marzo 12, 2015

Paco Puche y Juan Miguel Salvador:«La librería solar como futuro ante el reto digital y el decrecimiento»


Es una propuesta sorprendente para el futuro del libro, precedida de un diagnóstico de la realidad librera atinado, expresado de forma clara, desde una visión y un conocimiento amplios. Como que sus autores, Paco Puche y Juan Miguel Salvador, son dos habitantes del mundo librero y, por la forma como lo sienten, parece que han nacido en él. De hecho, su diseño de librería se asemeja a una propuesta habitacional, incluso atlas de microcosmo.
Los tres años y medio aproximadamente que han pasado desde que se publicó no le han restado vigencia. Apareció en la revista El Observador, donde continúa disponible.
Una lectura para disfrutar y tener en el fondo de armario de lecturas.
Reproduzco la propuesta de librería solar, precedida del apartado anterior, que le sirve de contextualización. Y por si las idas y venidas de la Red un día lo despublican, también lo he imprimido en PDF que comparto a través de este enlace.



La librería solar como futuro ante el reto digital y el decrecimiento

Paco Puche y Juan Miguel Salvador


«Economía del libro

»LA progresiva pérdida de capacidad adquisitiva de gran parte de la población nos sitúa ante una clientela más remisa al gasto compulsivo e innecesario (compra por impulso, en el lenguaje blanqueado del marketing). La variable precio ganará en importancia, pero no cabe descartar que también lo hagan otras variables más subjetivas, como el valor atribuido al producto de larga vida, una vez que el furor de lo efímero deje paso al aprecio por lo duradero. De la capacidad de la industria del libro de otorgar valor añadido a éste dependerá el tamaño económico de dicha industria. Pero todo indica que ese pastel global va a menguar, y bastante. En la medida en la que el libro digital vaya logrando más trozo de ese pastel, menos quedará para el libro en papel. La convivencia entre los dos formatos no es incruenta. Pero hay otra posibilidad: que el contenido digital acabe siendo un reclamo o incentivo gratuito (o casi) para la venta en papel.

»EL precio de los contenidos digitales tiende a cero en una economía de oferta superabundante. Tampoco está del todo claro que los potenciales consumidores vayan a optar por pagar por algo que pueden conseguir gratis. Es un gran desafío para la industria editorial conseguir hacer rentable la comercialización digital, pero si lo consigue es muy improbable que sea para la gigantesca cantidad de títulos que componen hoy el saldo vivo de libros en España. La inversión en papel se recupera con ventas de menos de 2.000 ejemplares, siendo el precio medio de algo menos de 15 euros, pero es dudoso que pueda lograrlo vendiendo el mismo número de descargas digitales a 1 ó 2 euros. Lo digital tiende hacia la concentración y el monopolio, y la posición de fuerza de los grandes actores de ese mundo se repetirá en la industria editorial digital. Es complicado para los editores de papel tener que hacer hoy grandes inversiones que, en el mejor de los casos, sólo se recuperarán en un futuro distante. La deriva económica actual, que va a durar largos años, no favorece este tipo de apuestas.

»EL modelo de pago por acceso podría imponerse una vez que el impacto en los precios de los dispositivos del escenario comentado anteriormente empezara a notarse. Pero es difícil que pueda haber viabilidad económica para tantos títulos y tantas editoriales como existen actualmente.

»PARA algunas librerías independientes es posible encontrar un pequeño hueco en la venta de descargas, pero para el conjunto del tejido librero no lo es. Puede ser una opción válida para unos pocos, pero no para el sector.

»LOS datos económicos referidos al libro de papel se resumen en que tras varios años de facturación global estancada, llevamos dos seguidos de clara bajada. Es pues un sector maduro y en cierta decadencia, con el desafío de saber sobrevivir no ya sin crecimiento de las ventas sino con decrecimiento. Para adecuarse a esta realidad es necesario ser mucho más eficiente en los procesos, con un uso óptimo de los recursos y la tecnología. Pero tan importante o más será la capacidad de cooperación que demuestre el sector, que se plasma en nuestra sopa de letras particular: SINLI, DILVE, CSL, CEGAL en Red. La cooperación quiere decir ahorro de costes, pero también implica información y conocimiento compartidos. Curiosamente, la historia y la naturaleza nos enseñan que en ámbitos de escasez la cooperación es mejor estrategia que la lucha y la acumulación.

»UNA de las pruebas de fuego va a ser la adecuación de la oferta (siempre creciente, todos los años batiendo el récord de novedades) a la demanda, que no puede absorber todo lo que se publica ni en las tiradas en que se hace. Las devoluciones crecientes se trataban de compensar con la huida hacia delante de publicar más aún, pero ese juego ya no se sostiene más tiempo. Pese a la reticencia de casi todos, toca autolimitarse. Con el inevitable encarecimiento del transporte, editar en exceso va a ser prohibitivo. La impresión bajo demanda puede ser de gran ayuda, y no hay que descartar que una parte significativa de la edición se acabe realizando en las librerías con pequeñas máquinas rápidas y eficientes, recuperando la antigua función de librero-impresor.

»EN cuanto al tamaño y tipología de las empresas, en lo que a librerías se refiere es previsible que las grandes cadenas sufran. En parte porque aquellas tiendas radicadas en centros comerciales verán disminuir implacablemente su flujo de clientes. Al centro comercial se va en coche, y la automoción privada sufrirá un rápido declive conforme el precio de la gasolina se dispare. Por otra parte, las grandes estructuras pueden tener mayores dificultades de adaptación que las pequeñas a un entorno de no crecimiento. Lo mismo se aplica a editoriales.

»Y cabe experimentar con librerías de formato cooperativo, que aporten servicios variados, además de la mera venta de libros, como ya empezamos a observar.

»DURANTE unos cuantos años es probable que se mantengan simultáneamente los dos formatos, papel y digital, con varios modelos de edición y comercialización, hasta que se compruebe la inviabilidad de uno u otro. Eso obligará a las librerías independientes a no desatender del todo las posibilidades que ofrezca el mundo digital, aunque la apuesta de futuro debe estar basada en el papel, y sobre todo, en la dimensión física, tanto de los espacios de las librerías como de la relación de encuentro y cercanía establecida con los clientes. Hay que convertir el problema en solución. Si la dimensión física es la que nos marca, fortalezcamos lo que posibilita. Frente a lo virtual, lo palpable [nota 1: Paco Puche, “La librería palpable”, en Un librero en apuros. Memorial de afanes y quebrantos, Málaga, Ediciones del Genal, 2004, pág. 107]. Lo difícil para la librería independiente será aguantar el envite de estos primeros años, con todo en contra. Pero es posible que quien lo logre pueda ocupar un importante lugar en la sociedad futura.



»La librería del futuro

»UNOde nosotros ya anticipó [nota 2: Paco Puche, “La librería solar”, ponencia presentada en el Congreso de Libreros, Alcalá 2007] la relación de las funciones que le quedan que desempeñar en un futuro a la librería, y que resumimos como sigue:

»- La función informadora. Se trata de disponer y ofrecer todas las bases de datos necesarias, o su acceso on-line.

»- La función recomendadora. Se trata de transmitir el saber conspicuo y creíble sobre los contenidos de los libros, que se aprende con el amor y la experiencia.

»- La función de encuentro. La librería palpable será siempre un lugar de reunión de gentes y de cruce esporádico de personas.

»- La función cultural. Se trata de tener una postura activa en la difusión de la cultura y el pensamiento.

»- La función civilizatoria. En los tiempos que corren hay que fomentar los valores de no violencia, solidaridad, sabiduría, frugalidad y solaridad.

»- La función de resistencia. Los huecos están ahí, pero es necesario ocuparlos. Como hemos visto en el 15M existen otras posibilidades.

»- La función endógena. La empresa cultural librera debe incardinarse en su medio social.

»- La función de etnodiversidad. Hay que fomentar las lenguas y culturas locales y mantener libros de fondo.

»- La función de servicio polivalente. La librería palpable tiene en su mano proporcionar todos los servicios, incluidos los virtuales.

»- La función corporal. Propiciamos el poder tocarnos, en estos tiempos de virtualidad y rechazo.

»- La función laboral. Tenemos los medios para dignificar el trabajo.

»- La función empresarial. Podemos representar polos de fomento de la escala humana. Tendremos que apostar por formas empresariales cooperativas.

»- La función poética. Podemos seguir repartiendo sueños.

»- La función de solaridad. Hay que caminar hacia la librería solar.


»TODO esto podría realizar la librería del futuro, la librería solar. ¿Qué características debe tener? Debe respetar los principios de la biomímesis, la imitación de la naturaleza. Para ello ha de ser eficiente y frugal en el uso de materiales y energía en sus instalaciones, no generar demasiados residuos (incluidas las devoluciones), situarse cerca de donde vive la población a la que atiende, trabajar con materias primas renovables y con bajo impacto en los ecosistemas (papel de bosques gestionados con criterios sostenibles), apostar por una variedad de fondos de calidad, y contribuir cultural, social y económicamente a la comunidad local en la que se inserta, además de colaborar con el resto de los agentes del ecosistema del libro en su mejora y sostenibilidad.

»DEBE formar parte de un mundo más lento pero más apreciativo, otorgando al libro que se lo merece el tiempo y la atención necesaria para que sea conocido por sus lectores naturales. En realidad, esa es la misión esencial de la librería: poner en comunicación libros con lectores.

»LA librería solar puede ser la respuesta a un futuro de baja energía si sabe adaptarse y resistir. ¿Merecería la pena? Seguro. ¿Será posible? Esperemos que sí. Tenemos que intentarlo».






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