Salvio Martín Menéndez
«Historiografía lingüística y análisis del discurso: las relaciones necesarias»
RAHL. Revista argentina de historiografía lingüística, vol 1, n.° 1, 2009
RAHL. Revista argentina de historiografía lingüística | Universidad de Buenos Aires | ARGENTINA
Extracto de apartados en páginas 51-52 y 64 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original del texto.
«Introducción
»El presente trabajo intenta fundamentar por qué el análisis del discurso, entendido como una subdisciplina lingüística que contempla diferentes enfoques teórico-metodológicos, es una teoría de base necesaria para analizar los discursos que se constituyen como objeto para la historia de las ciencias del lenguaje. Según entendemos, la evidencia discursiva determina el alcance del análisis historiográfico; por esa razón, consideramos que el análisis del discurso es un modo de abordarla satisfactoriamente.
»No nos interesa, por lo tanto, ampliar los alcances tradicionales del análisis del discurso (Lavandera 1983; Fairclough 1995; Menéndez 2000) sino ampliar la naturaleza de los discursos con los que trabaja.
»Así, y en el marco general de la historiografía lingüística (Koerner 2007), adoptamos la perspectiva de que el desarrollo histórico de las ideas sobre el lenguaje puede ser abordado como un tema y un corpus cuya construcción, constitución y representación puede describirse, explicarse e interpretarse dentro de los lineamientos de las tres perspectivas que consideramos centrales para llevar a cabo el análisis del discurso desde el punto de vista estratégico que adoptamos (Menéndez 2005a): la gramatical, la discursiva y la crítica. La primera describe los recursos que la gramática provee; la segunda explica su combinación estratégica; la tercera interpreta críticamente el uso estratégico a partir de su inscripción genérica y serial.
»Tres unidades de análisis se combinan para llevar a cabo un análisis de estas características: el texto (unidad gramatical), el discurso (unidad estratégica) y la serie (unidad crítica). Nos interesa, por lo tanto, mostrar cómo los límites seriales permiten llevar a cabo una interpretación crítica basada en los dispositivos estratégicos que los recursos gramaticales hacen posibles.
»En un trabajo reciente que pretende evaluar el desarrollo de la historiografía lingüística desde la década del setenta hasta hoy, Koerner (2007: 46) ha señalado, entre los “retos” que aguardan a la disciplina, la necesidad de que los especialistas avancen en el establecimiento de una serie de principios metodológicos y epistemológicos como condición necesaria para la definitiva consolidación de la historiografía lingüística en el marco general de las ciencias del lenguaje.
»Al respecto, señala que, a pesar de los avances realizados en relación con una serie de problemas y categorías (metalenguaje, influencia e ideología, por ejemplo, a partir de sus propios trabajos), es necesario todavía profundizar la discusión metodológica, particularmente, con el objetivo de alcanzar “un consenso más amplio, o al menos una conciencia más general de estos temas [...], importantes para el desarrollo ulterior de nuestra labor” (2007: 46).
»Es importante entonces entender que el análisis del discurso actúa como complemento del análisis historiográfico al proveer los instrumentos básicos que hacen posible un abordaje discursivo que permita fundamentar con precisión las interpretaciones de las evidencias discursivas con que el historiador de la lingüística trabaja.
»Conclusiones
»Hemos intentado mostrar cómo el AED es un instrumento adecuado para trabajar con la evidencia discursiva que el historiador de las ideas lingüísticas enfrenta. Así, en primer lugar, establecimos un marco de referencia general en el que se inscribe, la lingüística sistémicofuncional, y una serie de pautas que permiten hacer un abordaje de los materiales con los que se trabaja: criterios de delimitación, unidades de análisis, elementos a analizar y alcances en cada una de la instancias.
»Somos conscientes de que el detalle del análisis propuesto puede conspirar contra la exhaustividad del tratamiento de grandes corpora. No creemos que esto sea un impedimento ya que con la asistencia de programas de tratamiento de datos adecuados (la lingüística del corpus se muestra como un complemento necesario y útil; cf. Stubbs 1996) el planteo estratégico puede sostenerse.
»Hemos ejemplificado nuestra propuesta con un “diálogo discursivo” que nos permitió ver cómo el desarrollo de la estrategia de justificación se fue dando en distintos momentos. Ello nos permitió explicar el funcionamiento de un conjunto de recursos interactuando simultáneamente, recursos que permiten validar una interpretación del uso de la estrategia que, en este caso, apunta al conflicto que se presenta entre la postura nacionalista de Rojas al incorporar un español (es decir, un extranjero) como director de un Instituto de investigación que se acaba de crear y cuyo objeto es el análisis de la lengua.
»Creemos que quedó demostrado que la justificación política que reivindica las lenguas en relación con los estados se ubica dentro de una perspectiva que logra, al menos parcialmente, no entrar en conflicto con ella. Ese punto de vista es la perspectiva “científica” que logra ir más allá de las nacionalidades en tanto haya objetivos claros que logren ubicarse dentro de la política oficial de una determinada nación. La política nacional se ubica, entonces, en perspectiva, en relación con la política académica, es decir, una política que tiene como punto de referencia la calidad científica de la labor que se lleva a cabo. La necesidad de justificar con detalle este punto es central tanto en el discurso de Rojas como en el de Castro porque, además, ambos deben autoevaluar sus posiciones y ubicarse dentro de la nueva perspectiva que, en este caso, inauguran.»
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