Cuauhtémoc Banderas Martínez
«Los procesos comunicativos en el aula.
Una reflexión desde la pragmática»
Sincronía, nº. 65-66, enero-diciembre de 2014.
Sincronía (Revista de Filosofía y Letras). Universidad de Guadalajara. Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH). Departamento de Filosofía y Departamento de Letras. MÉXICO
Este artículo, cuyo título ves más arriba entre comillas, es una lectura posible para acompañar un momento de reflexión aspiracional, o un motivo o un catalizador para ese género de pensamientos, sobre qué hacemos, cómo, para qué, qué queremos...
En el desarrollo de estas páginas se conjuga la doble acepción de entendimiento que puedes leer en el título del post; es una buena regla nemotécnica para actualizar mental y prácticamente la propuesta que ofrecen. Aunque Cuauhtémoc Banderas la refiere al ámbito de la educación profesoral, tanto por su expresión amena y asequible como por su contenido puede resultar de utilidad a toda persona que deba dirigirse a una audiencia por razones de explicar, formar, mostrar, etc.
El autor invita a atender a los procesos educativos como actos de comunicación y plantea que:
No hay educación cuando los alumnos no entienden al profesor (pág. 4).
A su vez, el profesor es más eficaz cuando entiende la filosofía educativa de su trabajo, además de los contenidos curriculares (pág. 4).
El entendimiento en ambos casos se traduce generalmente a través de actos lingüísticos, como explicar, ejemplificar, relacionar, contextualizar, etc. (pág. 4).
Esto justifica, enuncia Banderas, el interés de analizar los discursos que se producen en el aula. Más aún en las situaciones de interacción, donde los individuos comparten y negocian significados, y de esta forma, construyen otros nuevos (pág. 5). Por medio de esta interacción, la acción educativa, al igual que la comunicativa, puede lograr no solo la meta del entendimiento comunicativo, sino además la de ser «determinante» (pág. 5).
Lo determinante del acto de habla reúne para el autor dos propiedades, expresadas a través de una cita de Habermas: que pueda considerarse válido y que pueda ser objeto de crítica. Un acto de habla con estas características es el que apela al entendimiento (a la facultad del entendimiento) a través de razones, las cuales, para Cuauhtémoc Banderas, poseen «fuerza de convicción» (pág. 6).
Sin embargo, y en el párrafo final llega la identificación del problema a cuya resolución se pretende contribuir (pág. 6):
«En una gran mayoría de instituciones educativas continúan predominando los actos de habla que no promueven el entendimiento y sí, en cambio, inducen a la aceptación acrítica y pasiva de los conocimientos; este fenómeno está estrechamente vinculado con las deficiencias de la comprensión por parte del docente, no sólo en lo que se refiere a la propuesta pedagógica del modelo educativo en cuestión, sino también, a los contenidos temáticos de la disciplina.»
La solución se ha aportado previamente, en un resumen de lo expuesto en las páginas precedentes (pág. 6):
«Las actividades educativas, en tanto procesos discursivos, para ser adecuadas, productivas o exitosas, deben realizarse en procesos interactivos a través de este tipo de actos de habla. [...] En el ámbito educativo [...] sólo es posible actuar adecuadamente si somos capaces de usar un discurso que tenga la capacidad de crear un vínculo basado en la fuerza de convicción que poseen las razones, potencial que sólo la comunicación lingüística dirigida al entendimiento posee.»
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