septiembre 27, 2013

sino / si no


Escribimos «si no», separado, para expresar una condición. En este caso, la conjunción «si» dota de sentido condicional al enunciado, guía su significado. Y escribimos «sino», junto, para expresar una salvedad, es decir, una negación, total o parcial, sobre otra negación expresada anteriormente. El significado de la frase es, pues, la pista para elegir adecuadamente entre «si no» y «sino».

No es azul, sino verde.

No es que no quiera ir, sino que en esas fechas no puedo viajar.

Si no vienes, iremos a buscarte.

Si preferís que vayamos nosotros, decídnoslo, por favor, antes de mañana.


También puede ser una pista la colocación, pues «sino» hace referencia a un elemento anterior, por tanto, no podría encabezar un enunciado. A la inversa no sucede, ya que la condición puede situarse antes o después de lo que condiciona.

Ejemplos:

El concierto no fue en Burgos, sino en Zamora.

No quiso que le ayudáramos, sino que él se empeñó en hacerlo solo.

Nos gustan los bombones si no están rellenos de fruta.

Si no te hubiera oído hablar, no te hubiera reconocido.


Se escribe «sino que» cuando hay un verbo en forma personal en el enunciado que encabeza «sino».

Es obligada la coma antes de «sino»; como siempre, el conocimiento y el buen sentido del hablante determinan las excepciones a esta obligatoriedad.

En ocasiones, «sino» ofrece el significado de «excepto», «más que», «otra cosa que», etc.

Ejemplo:

¿Qué íbamos a hacer sino volvernos a casa?

No quiero sino que nos acompañes ese día.


En el Diccionario panhispánico de dudas encontrarás la voz «sino» para consultar estos detalles.


septiembre 26, 2013

Sin punto final: los títulos, las preguntas y las exclamaciones


Sencillo, ¿verdad? No se escribe punto tras un signo de interrogación o de exclamación. Tampoco se rematan con punto los títulos, sea de un trabajo, memoria, capítulo, apartado, tabla, etc. Es decir, ningún título, por modesto que sea, lleva título al final.

Solo tienes que recordar este detalle para evitar que tus escritos muestren este pequeño lunar o estorbo, frecuente, por otro lado, desde los registros más elevados, como una publicación oficial de un gobierno, hasta los más sencillos, como el de la comunicación práctica cotidiana.

Así expresa la Academia la norma del idioma castellano en este aspecto; lo encuentras en el artículo dedicado al punto en el Diccionario panhispánico de dudas:

«3.2. No debe escribirse punto tras los signos de cierre de interrogación o de exclamación, aunque con ellos termine el enunciado; está, pues, incorrectamente puntuada la secuencia siguiente: ¿Quieres darte prisa?. ¡Vamos a llegar tarde por tu culpa!. Pero ¿se puede saber qué estás haciendo?. Solo debe escribirse punto si tras los signos de interrogación o de exclamación hay paréntesis o comillas de cierre: Se puso a gritar como un loco (¡vaya genio que tiene el amigo!). Me preguntó muy serio: “¿De veras puedo contar contigo?”. [...]

»5.4. Nunca se escribe punto tras los títulos y subtítulos de libros, artículos, capítulos, obras de arte, etc., cuando aparecen aislados y son el único texto del renglón: Cien años de soledad»








septiembre 25, 2013

desempeñar un papel / jugar un papel*


Muy fácilmente se echa mano de la construcción «jugar un papel» cuando se quiere decir «desempeñar un papel». Se trata de una especie lingüística foránea, introducida por contagio de otros idiomas que hemos aprendido a hablar los hablantes de idiomas autóctonos, el castellano, en este caso.

No obstante, cuando desees proporcionar a tu expresión buena imagen y precisión, no es recomendable decir «jugar un papel», pues es un extranjerismo que literalmente en castellano no significa lo que probablemente tú deseas expresar. En el lugar de «jugar», el castellano dispone de términos como «representar», «tener», «realizar», «desempeñar», etc.

Así refiere la Academia el origen de la difusión de esta construcción, la tolerancia normativa con la que cabe aceptarla o usarla, y la alternativa óptima:

«jugar el (o un) papel. Esta construcción es calco, ya antiguo, del francés jouer le (o un) rôle o del inglés to play the (o a) role: “Nada me habría sido tan fácil como jugar el papel de traidor” [...]. Es uso ya muy arraigado en la lengua culta, por lo que no cabe censurarlo; no obstante, se recomienda utilizar con preferencia los verbos hacer, desempeñar o representar, según los casos, que son los verbos tradicionales en español en estos contextos. Por otra parte, no está justificado el uso sin determinante (jugar papel): “Nada es real y ni siquiera la moral juega papel importante”».










septiembre 24, 2013

revelarse / rebelarse


Dos palabras homófonas (es decir, que se pronuncian igual) y cuyo diverso significado da algún que otro quebradero de cabeza y logra afear buenos textos, obra incluso de personas con buena y muy buena formación en su profesión o área de saber.

La Academia se ha ocupado en su Diccionario panhispánico de dudas del malentendido que existe alrededor de «revelar» y «rebelar» cuando se emplean pronominalmente, esto es, acompañados de pronombres que los transforman.

Es muy sencillo distinguirlos, pues son muy diferentes, y seguramente solo es cuestión de unos segundos de reflexión para acertar al elegir entre uno y otro.

Dicho breve y sencillo, como se procura en plaka logika:

«Rebelar», «rebelarse», con «b», significa oponerse, en todas las gamas posibles de oposición: sublevación, desobediencia, etc. Se usa habitualmente como pronominal con «se». Ejemplo: «Me rebelé contra sus caprichos». «El Ejército se rebeló contra su Estado Mayor». «Los alumnos se rebelaron ante los nuevos horarios».

Y «revelar», «revelarse», con «v», cuando se usa pronominalmente de la misma forma, es decir, con «se», significa «mostrarse», «manifestarse». Ejemplos: «Se reveló como un talento precoz». «Nos revelamos como el equipo de la temporada».









septiembre 20, 2013

mirar / ver – enfocarse a / focalizarse en (Dos giros muy del castellano americano y que hemos de evitar a ambos lados del océano)


Es un gran placer, posible gracias a Internet, poder escuchar el castellano que se habla y se escribe en diferentes países y además producido en el momento actual. Conocer sus muletillas de moda, sus extranjerismos... Sea de viva voz o mediante la palabra escrita, es un hecho el elevado intercambio de comunicación entre los hablantes que comparten el castellano, un compartir en semejanzas y en diferencias.

En esta convivencia, nuestra atención se fija en lo diferente, en los usos que no compartimos. Unas veces, podremos incorporarlos a nuestro propio uso, pero otras reconocerlos como usos que no caben en un lenguaje cuidado.

A este último caso pertenecen dos construcciones que se oyen y leen corrientemente, casi siempre, en un registro coloquial, pero pueden darse en personas a quienes interesa cuidar su expresión. Una de ellas es el uso del verbo «ver» con el significado de «mirar». Dos ejemplos en el Banco de datos CREA (Corpus de referencia del español actual), el primero en una novela de Ángeles Mastretta y el segundo en otra de David Martín del Campo:

«Entonces, ¿por qué me ves así?»

«Finalmente le digo “¿qué me ves güey?, se te va a atravesar un camello y tú aquí pajareando”.»


Y la otra construcción muy frecuente en el español de América y no propia de un registro cuidado es el uso pronominal de los verbos «focalizar» y «enfocar», es decir, «focalizarse» y «enfocarse», con las construcciones inadecuadas y, curiosamente, intercambiadas. Ejemplos: «Nos focalizamos a prolongar la vida útil de la maquinaria»*, por: «Nos focalizamos en prolongar la vida útil de la maquinaria». «Quisiera enfocarme en cuidar este jardín»* en lugar del correcto y adecuado: «Quisiera enfocarme a cuidar este jardín».

Si oyes o lees construcciones con el uso trastocado de «mirar/ver» y «enfocarse a/focalizarse en», es muy probable que te encuentres ante un hablante originario de un país de la América hispana.




septiembre 19, 2013

de + lapso de tiempo («Eiza hace menos de un mes que rompió con su novio de dos años»)


Un matrimonio de diez años, una trayectoria de cinco meses, un amigo de siempre, un compañero de cinco años de carrera, etc. Son expresiones que utilizamos, leemos o escuchamos corrientemente. Su común denominador es la preposición «de» más una indicación temporal. La acepción de «de» que cabe adscribir a estos casos no es única, puede estar entre varias de las que contiene el Diccionario de la Lengua, dependiendo del nombre al que complemente esta construcción.

¿Qué ocurre si leemos una frase como la del título de este post?

«Eiza hace menos de un mes que rompió con su novio de dos años.»


Aparece hoy en La Vanguardia. Quizá pensemos algo parecido al autor de este comentario al pie de la noticia, es decir, que el novio tenía dos años de edad:

«Por dios* llamen a la policia* o que el corrector revise esta frase : Eiza hace menos de un mes que rompió con su novio de dos años !!!»


Es evidente que se trata de un comentario jocoso, aunque la literalidad del texto del da la razón. En el uso menos formal del lenguaje, cabe apelar, por confianza, a la lógica de nuestro oyente o lector para que comprenda lo que queremos decir en situaciones de equívoco, ambigüedad o imprecisión.

En cambio, en el uso formal o profesional del lenguaje, hemos de tener en cuenta dos aspectos. Por un lado, que el texto o discurso solo se tiene a sí mismo para hacerse comprender y lograr la comunicación. Por otro lado, que estamos hablando a un público, del cual conviene que nos pongamos en el lugar de quien disponga de menos recursos para comprender lo que decimos. Este enfoque nos ayudará a elegir lo más adecuado y a desestimar lo que, siendo correcto, puede generar imprecisiones de efectos indeseados, como también se destacaba en el post de ayer.





septiembre 18, 2013

La puntuación de las enumeraciones (Precisión en delimitar cada término)


La fuerza o la debilidad de un discurso, tanto oral como escrito, residen en su letra, como patentiza la experiencia, cotidiana o extraordinaria. Si has leído hoy la prensa, quizá hayas encontrado un exponente de esto y es el reto que los países de la ONU afrontan de redactar una resolución destinada a Siria; así lo he leído descrito en Plano Informativo:

«El desafío es hercúleo, encontrar el lenguaje que satisfaga las demandas antagónicas de los cinco miembros permanentes ―Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Rusia y China― y que tenga la suficiente fuerza para despojar a Assad de sus armas químicas.

»El gran interrogante es cómo lograr ese doble objetivo sin incluir, en la letra de la resolución, alguna referencia al uso de fuerza militar en caso de que Damasco no cumpla lo acordado, una de las condiciones de Rusia.

»“Existe un amplio rango entre (una resolución) creíble, fuerte, con consecuencias serias para Siria si no cumple, y algo débil y retórico. Dónde terminaremos en ese rango, no lo sé”, indicó [Carne] Ross [antiguo miembro del servicio exterior británico y director de Independent Diplomat, un grupo de asesoramiento diplomático] a [la Agencia] REFORMA.»


Buena parte de la fuerza de un discurso y, en definitiva, de la energía buscada para nuestros discursos o textos, radica en la ausencia de detalles disonantes, los cuales, inevitablemente, reclamarán la atención del lector u oyente y la apartarán del cauce por el que deseamos que discurra.

Los elementos disonantes pueden ser incorrecciones de todo tipo, pero también elecciones acertadas no todo lo acertadas como para hacer «clic» y crear la capacidad de seducción o la energía única que buscamos. Las elecciones sin el suficiente nivel de acierto

Un detalle que atender en esta línea es la puntuación de las enumeraciones, un aspecto que manejado inadecuadamente introducirá la imprecisión en nuestro discurso. Al no delimitar los componentes de la enumeración, daremos pie a que el oyente o el lector establezcan unas relaciones sintácticas que no son las que corresponden, con el riesgo de equívoca y ambigüedad. Si el texto fuera de la trascendencia de un comunicado diplomático o bélico, como el del ejemplo, las consecuencias negativas pueden ser importantes, tanto como pueden serlo positivas si el texto se redacta con calidad.

En cuanto al aspecto de la puntuación, vemos que los elementos de una enumeración están separados unas veces por comas y otras, por punto y coma. ¿Cuándo es conveniente una u otro?

– La coma para separar componentes de enumeraciones es adecuada si estas son breves o sus elementos no contienen a su vez comas.

Ejemplo del primer caso, una enumeración breve: «Quedamos con Julián, Luis y Pedro».

Y ejemplo del segundo caso, una enumeración más extensa, con elementos elaborados sintácticamente, pero sin comas: «Vimos unas cerezas que no habían madurado, unas manzanas que también estaban verdes y unos tomates que se habían estropeado con las heladas».

– El punto y coma es apropiado para delimitar los elementos de una enumeración si esta es extensa o contiene uno o más elementos construidos con comas.

Ejemplos de ambos casos: «Nuestros productos con mayor demanda son pintura plástica mate; pintura plástica brillo; pintura plástica semimate; pintura plástica seda; pintura plástica satinada; y pintura plástica goteable».


El último término de una enumeración puede unirse con una conjunción; las más corrientes son «y» y «o».

– Si hemos elegido el punto y coma para separar los elementos de la enumeración, escribiremos también punto y coma antes de la conjunción que introduce el último elemento.

– Si hemos elegido separar con coma los elementos de la enumeración, en principio no será necesaria antes del último componente si lo encabezamos con conjunción.

• Excepcionalmente escribiremos coma antes de esta conjunción si el penúltimo elemento de la enumeración incluye una conjunción igual, es decir, por ejemplo, una «y». Ejemplo: «En el acuario hay guppys, platys, guramis y mollis, y todos conviven en armonía».

• También escribiremos esta coma antes de conjunción si, una vez finalizada la enumeración, la oración continúa con una conjunción igual y el significado de dicha continuación afecta al conjunto de la enumeración. Ejemplo: «Uno de nuestros objetivos es compartir las experiencias y las ideas, y generar conciencia en las personas para que cuiden nuestro planeta».


Puedes consultar más detalles de la normativa lingüística en los artículos dedicados a la coma y al punto y coma en el Diccionario panhispánico de dudas.








septiembre 13, 2013

«El martes bajará la temperatura hasta ocho grados» (Ejemplo sobre el uso y el no uso del artículo)


La frase que ves en el título del post es una buena pista sobre la utilidad de los artículos determinados «el», «la», «lo», «los», «las». A menudo se prescinde de ellos, cuando lo adecuado es utilizarlos, adecuado y además productivo, ya que aportarían valores expresivos a lo que decimos. Por esta corriente tendencia a no utilizarlos, la lectura de la frase «el martes bajará la temperatura hasta ocho grados» puede hacernos dudar de si se trata de un descenso «de» ocho grados o «hasta» los ocho grados.

La no omisión del artículo se indica especialmente en el caso de estructuras partitivas, es decir, aquellas que expresan una parte de algo con la preposición «de»: «los más simpáticos de clase»* debe escribirse «los más simpáticos de la clase»; «el dos por ciento de aves migratorias»* es «el dos por ciento de las aves migratorias».

La entrada del Diccionario panhispánico de dudas dedicada al artículo determinado compendia los usos más corrientes acertados y erróneos de este componente de la lengua.




septiembre 12, 2013

Sistema Internacional de Unidades


estereorradián, angstrom, centipoise... Son nombres de unidades de medida que forman parte de un código específico, fruto de un acuerdo internacional entre países con diferentes idiomas y válido en estos países. Dicho código, formado exclusivamente por unidades metrológicas, se llama en castellano Sistema Internacional de Unidades o SI. Dado que sus elementos son términos muy específicos y que su existencia y expresión está regulada por leyes nacionales e internacionales, el camino para expresarlos adecuadamente consiste en conocer estas fuentes legales e institucionales, pues en cada momento nos brindarán la información necesaria y actualizada para el uso de estos términos.

El Sistema Internacional de Unidades, o SI, trata de ser la armonización de todos los sistemas de medidas del mundo, y el organismo dedicado a establecerlo es la Organización Internacional de Metrología Legal (OIML). En España, el órgano correspondiente es el Centro Español de Metrología (CEM), que actualmente se presenta como «organismo autónomo adscrito a la Secretaría General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa del Ministerio de Industria, Energía y Turismo», creado en 1990.

Algunos de los términos de este código, es decir, algunas unidades de medida del SI son específicas de determinado país o países y, en su caso, el SI determina el factor de conversión a valores internacionales.

Para el conjunto del Estado español, en el momento presente rige la Ley 3/1985, de 18 de marzo, de Metrología, donde «se determinan las unidades legales de medida, su materialización y la obligatoriedad de su utilización, en conformidad con los acuerdos de la Conferencia General de Pesas y Medidas (Sèvres), de las que España es miembro fundador» ―en el enlace incluido en la mención de la ley, puedes ver bajo el texto de esta sus modificaciones posteriores―. Es decir, que una vez establecido el Sistema, su aplicación es definida mediante los acuerdos tomados por los países agrupados en el organismo creado para ello, que es la citada Conferencia, The General Conference on Weights and Measures (Conférence Générale des Poids et Mesures, CGPM).

Con estos enlaces a todos los sitios web oficiales, tenemos la materia para poder emplear adecuadamente el SI.

En la Red encontramos algunos materiales didácticos elaborados por profesorado universitario. Pueden servirnos como referencias, resúmenes, pistas, etc., sin olvidar que el cometido profesional de elaboración y/o tratamiento y edición de textos requiere acudir a las fuentes primarias, que son los citados organismos y sus dictámenes, así como la normativa legal vigente.









septiembre 11, 2013

Símbolo y abreviatura


Una abreviatura representa a una palabra y se construye suprimiendo algunas de las letras de esta.

Casi siempre, las abreviaturas terminan con un punto; en los casos excepcionales, encontraremos terminaciones diversas, como las letras voladitas en n.º (número) o la barra en C/ (calle).

En cuanto a las letras que se conservan de la palabra original, se escriben tal como se escribirían en ésta: con tilde, con mayúscula, etc. Por ejemplo, pág., teléf., etc.

Las abreviaturas de uso más habitual están reunidas en el Apéndice 2 del Diccionario Panhispánico de dudas. No son invariables y pueden reflejar con su número y género el de la palabra que abrevian.

Los símbolos son igualmente abreviaciones que sirven para representar palabras, pero su carácter es eminentemente científico-técnico y pueden formarse no solo con letras, sino también con signos no alfabetizables; un ejemplo es el símbolo € del euro.

En la definición de los símbolos destacan de forma importante estos otros rasgos:

«En general, son fijados convencionalmente por instituciones de normalización y poseen validez internacional. No obstante, hay símbolos de uso tradicional que no han sido fijados por las instituciones de normalización, cuya validez se restringe muchas veces a ámbitos geográficos limitados; es el caso, por ejemplo, del símbolo O (Oeste), usado en el ámbito hispánico, y que, en el sistema internacional, es W (del ingl. West).

»Los símbolos más comunes son los referidos a unidades de medida (m, kg, lx), elementos químicos (Ag, C, Fe), operaciones y conceptos matemáticos (+, ­%), monedas ($, £, ¥, €, CLP) y puntos cardinales (N, S, SE).

»También se utilizan símbolos para denominar abreviadamente los libros de la Biblia: Gn (Génesis), Ex (Éxodo), Lv (Levítico).»


Los principales símbolos alfabetizables —formados por letras, pues— están recopilados en el Apéndice 3 del Diccionario panhispánico de pudas, mientras que los principales símbolos y signos no alfabetizables se recogen en el Apéndice 4 del mismo.

Al contrario que las abreviaturas, en ningún caso los símbolos terminan en punto, ni se escriben con tilde ni incorporan -s o -es cuando se usan con significado de plural.

Algunos símbolos que usamos con frecuencia son km (kilómetro), kg (kilogramo) y g (gramo) y se escriben así, sin punto final.





septiembre 10, 2013

de acuerdo a / de acuerdo con


«De acuerdo con» significa «conforme a», «según», etc. y puede referirse tanto a cosas (circunstancias) como a personas (opiniones, indicaciones, etc.). Ejemplos:

«De acuerdo con los resultados de la votación, Andrés fue nombrado entrenador del equipo.»

«Las empresas tendrán de plazo hasta el viernes para solicitar la subvención, de acuerdo con la convocatoria del Ministerio.»

«Planeamos la excursión por los lugares que eran transitables de acuerdo con el monitor del campamento.»

«Los fines del programa son tres de acuerdo con el Instituto de Meteorología.»


Es adecuado escribir o decir «de acuerdo a» respecto a cosas, pues en el caso de lo que tiene que ver con personas, el uso adecuado es «de acuerdo con».

Algunos ejemplos de usos válidos con «de acuerdo a» serían:

«Los intereses se actualizaron de acuerdo a la nueva tasa del Euribor.»

«De acuerdo al proceso de fabricación, la fase siguiente comprende el troquelado de las piezas.»


Y así lo expone el criterio académico vigente, expresado en el Diccionario panhispánico de dudas:

«acuerdo. 1. de acuerdo con. 1. de acuerdo a. Locución preposicional que significa “según o conforme a” [...]. Esta es la forma preferida en la lengua culta, tanto de España como de América, aunque existe también la variante “de acuerdo a”, más frecuente en América que en España, surgida posiblemente por influjo del inglés according to y solo válida si lo que introduce se refiere a cosas [...]. Cuando la locución introduce un sustantivo de persona y significa “con arreglo o conforme a lo que dice u opina esa persona”, el uso culto solo admite “de acuerdo con” [...].»


Cada vez son más asiduas las relaciones entre los diversos países de la comunidad hispanohablante y, como bien señala la Academia, el uso inadecuado de «de acuerdo a» es habitual entre los hablantes del castellano de América.

Es de destacar que las relaciones entre comunidades hispanohablantes son desarrolladas también por las Academias de los diversos países, lo que da lugar a obras de referencia tan cosmopolitas como este buen Diccionario Panhispánico de dudas. Obra cosmopolita, fruto de estudio colaborativo y sumamente útil para comprendernos mutuamente entre quienes somos si no hermanos, sí los familiares más próximos en el idioma castellano —usado también en este blog y que le da materia—.

Por lo mismo, resulta positivo repasar criterios de vez en cuando, ya que tendemos a reemplazarlos por usos propios de aquellos con quienes convivimos, como podemos comprobar cotidianamente en el caso de las locuciones «de acuerdo con» y «de acuerdo a».





septiembre 06, 2013

...Y relaciones muy fuertes con comas


Como la de «pero» en el interior de una frase, que debe ir siempre precedido por coma. Dicho de otra forma, el elemento del enunciado que introduce «pero» se abre siempre con una coma. Ejemplo: Llueve, pero nos gusta.


Otro caso de coma fuerte es la que antecede a «sino», de significado adversativo semejante al de «pero», es decir, un significado o elemento contrario, total o parcialmente, a lo que se ha indicado en primer lugar. Ejemplo: No vino solo, sino que le acompañaron sus amigos Juan y Pedro.


Y una tercera relación especialmente fuerte de la coma es detrás de los enunciados que comienzan por la conjunción condicional «si». Cuando ocupan el lugar inicial de la frase, terminan siempre en una coma. Lo introducido por «si» es el condicionante, la prótasis; mientras que lo condicionado es la apódosis. Ejemplo: Si nos traes manzanas, haremos compota.


El Diccionario panhispánico de dudas detalla los usos y no usos de la coma en el artículo que le dedica.






septiembre 05, 2013

Relaciones imposibles con comas...


No hay coma entre sujeto y verbo. Sin embargo, no es raro verla escrita cuando se abre un inciso con coma detrás de la palabra nuclear del sujeto y ¡se olvida la coma de cierre de inciso! Tal que así: las maletas, que dudamos tanto en llevar se perdieron*; sería: las maletas, que dudamos tanto en llevar, se perdieron.


Tampoco es posible la coma en las correlaciones «tanto... que...» y «tal... que...». Como en el caso anterior, no es raro ver la coma inoportunamente colocada, sea por desconocimiento o, de nuevo, por despiste motivado por la extensión con la que se elabora el primer término de la correlación, el encabezado por «tanto» o «tal».


Una tercera coma que no es necesaria ni posible según los cánones es la coma entre «pero» y el signo de interrogación o el de exclamación: pero, ¿cuándo habéis llegado?*, pero, ¡cuánto has cambiado!*; sería: pero ¿cuándo habéis llegado?, pero ¡cuánto has cambiado!


El Diccionario panhispánico de dudas detalla los usos y no usos de la coma en el artículo que le dedica.




septiembre 04, 2013

Las siglas en castellano carecen de la -s de plural


Las siglas son palabras invariables, es decir, su forma es igual siempre, independientemente de que signifiquen singular o plural. Así, por ejemplo, palabras como «ONG», «PDF» o «CD» no podrían escribirse «PDFs*», «ONGs*», «CDs*», «PDF’s*», «ONG’s*», «CD’s*».

Así lo expone la ortografía académica vigente:

«Aunque en la lengua oral tienden a tomar marca de plural ([oenejés] = ‘organizaciones no gubernamentales’), son invariables en la escritura: las ONG; por ello, cuando se quiere aludir a varios referentes es recomendable introducir la sigla con determinantes que indiquen pluralidad: Representantes de algunas/varias/numerosas ONG se reunieron en Madrid. Debe evitarse el uso, copiado del inglés, de realizar el plural de las siglas añadiendo al final una s minúscula, precedida o no de apóstrofo: CD’s*, ONGs*.»


Algunas siglas han pasado a ser palabras comunes, sustantivos, como «pyme» o «cedé». Puedes comprobar su aceptación normativa en el Diccionario académico y utilizarlas así, si las prefieres a su forma de sigla o si las consideras más aptas para tu público o lectores. En este caso su morfología funcionará como la de todo otro sustantivo común: las pymes, los cedés.





septiembre 03, 2013

Los útiles sinónimos



Claro que este post no es para decir lo que es un sinónimo, sino para recordar que al escribir solemos incurrir impepinablemente en repetir palabras. Es un efecto poco estético que en el repaso de lo escrito solucionamos reemplazando la repetición por un sinónimo o por una expresión equivalente.

Estas palabras de significa parecido o igual se llaman sinónimas, son los sinónimos.

Es decir, que el post de hoy reivindica el repaso de lo escrito y, además, repaso con atención a las repeticiones léxicas.

No existen los textos perfectos en el sentido latino de ‘acabados’, pues esto implicaría que solo pueden ser de una forma. Por el contrario, el empleo del lenguaje es un espectáculo de diversidad inagotable, de múltiples posibilidades, casi tantas como personas. El uso de los sinónimos es una muestra de esto y también de que no podemos clasificar un texto de perfecto, todo lo más, de correcto.

La corrección es un gran logro, pero si nos decidimos a avanzar más allá, nos mediremos con la maravilla de moldear el lenguaje para aportarle inflexiones, riqueza y capacidad de suscitar algún tipo de comunicación o una respuesta en forma de recuerdo por parte de nuestro lector.