enero 23, 2020

«Se piensa en la Cámara Ecuatoriana del Libro como institución antagónica a las editoriales independientes. Pero... casi todas las editoriales en el país son independientes»



Milagros Aguirre, «El libro: verdades y prejucios», tribuna de opinión en el diario El Comercio (@elcomerciocom) de Ecuador



«El mundillo cultural, así, como el país, está construido de con base en falsas premisas, discursos binarios en los que parece mejor dividir que sumar. Por puro prejuicio, por ejemplo, se piensa en la Cámara Ecuatoriana del Libro [@CamaraLibroEC] como institución antagónica a las editoriales independientes. Pero... casi todas las editoriales en el país son independientes... ese gremio incluye a 181 socios entre libreros, editores y personas particulares; salvo las editoriales universitarias (algunas que reciben fondos públicos), no hay mayor diferencia entre quienes están agremiados y quienes no lo están.

»A propósito de la Feria del Libro de Quito [@FILQuito], se dijo los “grandes monopolios” no asistieron. Pero más que monopolio... son tres tiendas medianas, en un país donde casi que no hay librerías. ¿No asistieron por boicotear la feria? Más bien parece que no asistieron porque, en épocas navideñas, con locales en centros comerciales, contratando personal extra, no les resultaba muy rentable participar. La mayoría de editoriales y librerías del país funcionan con fondos propios, como empresas medianas o como emprendimientos privados, es decir, independientes.

»En el listado de las 500 empresas más grandes del Ecuador no figura ninguna que tenga que ver con el sector editorial. La situación del libro en el país es difícil para todos sus actores: editores, libreros, autores y consumidores. Con la ausencia de editoriales como Planeta o Alfaguara, al autor ecuatoriano le quedan dos posibilidades para publicar su obra en el país: las editoriales pequeñas a donde, la mayoría de las veces, tiene que acudir con la plata de su bolsillo (de otra manera la editorial no puede sobrevivir) o autopublicarse, creando su propio sello.

»En el país no se hacen más de 300 ejemplares por título. Hay autores que quieren imprimir sus libros bajo demanda... cinco, seis ejemplares, pero la Ley de Cultura dice que deben entregar mínimo 12 ejemplares al SENADI [Servicio Nacional de Derechos Intelectuales del Gobierno de Ecuador] [@SENADI_Ecuador].

»Las librerías piden cinco o diez libros a consignación con el 36% de descuento pagaderos... ¿a seis meses o un año? Las leyes están hechas pensando en falsas premisas como que los editores roban a los autores sus derechos de autor que suponen que son miles, en universidades que explotan a sus docentes y se enriquecen con su obra (Código Ingenios), aunque es mucho mayor la inversión a los réditos económicos que la actividad editorial pueda dar; en tirajes enormes que permiten regalar libros a las instituciones públicas y en centenares de sellos editoriales especializados para que los docentes universitarios escojan de un enorme abanico “un sello editorial que acredite su publicación”. Antes de hacer más leyes sobre la cultura, sería bueno aterrizar en la realidad de cada sector».


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