatista, humano, racionalizado e relativizado. Tempo capaz de assimilar as sutilezas de suas próprias temporalidades, que se mantém dependente das subjetividades humanas e das oscilações sociais e que, entre a religiosidade e a ciência, traduz os discursos e intenções de uma dimensão socialmente construída pelas relações de dominância e poder que regem os homens e o tempo.

»Seria mais plausível, portanto, pensarmos não somente no tempo da história, mas sim, nos tempos da história, uma vez que as formas, os conceitos e as percepções do tempo variam, impreterivelmente, em consonância com os processos resultantes das dinâmicas humanas em sua contínua relação com o tempo e o espaço. Destituído de seu caráter absoluto, estas percepções assumem, no curso da história, uma multiplicidade de sentidos e simbolismos que se estendem entre a ciclicidade do eterno retorno e a linearidade do continuum temporum, consolidando-se, no âmbito da historiografia contemporânea, como “uma grandeza que se modifica com a história, e cuja modificação pode ser deduzida da coordenação variável entre experiência e expectativa”.

»Assim, enquanto aos olhos do historiador o tempo se constitui “como uma floresta para dentro da qual os homens, pela narrativa histórica, lançam seu clamor, a fim de compreenderem [...] o que lhes é presente sob a forma de experiência do tempo e poderem esperar projetar um futuro com sentido”, para o homem medieval, por outro lado, a tônica concentrava-se na brevidade incalculável de um tempo sufocado entre o prestígio de um passado idealizado e a inquietante espera dos últimos dias. Assim, para Agostinho, quod autem nunc liquet et clarete, nec futura sunt nec praeterita, nec proprie dicitur: tempora sunt tria, praeteritum, praesens et futurum, sed fortasse proprie diceretur: tempora sunt tria praesens de praeteritis, praesens de praesentibus, praesens de futuris. Sunt enim haec anima tria quaedam et alibi ea non uideo praesens de praeteritis memoria, praesens de praesentibus contuitus, praesens de futuris expectatio.

»São estas fronteiras aparente imóveis do tempo medieval que particularmente nos interessam neste breve estudo. Tempo de um presente contínuo e impreciso, capaz de reviver e relembrar, nas celebrações profanas ou nos rituais litúrgicos, as reminiscências do passado mais longínquo. Tempo de uma sociedade dual e plural que experimentou uma vasta indiferença pelo tempo e que não conheceu, em absoluto, uma verdade cronológica única e incontestável. Que vivenciou o tempo das cronologias, genealogias e hagiografias, o tempo dos anais e das crônicas universais, o tempo das cidades, dos mercadores e oradores. É preciso, portanto, não perder de vista o caráter essencialmente dualista e simbólico que deriva das percepções temporais no Ocidente medieval cristão que, como nas demais sociedades tradicionais, “é dominada pelo passado, referência ideal de legitimação dos fatos presentes, mas, como veremos adiante, acrescenta ai o peso esmagador do futuro, sob a forma de espera escatológica de um além-eterno”.

»Passado, presente e futuro situam-se em um plano aparentemente homogêneo e linear, de tal modo que, para estas sociedades, as realidades presentes parecem não se separar daquilo que já foi e daquilo que há de vir. Estamos diante de uma multiplicidade de tempos percebidos, pensados e vividos em que a narrativa bíblica se entrelaça naturalmente a temporalidade cotidiana dos homens, remarcando a historicidade comumente atribuída a personagens e eventos que coexistem em planos distintos. No âmbito do pensamento religioso, portanto, “o tempo não é nem homogêneo nem contínuo; há, por um lado, os intervalos de tempo sagrado, o tempo das festas e, por outro, há o tempo profano, a duração ordinária na qual se inscrevem os atos privados de significado religioso”.

»Realidades aparentemente tão contrastantes que, no entanto, confluem sobre um mesmo regime de historicidade, pois, como assinala Philippe Ariès, “nenhuma outra religião, no Ocidente ou no Oriente, se definia, segundo seus textos essenciais, verdadeiramente como uma História”. História gestada, orientada e santificada que, no Ocidente medieval, ia além da percepção do tempo histórico, “visto que Deus encarnou, isto é, que assumiu uma existência humana historicamente condicionada, a História torna-se suscetível de ser santificada”. Esta constante e contrastante dualidade estabelecida entre os homens medievais e o seu tempo se constitui, no presente momento, como nosso principal foco de interesse, apreciação e análise. Assim, entre a ciclicidade do tempo litúrgico e a linearidade do tempo bíblico, passaremos ao reconhecimento das formas e dos simbolismos atribuídos, no âmbito da cartografia medieval, aos conceitos, percepções e representações do tempo no Ocidente medieval cristão.


»[...]


»O tempo e os mapas

»Nos limites de um universo simbólico e atemporal, em que elementos bíblicos, históricos, reais e imaginários coexistem em um plano perfeitamente homogêneo, a cartografia medieval se estrutura a partir de uma extraordinária montagem de tempos heterogêneos que, entre o realismo e o simbolismo, constituem verdadeiros mosaicos de memórias, eventos e tradições que remontam aos mais remotos primórdios da história cristã. Por seu gosto enciclopédico, estas singulares expressões da cultura medieval oscilam naturalmente entre o peso da tradição e as especificidades de seus contextos circundantes e, portanto, não devem ser sistematizadas como meros instrumentos operativos, uma vez que, nestes casos, o tempo e o espaço adquirem uma fisionomia essencialmente vinculada a uma “estrutura alegórica, com referências apenas ocasionais à conformação terrestre, mesmo quando era perfeitamente conhecida”.

»Com um olhar voltado para uma realidade distinta, estes mapas-múndi assumem o duplo papel de “descrição legítima e legitimadora de uma peculiar imagem do mundo, pois foram construídos com o amparo em autoridades clássicas e eclesiásticas, e com a função de reafirmar os eixos principais desta imagem”. Fundamentado por uma infinidade de fontes e tradições, seria mais razoável, portanto, pensarmos estes manuscritos como uma espécie de crônica, que “não somente atraiu informações herdadas do exemplar que lhe serve de modelo imediato, mas também foi aberto a adições e subtrações inspiradas pelo local de interesse por parte do cartógrafo ou do patrono”.

»É necessário, portanto, compreendermos esta dicotomia espaço-temporal sob uma dupla perspectiva analítica: uma objetiva, imediata e sensitiva; outra subjetiva e intimamente dependente dos códigos mentais, das lógicas culturais e das práticas sociais de cada civilização em particular. Pois, longe de serem representações inócuas e puramente estéticas, essas imagens participam e influenciam determinantemente nas relações sociais e, sobretudo, “nas relações entre os homens de seu tempo e o mundo sobrenatural”. Assim, é importante considerarmos que, aquilo que para nós é falso não o era para os homens dessa época, era, antes de tudo, “a verdade suprema em torno da qual se agrupavam todas as suas representações e as suas ideias, uma verdade à qual se referiam todos os seus valores culturais e sociais”. Neste contexto de sensibilidades e verdades ambivalentes, a realidade cotidiana se confundia, uma vez mais, no tempo e no espaço, com a universalidade e a sacralidade da história cristã.

»Sob tais perspectivas, compreendemos que a cartografia medieval se diferencia das demais tradições cartográficas pela importância e pelo destaque iconográfico comumente atribuído às representações de seus espaços sagrados, elemento que, do texto à imagem, tornou possível a constituição e consolidação de uma nova imagem do mundo, capaz de convergir o realismo sensitivo do mundo profano e os simbolismos próprios do universo sagrado. Diante destas imagines mundi o homem se via, portanto, diante da própria história do mundo, relembrando e contemplando, por intermédio das imagens, tudo aquilo que, para muitos, estava acessível somente pela leitura dos textos canônicos. Esta dimensão pragmática e funcional, que permanece subscrita nos longos traços que compõem um mapa-múndi medieval, nos remete a célebre fórmula de Gregório Magno que, em princípios do século VI, exaltava o poder didático e doutrinário das imagens sagradas: “ab re non facimus si per visibilia invisibilia demonstramus”.

»Tomadas por este prisma, as representações de Adão e Eva no centro do Jardim do Éden, da Arca de Noé junto ao Monte Ararat, do Mar Vermelho, da Torre de Babel, das terras amaldiçoadas de Gog e Magog ou da Terra Santa de Jerusalém assumem, nestes contextos, sentidos e simbolismos que evidentemente perpassam a simples referência espacial de seus limites espaciais. Entretanto, frente à diversidade de símbolos e formas que estas representações assumem em contextos específicos, algumas considerações tornam-se particularmente relevantes.

»De início, o Paraíso, que, seguindo estritamente o texto bíblico, é sempre representado no extremo Oriente da carta. Ali, “onde o Senhor situou o Jardim do Éden”, observa-se a ocorrência de pelo menos dois padrões figurativos distintos que, ademais de suas especificidades iconográficas, encontram-se igualmente fundamentados pelo texto bíblico. A este respeito, Aires do Nascimento assinala que “a iconografia que acompanha a narrativa bíblica das origens apresenta uma multiplicidade de aproveitamentos da narrativa genesíaca e sobrepõem-lhe leituras particulares” que, em muitos casos, perpassam o campo das interpretações textuais e recebem, no universo das representações cartográficas medievais, novos e instigantes sentidos.

»No grande mapa-múndi de Ebstorf (c. 1234), por exemplo, o Jardim do Éden situa-se em um espaço distinto, inacessível aos homens, pois, como ressalta Gervásio de Tilbury, seus limites encontram-se “a nostra habitabile regione segregatus”. Seguindo estritamente as descrições de Gênesis 2:1-17, o mapa de Ebstorf representa as figuras de Adão e Eva no interior do Jardim, remetendo, portanto, a uma temporalidade anterior a queda do homem, tempo da inocência humana e da obediência a Deus. Cercados pelas árvores e pelos quatro rios que fluem da fons paradisi, Adão e Eva são representados nus, próximos à Árvore do Conhecimento do Bem e do Mal que ocupa o centro do Éden. Envolta no tronco desta grande árvore central, uma serpente de composição antropozoomórfica parece dialogar com Eva, relembrando, portanto, o advento da tentação e da corrupção do homem.

»Um segundo modelo figurativo, que em certa medida complementa o primeiro, faz-se pela representação do momento da expulsão de Adão e Eva do Paraíso. No âmbito da cartografia medieval, estas representações, que comumente seguem as descrições de Gênesis 3:23-24, podem ser verificadas, por exemplo, no mapa-múndi de Ranulf Higden, manuscrito do século XIV, que, de forma bem sutil, representa as figuras aparentemente envergonhadas de Adão e Eva caminhando para dentro dos limites da orbis terrarum, transitando, numa perspectiva simbólica, da eternidade do Paraíso para os limites temporais do mundo dos homens.

»Em outros manuscritos, entretanto, estas imagens são representadas de forma composta, destacando, em uma narrativa visual aparentemente única e linear, diferentes excertos do texto bíblico. Esta construção imagética pode ser visualizada no grande mapa-múndi que atualmente se conserva na Catedral de Hereford, em Inglaterra. Datado de finais do século XIII, este portentoso manuscrito converge em seus traços dois momentos distintos da narrativa edênica, transitando entre a pureza primordial e a degradação do gênero humano pelo ato de desobediência. No primeiro deles, Adão e Eva são representados no interior do Jardim do Éden, seguidos das tradicionais representações da Árvore, da Serpente e dos quatro rios fluem da fonte do paraíso. Logo abaixo, em um segundo momento, as figuras de Adão e Eva são representadas no exterior do Jardim, diante de um anjo que, por seu gesto, nega-lhes a entrada no Paraíso. Alocadas no topo do manuscrito, no extremo Oriente do mapa, estas representações parecem historicizar o advento do pecado original trazendo, para o tempo dos homens, as reminiscências de um evento que remonta aos primórdios da história bíblica.

»Numa perspectiva histórica, as implicações e interpretações decorrentes desta traditio pecatti fomentaram extensos embates teológicos desde os séculos iniciais da Idade Média, interferindo diretamente nas concepções relativas às propriedades da natureza e da liberdade humana. Agostinho, por exemplo, em repúdio as proposições heréticas do pelagianismo, recorre ao texto bíblico para advogar a ideia de que a corrupção da Criação se instituiu pela ação de um único homem e, pelo pecado, estabeleceu-se, entre os homens, a morte. O pecado tornava-se, então, original, algo inerente à própria natureza humana e somente poderia ser suplantado pela “intervenção decisiva e escatológica do Apocalipse”. Entretanto, em defesa de Cristo e da cristandade, Agostinho relembra que: “assim como pela falta de um só, resultou a condenação de todos os homens do mesmo modo, da obra de justiça de um só, resultou para todos os homens a justificação que traz a vida”.

»Do texto bíblico aos traçados cartográficos, a exaltação desta doutrina salvacionista faz-se visualmente presente, no caso do mapa de Hereford, pela representação, acima do círculo terrestre, em uma dimensão metahistórica, do Juízo Final, em que Cristo, tal como descrito no livro da Revelação, encontra-se em santidade diante das almas dos que serão julgadas por seus pecados. À sua direita, os anjos acolhem as almas daqueles que são encaminhados à Cidade de Deus, confirmando, assim, a promessa do apóstolo João; à esquerda, situam-se as almas daqueles que foram condenados aos tormentos do submundo e são amarrados e arrastados por criaturas demoníacas em direção ao inferno.

»Diante destas representações é interessante notar que, seguindo os tradicionais modelos figurativos do Juízo Final, no mapa-múndi de Hereford os corpos daqueles que são condenados ao inferno são representados totalmente desnudos, em nítido contraste com aqueles que, com os corpos recobertos, são levados para junto de Deus. Esta iconografia nos remete, uma vez mais, à obra de Santo Agostinho, o primeiro a atribuir uma forma corpórea às almas dos mortos, permitindo que estes pudessem sentir os prazeres ou os tormentos do além. No universo das representações figurativas medievais, esta similitudo corporis era simbolizada, portanto, pela pureza associada às vestes que cobriam os corpos dos bons e a nudez que execrava e condenava os corpos dos maus51. Assim, entre a idealização das origens e as expectativas do fim dos tempos, estes manuscritos foram capazes de tornar visível toda a história da humanidade transitando, com aparente naturalidade, entre diferentes estratos temporais.»





Specific Rules #3 for Edition (required) to Citing Conference Proceedings Vancouver Style: First editions



If a proceedings does not carry any statement of edition, assume it is the first or only edition.

Use 1st ed. only when you know that subsequent editions have been published and you wish to cite the earlier one.


Según:

Citing Medicine: The NLM Style Guide for Authors, Editors, and Publishers [Internet]. 2nd edition. Chapter 3: Conference Publications


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Specific Rules #1 for Edition (required) to Citing Conference Proceedings Vancouver Style: Abbreviation rules for editions

Specific Rules #2 for Edition (required) to Citing Conference Proceedings Vancouver Style: Non-English words for editions

Specific Rules #3 for Edition (required) to Citing Conference Proceedings Vancouver Style: First editions

Example Entries for Edition (required) to Citing Conference Proceedings Vancouver Style






noviembre 25, 2016

«How Digital Are the Digital Humanities? An Analysis of Two Scholarly Blogging Platforms»



Cornelius Puschmann y Marco Bastos
«How Digital Are the Digital Humanities? An Analysis of Two Scholarly Blogging Platforms»

PLoS ONE 10(2): e0115035


Extracto del apartado Discussion.




«The results reported in this study can be summarized in two parts. Firstly, we found a substantial oneway dependency of DH (Digital Humanities) terms on their unprefixed counterparts, as most blog posts dedicated to DH also included references to the corresponding humanities term (89% on HASTAC (Humanities, Arts, Science, and Technology Alliance and Collaboratory platform) and 98% on Hypotheses). DH related labels are considerably more frequent in HASTAC pointing to an unequal adoption of Digital Humanities related terms in different local contexts. Secondly, we found a tendency in Hypotheses towards focused thematic areas representing disciplinary interests contrasted with a tendency to discuss more general, crossdisciplinary themes in HASTAC.

»In terms of institutional branches of humanities research, history is the areas with the largest number of posts across the networks for the sample of topics considered in this study. Areas that are not traditionally associated with humanities research (or institutions that support the field), i.e. library and media, also account for a considerable portion of the posts. We also found considerable topical differences between the two platforms. While traditional areas of the humanities and social sciences (History, Art, Law) are clearly represented in Hypotheses, HASTAC is topically more crossdisciplinary and less focused on single disciplines.

»Some of these topics show considerable overlap between the networks (i.e. Social Media and Data), highlighting the fact that there are areas in which users of HASTAC and Hypotheses have similar interests, while others are considerably more predominant in one of the networks. Although both networks are on the forefront of the Digital Humanities research agenda, they present considerable differences in how explicitly they use new disciplinary labels (HASTAC) and address wellestablished disciplinary themes without explicitly associating them with DH (Hypotheses).

»The differences we observed highlight that two platforms that attract broadly similar user communities may still differ considerably with regards to topics. We interpret the differences in adoption of Digital Humanities terminologies and topics across the networks to mirror different developments in DH. Whereas digital learning, digital literacy, and particularly digital scholarship are particularly prominent labels on HASTAC, Hypotheses is mostly focused on digital libraries, digital history, and digital archives.

»These differences are of qualitative and quantitative nature reflecting not just the personal preferences of bloggers and users, but may also indicate broader conceptual differences. While blog posts in HASTAC tend to raise issues suitable for (controversial) discussion, contributions in Hypotheses more closely mirror traditional expository humanities genres (e.g. book chapters or essays). Moreover, while HASTAC is a social network in which users can create profiles and interact with other users by posting and commenting on content, Hypotheses is a publishing platform with lesser emphasis on community building than HASTAC, and a closer alignment with traditional genres of publishing.

»The content of each network also presents considerable variation in terms of formats and style. The prominence of Topic #12 (Chatter) in HASTAC indicates that HASTAC’s blog entries are conceptually more like casual conversation rather than academic writing. As blogs serve different purposes for different users, the data necessarily includes posts of different genres comprising of short essays, conference reviews, book reports, group discussions, and general academic advertising. While HASTAC and Hypotheses are interdisciplinary in character, they have a strong slant towards the humanities, particularly towards learning and digital media on HASTAC, and specifically towards history on Hypotheses. Common to both networks is the small proportion of users producing the large majority of the content, which leads to a typical longtail distribution of content within the platforms.

»In the last instance, the results reported in this study show that the variety of terms and topics associated with DH is locally configured and reflects different conceptualizations of what constitutes DH. We expect this study to be informative for future research grappling with the rapid establishment of DH in humanities departments. At any rate, it will be interesting to follow the ongoing maturation of both platforms and their respective approaches to scholarly blogging, as well as the different conceptualizations of Digital Humanities scholarship in North American and European contexts.»





«La expresión del tabú: estudio sociolingüístico»



Ana María Cestero Mancera
«La expresión del tabú: estudio sociolingüístico»

Boletín de Filología, vol. 50, n.º 1, junio de 2015

Boletín de Filología | Universidad de Chile | Facultad de Filosofía y Humanidades | Departamento de Lingüística | Santiago de Chile | CHILE


Extracto del apartado Conclusiones de la publicación en PDF




«En las páginas precedentes hemos ofrecido datos relevantes acerca del uso que hacen los madrileños de expresiones lingüísticas que aluden a conceptos o realidades tabú, en discurso oral, producido en un registro medio de lengua. La situación comunicativa explica el uso mayoritario de expresiones neutras o indirectas, pertenecientes a las esferas social, religiosa o sexual, y empleadas con el fin básicamente de informar. En cualquier caso, los resultados obtenidos en los análisis realizados nos permiten constatar la pervivencia del tabú lingüístico en el siglo XXI, si bien en grados muy diferentes en las distintas esferas y áreas conceptuales, así como la finalidad pragmática y los factores sociales que se relacionan habitualmente con su empleo.

»El estudio de la incidencia de las características sociales de los hablantes, específicamente el sexo, la edad, el nivel de instrucción y la zona de residencia (asociada a clases medias y bajas –distrito de Vallecas– o medias y altas –distrito de Salamanca–) ha revelado datos de gran interés que indican la existencia de patrones sociopragmáticos en el uso y la pervivencia de expresiones que aluden o han aludido a conceptos o realidades tabú. Como ya se había constatado en los estudios sociolingüísticos previos, las mujeres, habitualmente con un discurso con mayor riqueza léxica, utilizan más expresiones interdictas que los hombres, pero eligiendo, mayoritariamente, formas neutras o procedimientos indirectos; los hombres, por su parte, en proporción, utilizan más expresiones directas, marcadas, que las mujeres. En la interacción semiformal de las madrileñas, las expresiones que nos ocupan se usan más para informar y encubrir que en la de los madrileños, mientras que los hombres enfatizan y atenúan con ellas más que la mujer. Además, la mujer hace más uso de expresiones pertenecientes a la esfera religiosa y social que el hombre, las menos tabuizadas, y el hombre utiliza más asiduamente expresiones de la esfera sexual y escatológica que la mujer.

»En Madrid, los mayores y los adultos hacen un empleo mucho más destacado de expresiones que hacen referencia a conceptos o realidades interdictas que los jóvenes. No obstante, como se ha revelado en otros estudios de corte sociolingüístico, los jóvenes madrileños, proporcionalmente, son los que más las emplean de manera marcada, ya sea indirecta o directamente, especialmente para enfatizar. Por otro lado, los jóvenes emplean en su discurso semiformal más expresiones sexuales y escatológicas que los adultos y que los mayores; estos últimos utilizan en mayor proporción las pertenecientes a la esfera social que los miembros de los otros grupos, y los mayores, por su parte, utilizan más las propias de la esfera mágico-religiosa que el resto de informantes. Podemos decir, pues, que el poder y la seguridad que confiere la edad favorece o no limita tanto, la expresión del tabú, si bien depende del grado de interdicción de las esferas y de los conceptos interdictos a los que se alude.

»Por último, el nivel de instrucción de los sujetos se ha mostrado, también, como factor significativo: utilizan más expresiones para hacer referencia a conceptos o realidades tabú las personas con instrucción primaria, que las que tienen un grado medio o alto de instrucción, si bien hacen un uso más asiduo, proporcionalmente, de unidades lingüísticas neutras o indirectas. Además, junto con los informantes de nivel medio, son los que más las emplean con finalidad informativa, mientras que los sujetos con educación superior hacen un uso destacado de nuestras expresiones con finalidad encubridora y enfatizadora. Por otra parte, los madrileños con estudios primarios son los que, en proporción, más emplean expresiones de la esfera escatológica, en contrapartida a los que tienen estudios medios, que son los que más utilizan expresiones de la esfera mágico-religiosa, y a los individuos con estudios superiores, que son los que hacen un mayor uso de expresiones de la esfera social y de la sexual. De nuevo, podemos ver que el poder y la seguridad que proporcionan los estudios y la clase social están en estrecha relación con la expresión directa, marcada y enfática, así como con el empleo de formas pertenecientes a esferas sobre las que pesan diferentes grados de interdicción.

»Los datos que acabamos de ofrecer confirman muchos de los hallazgos de estudios sociolingüísticos previos sobre el tabú, pero, en esta ocasión, obtenidos a partir del análisis de lo que acontece en discurso oral, semiformal, y con respecto a esferas interdictas distintas de la sexual. Esperamos ofrecer en breve información más detallada sobre las formas de uso frecuente y la configuración de las esferas mismas y los resultados de la segunda parte de la investigación, en la que estamos atendiendo a qué percepción muestran los madrileños del empleo que hacen de expresiones tabú a partir del estudio de los resultados de cuestionarios, aplicados a sujetos madrileños de los distritos de Vallecas y Salamanca, diseñados teniendo en cuenta los empleados en diversos estudios sociolingüísticos y recogidos para tal fin.»





Specific Rules #2 for Edition (required) to Citing Conference Proceedings Vancouver Style: Non-English words for editions



For non-English edition statements written in the roman alphabet (French, German, Spanish, Italian, etc.):

Provide the name in the original language.

Abbreviate common words used in edition statements if the language is a familiar one.

Capitalize only the first word and proper nouns unless the particular language requires capitalization of other words.

Ignore diacritics, accents, and special characters in words. This rule ignores some conventions used in non-English languages to simplify rules for English-language publications.

_ Treat letters marked with a diacritic or accent as if they are not marked:

Å treated as A

Ø treated as O

Ç treated as C

Ł treated as L

à treated as a

ĝ treated as g

ñ treated as n

ü treated as u


_ Treat two or more letters printed as a unit (ligated letters) as if they are two letters:

æ treated as ae

œ treated as oe


Do not convert numbers or words for numbers to arabic ordinals as is the practice for English language publications. This assists those unfamiliar with a language and avoids awkward constructions.

Separate the edition from the title proper by a space.

Retain the punctuation used in the edition statement.

Follow abbreviated words by a period and end edition information with a period.

Examples:

Ed. 1a.

5. ed. interamente riv. e aggiornata.

2. ed. veneta.

Nuova ed.

Seconda ed.

4a ed. rev. e ampliada.

2° ed. ampliada y actualizada.


For an edition statement written in Cyrillic, Greek, Arabic, Hebrew, or Korean:

Romanize (write in the roman alphabet) the words for edition. A good authority for romanization is the ALA-LC Romanization Tables.

Abbreviate common words used in edition statements if the language is a familiar one

Capitalize only the first word and proper nouns unless the particular language requires capitalization of other words

Ignore diacritics, accents, and special characters in words. Treat letters marked with a diacritic or accent as if they are not marked. This rule ignores some conventions used in non-English languages to simplify rules for English-language publications.

Examples:

ĉ or ç becomes c


Do not convert numbers or words for numbers to arabic ordinals as is the practice for English language publications. This assists those unfamiliar with a language and avoids awkward constructions.

Separate the edition from the title proper by a space

Retain the punctuation used in the edition statement

Follow abbreviated words by a period and end all edition information with a period

Examples:

Izd. 3., perer. i dop.

2. dopunjeno izd.

2. ekd. epeux.

3. ekd.


For an edition statement written in a character-based language such as Chinese and Japanese:

Transliterate or translate the words for edition.

Do not abbreviate any of the words or omit any words.

Use the capitalization system of the particular language.

Ignore diacritics, accents, and special characters in words. Treat letters marked with a diacritic or accent as if they are not marked. This rule ignores some conventions used in non-English languages to simplify rules for English-language publications. Examples:

ŏ becomes o

ū becomes u


Do not convert numbers or words for numbers to arabic ordinals as is the practice for English language publications. This assists those unfamiliar with a language and avoids awkward constructions.

Separate the edition from the title by a space.

Retain the punctuation used in the edition statement.

End all edition information with a period.

Examples:

Shohan.

Dai 1-han.

Dai 3-pan.

Di 3 ban.

Cai se ban, Xianggang di 1 ban.

Che 6-p`an.



To help identify editions in other languages, below is a brief list of Non-English words for editions with their abbreviations, if any (n.a. = not abbreviated):


Language

Word for Edition

Abbreviation

Danish
oplag
n.a.
udgave
Dutch
uitgave
uitg.
editie
ed.
Finnish
julkaisu
julk.
French
edition
ed.
German
Ausgabe
Ausg.
Auflage
Aufl.
Greek
ekdosis
ekd.
Italian
edizione
ed.
Norwegian
publikasjon
publ.
utgave
utg.
Portuguese
edicao
ed.
Russian
izdanie
izd.
publikacija
publ.
Spanish
edicion
ed.
publicacion
publ.
Swedish
upplaga
n.a.


Según:

Citing Medicine: The NLM Style Guide for Authors, Editors, and Publishers [Internet]. 2nd edition. Chapter 3: Conference Publications


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Specific Rules #3 for Edition (required) to Citing Conference Proceedings Vancouver Style: First editions

Example Entries for Edition (required) to Citing Conference Proceedings Vancouver Style






noviembre 24, 2016

Innovation Centre Denmark: «Organizing Digital Production»



Innovation Centre Denmark. Ministry of Foreign Affairs of Denmark





«Industry 4.0 requires new digital solutions, digital business, software integrated processes; a holistic way of looking at digitalization.

»Watch our innovation attachés and executive directors from Innovation Centre Denmark in New Delhi, Munich and Silicon Valley.

»Much has happened within US manufacturing since the first Ford T model rolled off the assembly line in 1908, embodying the 2nd Industrial Revolution. The Obama Administration launched an initiative, Advanced Manufacturing Partnership in 2011, bringing together industry, Engineering, universities and the federal government to invest in emerging technologies.»





Peter Brown (Australian National University (ANU) - College of Arts and Social Sciences): «De la rhétorique au “rhetoric”: petite histoire d'une grande ambivalence»



Peter Brown
«De la rhétorique au “rhetoric”: petite histoire d'une grande ambivalence»

Hermès, La Revue, vol. 3, n.º 58, 2010

Hermès, La Revue | Ministère de l'Éducation nationale, de l'Enseignement supérieur et de la Recherche | C.N.R.S. (Centre National de la Recherche Scientifique) | Institut des sciences de la communication | Paris | FRANCE


Voir le PDF




«En anglais, le mot rhetoric a tendance à signifier “discours creux, vide” dont le but est d’obscurcir la vérité, d’où l’expression courante “ce n’est que de la rhétorique” qui exprime un écart radical entre discours et vérité, entre rhétorique et savoir. Si cette séparation relève d’une spécificité anglo-saxonne, elle n’en remonte pas moins aux origines de la rhétorique même, chez les Grecs de l’Antiquité. Le rapport entre rhétorique et savoir constitue un très vieux problème où les ambivalences et les antagonismes ressortent sous des formes différentes selon les époques.

»Chez Homère certains héros sont honorés pour leur capacité à encourager leurs compagnons à agir comme il faut. Avec la montée du polis démocratique, savoir bien parler devient de plus en plus important dans la vie civique et politique des villes de la Grèce antique.

»Les sophistes focalisent sur le logos, c’est-à-dire sur le discours, son fonctionnement et son pouvoir. Ils définissent les parties du discours, analysent la poésie, étudient les stratégies d’argumentation et débattent de la nature de la réalité. Ils y voient aussi une dimension éthique et prétendent rendre “meilleurs” leurs étudiants, c’est-à-dire qu’ils enseignent la vertu. L’excellence humaine n’est donc pas à leurs yeux un accident du hasard ou liée à des origines nobles, mais il s’agit d’un art ou d’une technê qu’on peut enseigner et apprendre.

»La rhétorique devient ainsi un art important qui permet aux orateurs d’avoir les formes, les moyens et les stratégies de persuader le public de la justesse de leurs propos. Pour certains philosophes de l’Antiquité, savoir employer habilement les outils de la rhétorique est donc essentiel si l’on veut découvrir la vérité, parce que c’est la rhétorique qui fournit les moyens d’organiser et de clarifier des arguments.

»Mais les sophistes pensent également qu’à tout argument peut s’opposer un contre-argument, et que la “vérité” est fonction de la probabilité qu’un argument semble vrai aux yeux du public. Les sophistes ont aussi la réputation de pouvoir transformer un argument “faible” en un argument “fort” (Romilly, 1988).

»Platon souligne les différences entre la vraie rhétorique et la fausse rhétorique, surtout dans ses dialogues (Gorgias, Phèdre), où le philosophe critique l’idée des sophistes selon laquelle l’art de la persuasion, la “rhétorique”, peut exister indépendamment de l’art de la dialectique. Selon Platon, puisque les sophistes font appel seulement à ce qui semble être vraisemblable ou probable, plutôt qu’à ce qui est essentiellement vrai, ils n’améliorent pas du tout leurs élèves ou leur public. Selon lui, seule la philosophie peut faire cela, par le biais de la dialectique qui permet d’atteindre la vérité au-delà des apparences.

»Aristote, quant à lui, rédige un traité L’Art de la Rhétorique dans lequel il prétend que “la rhétorique est la contrepartie de la dialectique”. Si la méthode dialectique est nécessaire pour découvrir la vérité dans la sphère théorique, la rhétorique, en revanche, est utile voire nécessaire dans la sphère pratique, par exemple devant les tribunaux ou une assemblée politique, domaines où il faut savoir persuader.

»Chez les Romains, notamment Cicéron (Ier siècle av. J.-C.; De oratore) et Quintilien (Ier siècle ap. J.-C.), la rhétorique poursuit la tradition héritée des Grecs. Quintilien déplore la séparation qui existe entre la rhétorique et la vie civique du citoyen (De l’institution oratoire). Il met l’accent sur l’importance de l’art de la rhétorique et la formation de l’orateur parfait, tout en critiquant la montée de la rhétorique comme divertissement qui privilégie l’ornamentation dans l’art de l’argumentation, aux dépens de la substance. Saint Augustin, devenu chrétien, s’intéresse à l’art “païen” de la rhétorique pour répandre la nouvelle religion. Il propose de mettre “le pouvoir de l’éloquence au service de la cause juste” (Green, 1995).

»Mais pour le Moyen Âge, la rhétorique est secondaire par rapport à la dialectique dans le trivium des “arts libéraux”, et l’étude de la rhétorique relève plutôt de la scolastique.

»Au début du XVIe siècle, Érasme renoue avec la rhétorique en s’intéressant aux inventions et aux variations dans les types de discours, présentant par exemple deux cents variations de la phrase “Semper, dum vivam, tui memero” dans le De copia. (Jardine, 1996, p. 82). En Angleterre, la situation va changer radicalement pour annoncer une modernité, celle de la langue et celle du protestantisme voire du puritanisme. Francis Bacon (1561-1626) ressent le besoin de trouver un style appproprié au nouveau discours scientifique. Selon lui il faut faire une exposition claire des faits et des arguments sans style orné. Dans son Advancement of Learning, Bacon critique ceux qui sont préoccupés par des questions de style plutôt que par “the weight of the matter, worth of subject, soundness of argument, life of invention, or depth of judgment” (Jardine, 1975).

»Vers le milieu du XVIe siècle l’Angleterre voit la montée de la rhétorique dans les langues modernes aux dépens des langues classiques. C’est un savant français Pierre de la Ramée (dit Ramus) qui, peu satisfait de ce qu’il considère comme les excès du trivium, propose un nouveau cursus. Converti au calvinisme, Ramus est assassiné au lendemain de la Saint-Barthélemy. Son enseignement, considéré comme l’oeuvre du diable par l’Église catholique, n’a pas de suite en France, mais il est repris dans des pays protestants.

»Au XVIIe siècle plusieurs écrivains poursuivent la réflexion de Ramus, dont le grand poète anglais, John Milton (1608-1674), qui rédige un manuel de logique et de dialectique à partir de ses travaux. Vers le milieu du siècle l’approche de Ramus envers la rhétorique l’emporte chez les protestants et les puritains, qui fondent également vers la même époque l’Université Harvard à Boston (Ong, 2004). Le philosophe Thomas Hobbes (1588-1679) rédige à son tour des textes sur la rhétorique. Tout comme Bacon, Hobbes cherche à promouvoir un style plus simple et plus naturel sans trop de fioritures.

»En 1684, la Royal Society d’Angleterre établit un comité pour améliorer la langue anglaise. L’un des membres de ce comité, l’écrivain John Dryden (1631-1700), considéré comme le fondateur de la prose anglaise moderne, crée un nouveau style. Il préconise l’emploi de mots anglo-saxons plutôt que des emprunts étrangers; de même, il explique que la syntaxe de la phrase doit être celle de la langue vernaculaire plutôt que celle du latin.

»En France, la rhétorique fait partie de l’enseignement, notamment chez les jésuites, jusqu’à la Révolution. Pour ceux-ci, la rhétorique constitue l’un des piliers de la formation des futures élites, qui oeuvreront aussi bien au sein de l’Église que dans les institutions de l’État. De manière plus générale, la rhétorique est l’armature du système scolaire: le Traité des études de Rollin a une influence sur toute l’Europe continentale (Fumaroli, 1980).

»La Révolution renverse cette situation. Les philosophes qui rédigent la Charte pour une éducation du peuple, qui serait placée sous le signe de la raison, rejettent la rhétorique comme instrument d’oppression aux mains des catholiques. Sous l’Empire, qui introduit une très large réforme, la rhétorique a une place réduite. L’École polytechnique, créée pour former la nouvelle élite scientifique, accorde la priorité aux rapports écrits et néglige le discours oral. De même, après la Révolution de 1848, la rhétorique est considérée comme un instrument de conservatisme et de politique réactionnaire (cf. le site ).

»La IIIe République achève la transformation du système scolaire en imposant la philosophie rationaliste en fin d’études à la place de la classe de rhétorique. La rhétorique devient l’étude des tropes littéraires et sera appelée par la suite “stylistique”. En 1890, les anciens exercices de rhétorique sont remplacés par la “dissertation”, qui développe l’argument rationnel en philosophie. Au début du XXe siècle, la rhétorique ne figure même plus dans le cursus scolaire – laïcité oblige – car la rhétorique est censée être le dernier bastion de l’irrationalité promue par l’Église (Chervel, 2004). Mais dans les années 1960, la rhétorique commence à faire un retour, grâce à l’influence de la linguistique dans le domaine des sciences humaines et sociales, notamment pour ce qui est du structuralisme et de la sémiotique. Roland Barthes lui-même, formé en lettres classiques, voit la valeur de la rhétorique pour l’analyse du récit. La génération des penseurs structuralistes et poststructuralistes s’appuie sur la rhétorique, depuis Gérard Genette à Jacques Derrida en passant par Jacques Lacan, tandis qu’un certain Umberto Eco fait sa thèse sur l’esthétique chez saint Thomas d’Aquin. Il est vrai aussi qu’au cours du XXe siècle des chercheurs anglo-saxons s’intéressent de nouveau à la rhétorique, tel Marshall McLuhan, le père de la théorie des mass-media qui fait sa thèse à Cambridge sur l’histoire de la rhétorique. Or, McLuhan a beau dire que le “medium is the message”, il n’empêche que ce sont encore souvent les “intellectuels français” qui sont accusés outre-Manche de ne pas “parler clairement et simplement” et de s’adonner, à la place, à des jeux de “rhétorique”. Une vieille histoire continue...



»Références bibliographiques

»CHERVEL, A., “L’invention de la dissertation dans l’enseignement secondaire français”, Paedagogica Historica: International Journal of the History of Education, vol. 40, n° 3, 2004, p. 261-277.

»FUMAROLI, M., L’Âge de l’éloquence: rhétorique et “res literaria” de la Renaissance au seuil de l’époque classique, Genève, Droz, 1980.

»GREEN, R.P.H. (éd., trad.), Augustine: De Doctrina Christiana, Oxford, Clarendon, 1995.

»JARDINE, L., Francis Bacon: Discovery of the Art of Discourse, Cambridge University Press, 1975.

»JARDINE, L., Reading Shakespeare Historically, Londres, Routledge, 1996.

»ONG, W.J., Ramus, Method and the Decay of Dialogue: From the Art of Discourse to the Art of Reason, University of Chicago Press, 2004.

»ROMILLY, J. de., Les Grands Sophistes de l’Athènes de Péricles, Paris, de Fallois, 1988.»





Specific Rules #1 for Edition (required) to Citing Conference Proceedings Vancouver Style: Abbreviation rules for editions



Abbreviate common words found in edition statements, if desired:

Word

Abbreviation

edition
ed.
abbreviated
abbr.
abridged
abr.
American
Am.
augmented
augm.
authorized
authoriz.
English
Engl.
enlarged
enl.
expanded
expand.
illustrated
ill.
modified
mod.
original
orig.
reprint(ed)
repr.
revised
rev.
special
spec.
translation
transl.
translated

For additional abbreviations, see ISO 832:1994 - Rules for the abbreviation of bibliographic terms.


Follow abbreviated words with a period and end all edition information with a period

3rd rev. ed.

1st Engl. ed.



Según:

Citing Medicine: The NLM Style Guide for Authors, Editors, and Publishers [Internet]. 2nd edition. Chapter 3: Conference Publications


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noviembre 23, 2016

«Evento Blog celebra su undécima edición del 25 al 27 de noviembre»



Andalucía Información





«Evento Blog España (EBE), celebra su undécima edición el fin de semana del 25, 26 y 27 de noviembre en conferencias en la sede de la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo de Sevilla, sede del antiguo pabellón de Marruecos de la Exposición Universal de 1992, y que contará con 70 conferencias y más de 20 actividades satélites de ocio y networking.

»Según indica la organización en una nota, después de diez ediciones celebradas ininterrumpidamente, la organización destaca que el evento que nació como un encuentro minoritario en 2006 se ha consolidado al mismo nivel que el lema de este año, 'Estilo de vida digital'.

»Apunta que el evento "ha evolucionado con la ciudadanía, la transformación digital de las empresas y la sociedad es hoy una realidad y el evento se verán diferentes ejemplos y oportunidades de ella". Así, apunta que son cada vez más los casos de robotización y de actividades realizadas a través de internet que están presentes en nuestro día a día. La asistencia prevista para este año es de en torno a 1.500 personas.

»Como en las anteriores ediciones, el asistente tendrá diferentes espacios para elegir qué contenido, taller o charla, le interesa más de los que se estén celebrando en ese momento.

»Como segundo año consecutivo, el evento en este undécimo aniversario destaca el EBE Joven, un espacio en el que se darán cita más de 500 alumnos de tres centros distintos, de los niveles Tercero de ESO a Segundo de Bachillerato, a los que se les mostrarán las nuevas tendencias dentro del ámbito de la educación y el entretenimiento.

»En total se ofrecen más de 70 sesiones en las que se tratan las últimas novedades en campos como el marketing, la tecnología, el periodismo, la educación y la empresa, entre otros. El asistente podrá escoger a qué espacio desea acudir (taller o charla), como en ediciones anteriores.

»Entre las ponencias de este año, destacan las de Diego Gutiérrez, un experto mundial en realidad virtual que colabora con Disney y el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts); Gemma Escribano, experta en comercio móvil y electrónico, CMO (Ddrectora de Marketing) de Wallapop; y Alberto Guerrero, empresario y emprendedor con 20 años de experiencia en el sector y asesor digital de Gerard Piqué, jugador del FC Barcelona.

»Las conferencias seguirán siendo la oferta principal de EBE y el contacto entre los profesionales que asisten se consolida un año más como una de las preferencias de los asistentes. Se destinará un espacio específico para el networking con dinámicas destinadas a favorecer la exposición y relación profesional de los participantes.

»El EBE*es "la cita anual por excelencia de la web social en España, el evento más veterano del sector en España, y va más allá de ser sólo eso". Su relación con la Comunidad está presente todo el año a través de sus canales de comunicación y culmina en otoño como punto de encuentro de los amantes de todo lo que significa cambio a través de Internet y las tecnologías que se aglutinan a su alrededor.

»Sus asistentes tienen en común la pasión por la innovación y el futuro. En 2016, EBE cerró su décima edición con más de 70 charlas, proyecciones audiovisuales, conciertos, encuentros y mesas redondas.

»EBE es el evento que mayor actividad tiene con la comunidad y asistentes durante todo el año, por encima de las referencias nacionales o internacionales. Durante toda su trayectoria, su enfoque se ha dirigido a la incidencia de las personas en la comunicación por Internet. Este punto de vista diferenciado con respecto a otros eventos tecnológicos le ha otorgado un sello especial manifestado especialmente a través de su ambiente.

»A partir de ahora, EBE se fijará en la forma que estamos cambiando como sociedad, debido al papel que juega la tecnología y cómo nos está haciendo diferentes con respecto a las generaciones de hace tan solo 30 años atrás.

»EBE es posible gracias a las entradas de sus asistentes y al patrocinio que este año encabezan, entre otros Imaginbank, Siteground, Salesforce y Turismo de la Provincia.

»La información sobre las novedades del evento estará disponible en la web 'http://eventoblog.com/' y en Twitter (@ebe) que informará puntualmente de todo lo que interesa a los asistentes para vivir #EBE16





«As gramáticas galegas do século XIX»



Teresa López
«A literatura galega nas gramáticas do século XIX»

Estudos de lingüística galega, n.º 8, 2016

Estudos de lingüística galega | Universidade de Santiago de Compostela | Instituto da Lingua Galega | Servizo de Publicacións e Intercambio Científico | Santiago de Compostela | ESPAÑA


Extracto de páginas 148-151 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original. Las notas se incluyen al final del presente texto.




«Introducción

»Este traballo ten como obxectivo analizar a presenza da literatura galega nas gramáticas do século XIX, un asunto que apenas foi tratado nos diferentes estudos que abordaron a tradición gramatical, centrados principalmente na análise da descrición lingüística e do modelo de lingua que propoñen, aínda que si recibiu certa atención desde os estudos literarios, mais focada nas coleccións de textos que todas inclúen (Varela 2001, González-Millán 2003, Rábade 2004).

»Centrarémonos nas obras que compoñen a convencionalmente aceptada como tradición gramatical galega: o Compendio de gramática gallega-castellana de Francisco Mirás (1864), a Gramática gallega de Juan Antonio Saco Arce (1868), El habla gallega de Juan Cuveiro Piñol (1868) [NOTA 1] e os Elementos de gramática gallega de Marcial Valladares (1892) [NOTA 2]. Non consideraremos traballos gramaticais de concepción, alcance, características e condicións de difusión ben diferentes —os de Mariano Cubí y Soler (1861) e Manuel Rodríguez Rodríguez (1892-93; 1900)—, como tampouco nos deteremos noutras obras fundamentais para a fixación do estándar editadas nesta altura, os dicionarios (González Seoane 1992, Fernández Salgado 2000).

»Analizaremos a presenza da literatura —culta mais tamén popular— nas gramáticas, distinguindo entre o discurso sobre a literatura, as mencións a textos (e autores) e mais a utilización de citas textuais, e as coleccións de textos. Consideraremos tamén en que sección dos volumes se insiren estas referencias, se están integradas no discurso propiamente gramatical ou en seccións periféricas, así como a función que desempeñan, quer de modelo gramatical, quer de lexitimación das reivindicacións identitarias do Rexurdimento.



»As gramáticas do século XIX

»A pesar da súa condición desigual, as obras de Mirás, Saco Arce, Cuveiro e Valladares comparten algunhas características: foron concibidas e/ou publicáronse como obras exentas, están redixidas en español, e viron a luz nunha mesma década, a de 60 —coa excepción xa sinalada de Valladares—, conteñen unha sección de textos —fundamentalmente literarios— baixo diferentes denominacións e con distintos niveis de integración na obra, colocada de preferencia nas páxinas finais, ao tempo que teñen, todas, un certo “carácter miscelánico” (Freixeiro / Sánchez / Sanmartín 2005: 117).

»Porén, son obras de moi diferente condición, tal como indican os seus propios títulos. O Compendio de gramática gallego-castellana de Mirás aspira a coleccionar o esencial da gramática galega tendo sempre como referencia a castelá e, en realidade, “Quer sere unha gramática teórico-práctica do idioma galego” (Carballo Calero 1981: 96). El habla gallega de Cuveiro pretende compilar información do percurso histórico do galego, con especial atención ás súas orixes, como indica o seu subtítulo: Observaciones y datos sobre sus orígenes y vicisitudes. Os Elementos de gramática gallega de Valladares queren ser, aparentemente, unha síntese das principais regras gramaticais do galego. E só a Gramática gallega de Saco Arce surxe como unha gramática realmente homologábel ás dispoñíbeis para outras linguas, condición recoñecida polos seus contemporáneos (Valladares 1884: VIII; Valladares 1970 [1892]).

»Todo isto afectará á estrutura e á organización das obras, mesmo á extensión dedicada á descrición gramatical: máis da metade do volume de Cuveiro vai estar consagrado á compilación de textos —literarios, mais tamén documentais— e dous terzos do Compendio de Mirás son formados por material textual diverso.

»As gramáticas son diferentes entre si porque tamén obedecen a motivacións diversas. Mirás, consciente de dar a lume unha “obrita única en su género” (Mirás 1864: s.p.), constata como “muchos al oir hablar á un labriego no le pueden entender” e por iso “nos hemos determinalo a darlo [o Compendio] á luz á fin de que pueda comprenderse este idioma” (Mirás 1864: s.p.). Preside a súa tarefa unha finalidade de tipo práctico e claramente instrumental: resolver un problema de comunicación.

»Pola súa parte, Saco Arce e Cuveiro, que publican as súas obras no mesmo ano 1868, non agachan a finalidade patriótica que os move. Contribuír á rexeneración da patria e ao movemento intelectual de Galiza será o obxectivo de Cuveiro (1868: III-IV); entre tanto, Saco fará un discurso introdutorio de exaltación provincial e de defensa e dignificación da lingua (1868: V-VIII), aínda que tamén sinala razóns específicas de carácter práctico para publicar o volume: a promoción dos estudos filolóxicos, servir de apoio ao estudo do galego nas clases de diplomática e facilitar aos confesores estraños a comprensión da linguaxe dos campesiños.

»Á finalidade de “contribuir en algo […] al lustre y á la gloria de nuestra patria” apelará igualmente Valladares (1970 [1892]: 9), que tamén indica razóns pro domo sua —”justificar […] la no caprichosa escritura en nuestro Diccionario gallego-castellano de gran número de vocablos que personas de autoridad escriben en forma distinta de la en que seguimos escribiendo” (Valladares 1970 [1892]: 9)— e outras de utilidade: suplir a carencia “de reglas gramaticales que tiempo es aprendan los niños en las escuelas y se generalicen luego entre las clases todas” (Valladares 1970 [1892]: 9), ofrecendo unha obra accesíbel a todos os públicos.

»Os seus autores afrontan a redacción das obras desde unha formación ben diversa. Mirás é un pasante de latín (Martínez 2012) [NOTA 3]; Saco, un clérigo catedrático de latín no Instituto de Ourense; Cuveiro, un libreiro liberal; Valladares, un fidalgo licenciado en Dereito (Fernández Salgado 2005). E todos eles, escritores en lingua galega de maior ou menor talento e alcance. Todos, tamén, afrontaron o traballo lexicográfico en diferente medida, ben a través da colección de series léxicas en cadansúas gramáticas (Mirás, Saco, Cuveiro), ben desenvolvendo dicionarios en paralelo á redacción da gramática (Valladares) ou con posterioridade (Cuveiro) [NOTA 4]. E maioritariamente tamén prestaron atención á cultura popular compilando refráns, cantares, contos, incorporados en parte ás obras gramaticais (Saco, Cuveiro, Valladares), ou organizando coleccións específicas para a súa eventual publicación (Saco, Valladares). Uns intereses que se van pór de manifesto nas características das súas obras.

»As gramáticas van publicarse —de novo exceptuando a de Valladares— entre os anos 1840 e 1879, no período “de eclosión”, de “notable acumulación de erudición e reflexión lingüísticas, síntoma e á vez manifestación dunha notable mutación na consciencia lingüística dun sector importante da intelligentsia galeguista” (Monteagudo 1999: 343). E surxen pasados dez anos da publicación d’A Gaita Gallega de Pintos (1853) —impulso primeiro dos Elementos de Valladares, de crermos ao seu autor—, e na década que comeza coa celebración dos Xogos Florais na Coruña e en Pontevedra (1861), en que se edita o Álbum de la Caridad (1862) e Cantares Gallegos(1863), en que se inicia a publicación do Diccionario de escritores de Murguía (1862), en que se imprime o Diccionario gallego-castellano de Francisco J. Rodríguez (1863) e en que van ver a luz os primeiros tomos das Historias de Galicia de Benito Vicetto e de Manuel Murguía (1865). Un período en que a toma de consciencia lingüística está estreitamente vinculada coa reflexión sobre as características identitarias de Galiza e coa vontade de dignificación da imaxe de Galiza e do pobo galego, a través da construción dunha literatura propia que require un modelo de lingua apto para a expresión escrita. As gramáticas van ser un espazo privilexiado para a confluencia de todos estes elementos.

»A partir da década de 50 o discurso sobre a lingua fora adquirindo un protagonismo crecente e os medios polos que van circular as ideas arredor do galego van ir diversificándose. Artigos publicados na prensa xeral ou cultural —de preferencia na vinculada ao provincialismo—, mais tamén obras historiográficas, ensaísticas, de divulgación xeral, a propia produción literaria, os paratextos que a acompañan etc. serán vehículo para a difusión de ideas sobre a lingua —e, secundariamente, sobre a literatura—, un elemento transversal en moitas das obras que, dunha ou doutra forma, pretenden contribuír á articulación dunha imaxe (proto) nacional de Galiza.

»A constatación do carácter de trazo identitario esencial do galego (sexa cualificado de dialecto, lingua ou idioma) irá seguida da exaltación como tal e da reclamación do seu estudo e mais da insistencia na necesidade de fixar unha norma (unificada) para a súa utilización escrita, especialmente na literatura e máis concretamente na poesía. Os textos gramaticais surxirán para dar unha resposta de tipo práctico a esta demanda, mais tamén para articular un discurso científico e/ou didáctico sobre o galego e para completar ou reforzar as ideas sobre a lingua postas en circulación en escritos doutro teor; ao mesmo tempo, a súa existencia ten sentido en si mesma.

»A ausencia de gramáticas e dicionarios vai ser subliñada por Manuel Murguía na Historia de Galicia que, máis aló da súa utilidade como incentivo para o uso do galego como lingua escrita, vai notar a súa necesidade como un elemento preciso para afirmar a identidade cultural:

»Los adelantos de las ciencias históricas, son bien escasos entre nosotros. ¡Carecemos de un Diccionario y de una Gramática gallega! y la bibliografía de Galicia, será mas conocida á lo adelante, gracias á los esfuerzos (nos vemos con sentimiento obligados á decirlo) que hacemos, publicando el Diccionario de escritores gallegos (Murguía 1865: VIII).


»O balance das achegas literarias de mérito das últimas décadas serviralle, máis adiante, para marcar que “tales trabajos deben encomendarse a personas realmente competentes” [NOTA 5] e para propor o seu patrocinio por parte das deputacións provinciais (Murguía 1865: 294, n. 1).

»Mais as gramáticas que van publicarse logo desta data só en parte responden ao baleiro sinalado por Murguía —e antes por Rosalía no prólogo a Cantares Gallegos— pois, se ben a descrición e a prescrición gramaticais van ocupar un espazo relevante nelas, non van ser os seus únicos elementos e, por veces, tampouco os centrais. A gramática funcionaría tamén como libro nacional, nun sentido similar ao que González-Millán (2001: 22) sinalou para o dicionario: nun momento en que comeza a articularse a conciencia nacional galega e sen a posibilidade de desenvolver unha política autónoma, a monumentalización da cultura nacional que se produce noutros espazos nacionais pola vía material —coa creación de museos e panteóns— vai ter no caso galego unha dimensión principalmente simbólica, con relevancia case exclusiva das actuacións no ámbito lingüístico e do discurso literario.

»Desta forma, a elaboración da gramática supón, en si mesma, un acto de reafirmación fundamental, e a configuración da norma lingüística irá acompañada de dispares elementos da cultura nacional (singularmente da literatura, do folclore e, en moi menor medida, da historia ou da xeografía). Así, a existencia da gramática ten unha moi relevante dimensión simbólica e a súa función vai alén da teorización ou da descrición lingüística, ao confluíren nela discursos que van articular unha imaxe (proto)nacional da sociedade galega do século XIX. De aí o carácter híbrido que, en diferente rango, todas elas manifestan. E de aí a presenza das coleccións de textos literarios en todas elas.



»O discurso sobre a literatura

»Anne M. Thiesse sinala como no proceso de construción das linguas nacionais, cando se trata de instaurar unha lingua escrita morta e desacreditada, se tenta “simultaneamente, conciliar o regresso às fontes prestigiantes da língua e a revitalização lingüística baseando-se num dialecto vivo” (2000: 75).

»Este procedemento está tamén presente en procesos como o Rexurdimento galego, que pretenden habilitar unha lingua para a expresión literaria. Existe consenso (González Seoane 1992, Mariño 1998, Monteagudo 1999) en destacar a base popular das propostas gramaticais do XIX, que acoden fundamentalmente á lingua oral como base para a descrición gramatical, perante a escaseza (ou a falta de coñecemento) desas fontes prestixiantes fixadas e transmitidas por escrito (unha tradición literaria culta, singularmente) que impide que poidan funcionar como modelos.

»Mais para alén desa eventual función modelar no plano gramatical, a existencia dunha tradición literaria culta, independentemente da maior ou menor accesibilidade dos textos que a constitúan —e das dimensións do corpus textual— pode estar presente no discurso de lexitimación da lingua e da propia necesidade da súa fixación gramatical ou pode funcionar de forma complementar, incorporando ideas sobre a propia identidade (proto)nacional a través da lectura en chave identitaria dos textos e dos xéneros literarios, contribuíndo aos procesos de canonización, realizando un discurso historiográfico ao fío da cronoloxía das obras literarias. Este discurso colocarase de preferencia na periferia da descrición propiamente gramatical, en prólogos, introducións e apéndices.

»Cuestión diferente é o discurso sobre a literatura popular —fundamentalmente sobre a poesía popular— e as funcións que desempeña, vinculadas tanto á súa lexitimación como modelo lingüístico como a fixar o seu carácter esencial na cultura nacional. [...]»

[NOTAS]

«[NOTA 1] Reimpresa en 1876 coa edición do seu Diccionario (Cuveiro 1876a).

»[NOTA 2] A obra de Marcial Valladares tivo un proceso de elaboración e de difusión ben diferente: de acreditarmos nas palabras do seu autor, comeza a redixirse en 1855 e conclúese en 1892. Non será publicada até 1970, pola Editorial Galaxia e co carimbo da Fundación Penzol.

»[NOTA 3] Autor dos Elementos de análisis gramática latina (1848), tradución e refacción dunha obra portuguesa de Pimenta, editados pola Viúva de Compañel e Hijos (Fernández Salgado / Fernández Salgado 2002: 141).

»[NOTA 4] Pola súa parte, Saco renuncia a afrontar esta tarefa, como sinala en carta a Murguía (Barreiro e Axeitos 2003: 89).

»[NOTA 5] Unha afirmación que leva implícita a desautorización dos traballos deste teor xa publicados, o Diccionario de Rodríguez (1863) e o Compendio de Mirás (1864).»





leísmo



Academia Española de la Lengua
Diccionario panhispánico de dudas
«Artículos temáticos»
s.v. leísmo




Leísmo


1. Es el uso impropio de le(s) en función de complemento directo, en lugar de lo (para el masculino singular o neutro), los (para el masculino plural) y la(s) (para el femenino), que son las formas a las que corresponde etimológicamente ejercer esa función (→ PRONOMBRES PERSONALES ÁTONOS, 1).



2. Los pronombres le, les proceden, respectivamente, de las formas latinas de dativo illi, illis. El dativo es el caso de la declinación latina en el que se expresaba el complemento indirecto. Por ello, la norma culta del español estándar establece el uso de estas formas para ejercer dicha función, independientemente del género del sustantivo al que se refiere el pronombre:

«Conocí a un cirujano plástico a quien LE conté mi problema» (Tiempo [Col.] 1.12.87); «Yo nunca LE conté a mi madre que había visto agonizando [...] al hijo del Ferroviario» (Asenjo Días [Esp. 1982]); «Al despedirlos LES di veinte pesos» (Ibargüengoitia Crímenes [Méx. 1979]).

Por tanto, son casos de leísmo usos como los siguientes, en los que le funciona como complemento directo:

«Era Huayna Cápac, según dicen muchos indios que LE vieron y conocieron, de no muy gran cuerpo» (Salvador Ecuador [Ec. 1994]); «Los romanos [...] solían cocinarLE [el cerdo] entero» (VV. AA. Matanza [Esp. 1982]).

Debido a su extensión entre hablantes cultos y escritores de prestigio, se admite el uso de le en lugar de lo en función de complemento directo cuando el referente es una persona de sexo masculino:

«Tu padre no era feliz. [...] Nunca LE vi alegre» (TBallester Filomeno [Esp. 1988]).

Sin embargo, el uso de les por los cuando el referente es plural, aunque no carece de ejemplos literarios, no está tan extendido como cuando el referente es singular, por lo que se desaconseja en el habla culta:

«Casi nunca LES vi con chicas» (Vistazo [Ec.] 3.4.97).

El leísmo no se admite de ningún modo en la norma culta cuando el referente es inanimado:

El libro que me prestaste LE leí de un tirón; Los informes me LES mandas cuando puedas.

Y tampoco se admite, en general, cuando el referente es una mujer:

LE consideran estúpida,

aunque existen algunos casos en que el leísmo femenino de persona no se considera incorrecto (→ [ver más adelante apartados] 4f y g).



3. El leísmo, al igual que otros fenómenos paralelos relacionados con el uso antietimológico de los pronombres átonos de tercera persona (→ LAÍSMO y LOÍSMO), surge en Castilla durante la Edad Media. Todos estos fenómenos parecen deberse al nacimiento, en época temprana de la evolución del castellano, de una tendencia que, a diferencia de lo que ocurría en latín, en lugar de distinguir funciones gramaticales a través de las distintas formas pronominales —le(s) para el complemento indirecto y lo(s), la(s) para el complemento directo—, tiende a diferenciar entre masculino y femenino, por un lado, y entre persona y cosa por otro; también influye en muchos casos la condición de contable o no contable del referente.

Muy a grandes rasgos, la distribución, en este nuevo sistema, sería la siguiente: le(s) para el masculino de persona; lo(s) para el masculino de cosa, y la(s) para el femenino de persona y de cosa.

El leísmo se documenta desde los primeros textos medievales castellanos.

No obstante, en el siglo XIII, época de la reconquista de casi toda Andalucía, este fenómeno no se hallaba lo suficientemente extendido como para instalarse en la norma andaluza y, por consiguiente, tampoco caló en el español atlántico (Canarias e Hispanoamérica).

Así pues, y en líneas muy generales, suelen distinguirse dos zonas: una marcadamente leísta, que abarca el área central y noroccidental de Castilla —junto con focos aislados en ciertos países hispanoamericanos— y otra no leísta, que abarca la mayor parte del mundo hispánico.



4. El panorama, sin embargo, dista mucho de ser sencillo. Por una parte, el leísmo no es un fenómeno que se dé uniformemente en las zonas consideradas leístas; por otra, en las zonas no leístas se documentan casos de leísmo, algunos solo aparentes, explicables por distintas razones:


a) Los verbos llamados de «afección psíquica» —los que designan procesos que afectan al ánimo o producen acciones o reacciones emotivas, como afectar, asustar, asombrar, convencer, divertir, impresionar, molestar, ofender, perjudicar, preocupar, etc.—, dependiendo de distintos factores, admiten el uso de los pronombres de acusativo —lo(s), la(s)— y de los pronombres de dativo —le(s)—.

La elección de unos u otros depende básicamente de si el sujeto es o no agente activo de la acción y del grado de voluntariedad que tiene o se le atribuye con respecto a la acción designada por el verbo: si el sujeto es animado y se concibe como agente de la acción, el complemento verbal suele considerarse directo y se usan los pronombres de acusativo:

A mi madre LA asombro cuando como mucho;

si el sujeto es inanimado o es una oración y, por tanto, no puede ser concebido como agente directo de la acción, el complemento se considera indirecto y se usan los pronombres de dativo:

A mi madre LE asombra mi apetito.

Por otro lado, con sujetos animados puede darse también esta alternancia, dependiendo de si la acción denotada por el verbo es realizada voluntariamente o no por el sujeto:

Su padre, que se había disfrazado, LO asustó (le dio un susto a propósito) / Su padre, que se había disfrazado, LE asustó (el susto es involuntario; lo causa el hecho de ir disfrazado).

Con sujetos no animados influyen también otros factores; por ejemplo, cuando el sujeto va antepuesto, es más frecuente el uso del pronombre de complemento directo:

Mi actitud LO decepcionó,

mientras que, cuando el sujeto va pospuesto, es más frecuente el uso del pronombre de complemento indirecto:

Nunca LE decepciona mi actitud.

La distribución antes señalada se documenta en zonas no leístas tanto españolas como americanas:

«Su hermano LO escandalizó» (Alviz Son [Esp. 1982]); «A mi madre LE escandalizaba que dijera aquellas blasfemias» (Asenjo Días [Esp. 1982]); «Agarra a una mujer que baila, LA asusta y luego se revuelca con el pintor encima de la barra del bar» (Paranaguá Ripstein [Méx. 1997]); «De pronto LE asustó morir» (Pitol Juegos [Méx. 1982]).

En el Perú y en los países del Cono Sur se usan de modo casi exclusivo con estos verbos las formas propias del complemento directo:

«La entrevista LO disgustaba» (VLlosa Ciudad [Perú 1962]); «Ese pensamiento LO preocupa» (Guido Incendio [Arg. 1964]); «A Max siempre LO asombraban estas pequeñas cosmogonías» (Contreras Nadador [Chile 1995]).


b) Los llamados «verbos de influencia» —los que expresan acciones que tienen como objetivo influir en una persona para que realice una determinada acción, como autorizar, ordenar, invitar (‘animar’), permitir, exhortar, etc.—, forman parte de la siguiente estructura: «verbo de influencia + complemento de persona + verbo subordinado, en infinitivo o precedido de que, o un nombre de acción»:

Le ordené ejecutar la sentencia / Le ordené que ejecutara la sentencia / Le ordené la ejecución de la sentencia.

El complemento de persona es indirecto con los verbos permitir, prohibir, proponer, impedir, mandar y ordenar:

«Esa experiencia LE permitió vivir a su manera» (Alberto Eternidad [Cuba 1992]); «LE prohibió salir de la capital hasta nueva orden» (Tribuna [Hond.] 18.6.97); «LE propuso hacer un viaje a la costa» (Landero Juegos [Esp. 1989]); «La penumbra LE impide ver con claridad» (Schmidhuber Ventana [Méx. 1985]); «Quién LE manda soltar pendejadas» (Medina Cosas [Méx. 1990]); «La Policía LES ordenó que no lo hicieran» (Clarín [Arg.] 18.4.97).

Por el contrario, el complemento de persona es directo con los verbos de influencia que llevan, además, un complemento de régimen, esto es, un complemento precedido de preposición, como obligar A, invitar A, convencer DE, incitar A, animar A, forzar A, autorizar A, etc.:

«Una barrera LOS obligó a desviarse» (Fuentes Cristóbal [Méx. 1987]); «LA convenció de que vendiera un anillo de brillantes» (Allende Casa [Chile 1982]); «Ella LO incitó a seguirla» (Martini Fantasma [Arg. 1986]).

Los verbos hacer y dejar, cuando tienen sentido causativo, esto es, cuando significan, respectivamente, ‘obligar’ y ‘permitir’, siguen la misma estructura que los verbos de influencia: «verbo causativo + complemento de persona + verbo subordinado». Tanto hacer como dejar tienden a construirse con complemento directo si el verbo subordinado es intransitivo:

«Él LA hizo bajar a su estudio y le mostró el cuadro» (Aguilera Caricia [Méx. 1983]); «LO dejé hablar» (Azuela Tamaño [Méx. 1973]); y tienden a construirse con complemento indirecto cuando el segundo verbo es transitivo: «Alguien lo ayudó a incorporarse, lo estimuló y hasta LE hizo tomar café» (JmnzEmán Tramas [Ven. 1991]); «El alcaide de la cárcel LE dejaba tocar el banjo todas las mañanas» (Cela Cristo [Esp. 1988]).


c) Cuando los «verbos de percepción» ver y oír se construyen con un complemento de persona y una oración de infinitivo en función de complemento predicativo, el complemento de persona es directo:

«LO vimos subirse a un taxi» (Marías Corazón [Esp. 1992]); «Nadie LA oyó gritar» (Santiago Sueño [P. Rico 1996]); «LA vi besarlo» (Rossi María [C. Rica 1985]).

No obstante, cuando el infinitivo es un verbo transitivo que lleva a su vez un complemento directo, no es raro usar los pronombres de dativo le, les para representar el complemento de persona:

«Yo también LE oí decir eso»(Rulfo Páramo [Méx. 1955-80]); «Una vez LE vi servir una ensalada» (Puig Beso [Arg. 1976]).

En estos casos, el complemento de persona presenta rasgos de complemento indirecto, como su conversión en se ante el pronombre que representa el complemento directo del infinitivo (→ se, 1a):

Vi a Pedro guardar el informe > SE LO vi guardar; Oí a María cantar una canción > SE LA oí cantar.

Sin embargo, cuando el complemento directo del infinitivo es una persona, el complemento de persona del verbo principal no admite ser representado por se:

Vi a Pedro abrazar a su padre > *SE LO vi abrazar; Oí a María insultar a su vecina > *SE LA oí insultar.


d) Hay verbos que se construyen con complemento directo de cosa e indirecto de persona:

El camarero sirvió la cerveza a Pedro; Robaron el bolso a María; El atracador pegó una paliza a la dependienta; El acusado escribió una carta al juez; El médico curó la herida al torero, etc.

Con muchos de estos verbos es frecuente omitir el complemento directo por estar implícito o sobrentendido. Cuando esto ocurre, el complemento de persona, antes indirecto, pasa a funcionar como complemento directo si es posible la transformación en pasiva y el enunciado pasivo mantiene el mismo significado que el activo:

El médico curó al torero / El médico LO curó (admite la pasiva sin cambio de significado: El torero fue curado por el médico).

Si no es posible la pasiva, o si el enunciado pasivo implica un cambio de sentido con respecto a la oración activa, el complemento de persona sigue funcionando como complemento indirecto:

Escribí a mi hija / LE escribí (ya que no es posible la pasiva *Mi hija fue escrita por mí); Abrió a su vecino / LE abrió (no es posible la pasiva *Su vecino fue abierto sin que implique un cambio de sentido).


e) Otro grupo que ofrece confusión es el formado por verbos que han cambiado o están cambiando su régimen, esto es, que se construían habitualmente en el español medieval con pronombres de dativo, como en latín, y que hoy están pasando a construirse mayoritariamente con pronombres de acusativo, como es el caso de ayudar u obedecer. Este proceso de cambio no se ha dado de manera uniforme en todas las áreas. Así, en las zonas no leístas del norte de España el régimen habitual es el dativo:

«Vidal LE ayudó. Y entre los dos lograron acercarlo al desmonte» (Aparicio Retratos [Esp. 1989]);

en América está prácticamente generalizado el acusativo, sobre todo en los países del Cono Sur:

«Natí LO ayudó a subir» (RBastos Hijo [Par. 1960]);

Andalucía y Canarias son zonas de vacilación:

«LO ayudó a subir» (CBonald Noche [Esp. 1981]); «Ella LE ayudó a recostarse en un sofá» (MñzMolina Invierno [Esp. 1987]).


f) Es habitual que en las oraciones impersonales con se (→ se, 2.1a) el complemento directo, especialmente cuando es masculino, se exprese con las formas de dativo y no con las de acusativo, como correspondería a la función desempeñada:

Se LE considera el mejor actor de su tiempo; Se LES vio merodeando por la zona.

Parece demostrado que este tipo de oraciones se construían originariamente en castellano con pronombres de dativo. El uso de le(s) se ha mantenido mayoritariamente, tanto en España como en gran parte de América, cuando el complemento directo es masculino:

«A su bisabuelo hoy no le hubieran permitido vivir como vivió: se LE consideraría como un ejemplo de inmoralidad» (TBallester Filomeno [Esp. 1988]); «Se LE vio [al niño] algunas veces contento» (VLlosa Tía [Perú 1977]); «Se LE obligó a aceptar el régimen de encomienda» (Fuentes Ceremonias [Méx. 1989]); «En los puertos y rincones del Caribe se LE conoció siempre como Wito» (Mutis Ilona [Col. 1988]); «Al rey se LE veía poco» (UPietri Visita [Ven. 1990]);

sin embargo, cuando el complemento directo es femenino, lo normal es usar la(s):

«Se LA veía muy contenta» (VLlosa Tía [Perú 1977]);

aunque no faltan ejemplos de le(s):

«Tan enamorada se LE observaba, tan desencajadamente arrebolada se LE veía» (Vergés Cenizas [R. Dom. 1980]).

Se trata, pues, de un caso especial en el que se emplean desde los orígenes las formas de dativo en función de complemento directo. No obstante, muchos hablantes, conscientes de que la función que cumple el pronombre en ese tipo de oraciones es la de complemento directo, emplean en estos casos los pronombres de acusativo, uso generalizado en los países del Cono Sur:

«Se LO veía zigzaguear entre los autos» (Cortázar Reunión [Arg. 1983]); «¡No se LO puede andar molestando por trivialidades!» (Magnabosco Santito [Ur. 1990]); «Nunca se LO vio ladrar ni gruñir» (Allende Casa [Chile 1982]).


g) Otro caso de leísmo generalizado en todo el mundo hispánico es el llamado «leísmo de cortesía». Se trata del uso de le(s) en función de complemento directo cuando el referente es un interlocutor al que se trata de usted. Este leísmo se justifica por el deseo de evitar la ambigüedad de sentido que acarrearía el uso de los pronombres de acusativo lo(s), la(s), ya que estos podrían referirse tanto a un interlocutor presente como a una tercera persona no partícipe en la conversación:

«Ande, y discúlpelo [a él], que yo en seguida LE acompaño [a usted]» (MDíez Expediente [Esp. 1992]); «Que Dios LE acompañe y LE proteja. Yo aquí LE espero» (Chao Altos [Méx. 1991]); «¿Quiere que LE acompañe? [Dirigido a una mujer]» (Rossetti Alevosías[Esp. 1991]).

No obstante, también se documentan ejemplos en los que no se da este tipo de leísmo, especialmente en el Perú y los países del Cono Sur:

«LO acompaño, sargento» (Scorza Tumba [Perú 1988]).

Aunque el «leísmo de cortesía» no está tan generalizado cuando el interlocutor es femenino, debe considerarse aceptable, especialmente en fórmulas fijas de saludo o despedida del tipo LE saluda atentamente y similares.



5. En algunas zonas de España y América se producen casos de leísmo debidos al contacto del español con otras lenguas que se caracterizan por no contar con distinción de género y por marcar el número y el caso de forma muy diferente al español. Estas lenguas son el quechua, el aimara, el guaraní y el vasco. Las confusiones tienen su origen en la dificultad que plantea el uso correcto del español a los hablantes que normalmente se expresan en esas otras lenguas. En muchos casos estos usos no son exclusivos de los hablantes bilingües de escasa formación, sino que, en general, han pasado a formar parte del habla corriente de las respectivas zonas, pero no se consideran admisibles desde el punto de vista de la norma culta estándar (salvo el leísmo de persona con referente masculino singular; → [véase el apartado anterior número] 2):


a) En el Ecuador, el contacto con el quechua (allí llamado quichua) da lugar a la utilización exclusiva de le(s), independientemente de la función sintáctica que desempeña el pronombre y del género de su antecedente:

«LE encontré acostada» (Icaza Cholos [Ec. 1938] 176).


b) En las zonas andinas del Perú, Bolivia y el noroeste de la Argentina, el español ha convivido o convive con el quechua y el aimara. Como consecuencia de esta coexistencia, a veces se documentan en estas zonas usos de le(s) en función de complemento directo, tanto masculino como femenino, especialmente si el referente es animado:

«Los policías LE cogieron de la cintura, LE levantaron en vilo y LE lanzaron a la caja del camión» (Ribeyro Geniecillos [Perú 1983]).


c) En el Paraguay, el guaraní es lengua oficial junto con el español. El bilingüismo es prácticamente general y la consecuencia principal de la influencia del guaraní en el español hablado en esta zona es el uso exclusivo de le con referentes tanto animados como inanimados, independientemente de la función sintáctica del pronombre y del género de su antecedente:

«Si vos esa pregunta LE trasladás a Oviedo y LE trasladás a Nenín Viveros Cartes y te dicen la misma cosa [...], quiere decir que es un verdadero genio, Nicolás» (Abc [Par.] 19.12.96).

En ciertas zonas del noreste de la Argentina, el español se halla en contacto con el guaraní, por lo que se encuentran manifestaciones leístas semejantes a las paraguayas. Sin embargo, no están tan extendidas entre las capas cultas por el influjo que en estas ejerce la norma estándar nacional, que rechaza fuertemente el leísmo.


d) En el País Vasco y norte de Navarra, zonas del norte de España en las que el español se halla en contacto con el euskera, se emplea le(s) para el complemento directo, con referente tanto animado como inanimado, y con independencia del género del antecedente:

«Ignoro si tiene usted hogar o no LE tiene» (Unamuno Niebla [Esp. 1914]); «Si no por Isabel, vaya si me echo novia allí, que LE conocí a una tal Rosita, sobrina de un cura, como para volverle loco a cualquiera» (SchzMazas Andía [Esp. 1956]).


e) En el español hablado en Cantabria (España) se utiliza la forma le para el complemento directo masculino cuando el antecedente es un nombre singular contable, mientras que se utiliza como forma única lo cuando el antecedente del complemento directo es incontable, independientemente de su género y su número (→ LOÍSMO, 6b):

El coche [contable] LE compramos hace un año; La hierba [no contable] LO guardamos para el invierno.