La fuerza o la debilidad de un discurso, tanto oral como escrito, residen en su letra, como patentiza la experiencia, cotidiana o extraordinaria. Si has leído hoy la prensa, quizá hayas encontrado un exponente de esto y es el reto que los países de la ONU afrontan de redactar una resolución destinada a Siria; así lo he leído descrito en Plano Informativo:
«El desafío es hercúleo, encontrar el lenguaje que satisfaga las demandas antagónicas de los cinco miembros permanentes ―Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Rusia y China― y que tenga la suficiente fuerza para despojar a Assad de sus armas químicas.
»El gran interrogante es cómo lograr ese doble objetivo sin incluir, en la letra de la resolución, alguna referencia al uso de fuerza militar en caso de que Damasco no cumpla lo acordado, una de las condiciones de Rusia.
»“Existe un amplio rango entre (una resolución) creíble, fuerte, con consecuencias serias para Siria si no cumple, y algo débil y retórico. Dónde terminaremos en ese rango, no lo sé”, indicó [Carne] Ross [antiguo miembro del servicio exterior británico y director de Independent Diplomat, un grupo de asesoramiento diplomático] a [la Agencia] REFORMA.»
Buena parte de la fuerza de un discurso y, en definitiva, de la energía buscada para nuestros discursos o textos, radica en la ausencia de detalles disonantes, los cuales, inevitablemente, reclamarán la atención del lector u oyente y la apartarán del cauce por el que deseamos que discurra.
Los elementos disonantes pueden ser incorrecciones de todo tipo, pero también elecciones acertadas no todo lo acertadas como para hacer «clic» y crear la capacidad de seducción o la energía única que buscamos. Las elecciones sin el suficiente nivel de acierto
Un detalle que atender en esta línea es la puntuación de las enumeraciones, un aspecto que manejado inadecuadamente introducirá la imprecisión en nuestro discurso. Al no delimitar los componentes de la enumeración, daremos pie a que el oyente o el lector establezcan unas relaciones sintácticas que no son las que corresponden, con el riesgo de equívoca y ambigüedad. Si el texto fuera de la trascendencia de un comunicado diplomático o bélico, como el del ejemplo, las consecuencias negativas pueden ser importantes, tanto como pueden serlo positivas si el texto se redacta con calidad.
En cuanto al aspecto de la puntuación, vemos que los elementos de una enumeración están separados unas veces por comas y otras, por punto y coma. ¿Cuándo es conveniente una u otro?
– La coma para separar componentes de enumeraciones es adecuada si estas son breves o sus elementos no contienen a su vez comas.
Ejemplo del primer caso, una enumeración breve: «Quedamos con Julián, Luis y Pedro».
Y ejemplo del segundo caso, una enumeración más extensa, con elementos elaborados sintácticamente, pero sin comas: «Vimos unas cerezas que no habían madurado, unas manzanas que también estaban verdes y unos tomates que se habían estropeado con las heladas».
– El punto y coma es apropiado para delimitar los elementos de una enumeración si esta es extensa o contiene uno o más elementos construidos con comas.
Ejemplos de ambos casos: «Nuestros productos con mayor demanda son pintura plástica mate; pintura plástica brillo; pintura plástica semimate; pintura plástica seda; pintura plástica satinada; y pintura plástica goteable».
El último término de una enumeración puede unirse con una conjunción; las más corrientes son «y» y «o».
– Si hemos elegido el punto y coma para separar los elementos de la enumeración, escribiremos también punto y coma antes de la conjunción que introduce el último elemento.
– Si hemos elegido separar con coma los elementos de la enumeración, en principio no será necesaria antes del último componente si lo encabezamos con conjunción.
• Excepcionalmente escribiremos coma antes de esta conjunción si el penúltimo elemento de la enumeración incluye una conjunción igual, es decir, por ejemplo, una «y». Ejemplo: «En el acuario hay guppys, platys, guramis y mollis, y todos conviven en armonía».
• También escribiremos esta coma antes de conjunción si, una vez finalizada la enumeración, la oración continúa con una conjunción igual y el significado de dicha continuación afecta al conjunto de la enumeración. Ejemplo: «Uno de nuestros objetivos es compartir las experiencias y las ideas, y generar conciencia en las personas para que cuiden nuestro planeta».
Puedes consultar más detalles de la normativa lingüística en los artículos dedicados a la coma y al punto y coma en el Diccionario panhispánico de dudas.