Laura Aurora Hernández Ramírez
«Recursos gramaticales de opinión en el ensayo académico de estudiantes de Enseñanza de Lenguas»
Texturas, vol. 15, n.º 14, 2016
Texturas | Universidad Nacional del Litoral | Facultad de Humanidades y Ciencias | Secretaría de Investigación | Santa Fe | ARGENTINA
Extracto de páginas 42-43, 44-45 y 50 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original del texto.
«Introducción
»Dentro del gran proyecto latinoamericano de Alfabetización Académica que se ha desarrollado desde hace ya más de 15 años, uno de los temas más relevantes es el de la descripción y reconocimiento de las características de la escritura de los estudiantes como manera de documentar las prácticas reales en las comunidades académicas (Padilla y López, 2009; Pineda Bustos, 2009; Padilla, Douglas y López, 2012).
»Poco a poco, se ha empezado a reconocer en el aprendizaje de la escritura académica disciplinar, no una rutina de memorización de formatos o de aplicación de técnicas de escritura, sino toda una dinámica sociosemiótica de incorporación a las diversas comunidades discursivas constituidas en las especializaciones disciplinares que conforma el abanico que estructura la educación superior (Bazerman, 1988).
»En las instituciones superiores mexicanas, como han enfatizado investigaciones anteriores (Castro, Hernández y Sánchez, 2010, 2013) tanto docentes de expresión escrita como los disciplinares, consideran al ensayo académico como el género de mayor pertinencia al evaluar habilidades argumentativas de sus estudiantes. De ahí, la pertinencia de consolidar descripciones del género y su registro que permitan mayor certeza a los docentes y estudiantes para entender con mayor claridad los procesos ontogénicos involucrados en la incorporación de los estudiantes a comunidades de práctica especializadas.
»Aunado a esto, es imperativo reconocer el grado de desarrollo de los rasgos semánticos y/o léxico-gramaticales que los nóveles escritores van demostrando en sus textos para reconocer las necesidades propias de cada contexto de intervención pedagógica.
»De esta forma, el interés principal de este trabajo radica en reconocer los recursos evaluativos presentes en el registro académico de los estudiantes y con ello, tener elementos para determinar con mayor seguridad su nivel de desarrollo y eventualmente, poder escoger o diseñar mejores estrategias de enseñanza de escritura académica o escolar, tal como en otros niveles educativos y otras latitudes (Christie & Derewianka, 2008; Christie, 2012) se han estado dando a conocer dentro de la investigación lingüística y pedagógica actual.
»De esta forma, en este artículo presentaré el análisis de algunos recursos discursivos, textuales y léxico-gramaticales en las conclusiones de ensayos académicos que como evaluación en una de las materias del área de lingüística elaboraron estudiantes del 8º Semestre de la Licenciatura de Lenguas Modernas Aplicadas (LEMA) durante el periodo Primavera 2012 (enero–junio).La consigna consistió en la elaboración de un ensayo en el que justificaran la pertinencia de los estudios científicos del lenguaje y del análisis del discurso en la elaboración de metodologías de enseñanza de lenguas.
»Los hallazgos nos ilustran una muy incipiente incorporación al registro de la disciplina en cuestión de estos estudiantes y señalan aún limitaciones en un ejercicio crítico de la bibliografía revisada en el curso.
»[...]
»La escritura estudiantil: un fenómeno de investigación discursiva
»Afortunadamente, en el contexto latinoamericano ya se ha dado un gran impulso al reconocimiento de las descripciones y estudios relacionados con géneros profesionales y académicos desde diversas perspectivas (Cubo de Severino, 2007; Parodi, 2008; Barbara y Moyano, 2011; Bolívar y Beke, 2011; Natale, 2012). Sin embargo, especialmente en México, se hace necesario ampliar el conocimiento más detallado de cómo los estudiantes de los diferentes niveles académicos se van incorporando al ejercicio de la producción de prácticas letradas académicas como indicio de su proceso de adscripción a estas comunidades en los niveles de especialización o posgrado de la educación superior y la investigación disciplinar.
»Esto significaría ir reconociendo cómo los estudiantes no sólo se apropian de los contenidos temáticos de las disciplinas, de las metodologías de investigación, sino también del proceso por medio del cual desarrollan una competencia en la producción de los géneros profesionales que los definirán como especialistas en su ramo (artículos de investigación, ponencias, informes, proyectos de investigación, planeaciones argumentadas, etc.).
»Incorporarse al ejercicio de uso consciente de un determinado registro especializado implica, como sabemos, el aprendizaje de una forma específica de usar el lenguaje escrito. El ensayo, desde esta perspectiva pedagógica, puede entenderse como uno de los géneros que servirán de transición a los escritores nóveles, en donde irán plasmando los primeros intentos para ir construyendo una voz académica susceptible de ser reconocida como parte de la comunidad académica a la que pidió acceso al inscribirse en una matrícula universitaria.
»Ya se han hecho trabajos importantes que intentan describir desde diversos ángulos este fenómeno de la escritura estudiantil en español. Se encuentra, en primer lugar, el trabajo fundacional de Scardamalia y Bereiter (1992) en donde diferencian dos etapas de desarrollo discursivo mediante los cuales es posible caracterizar el desarrollo de la habilidad escritural de los estudiantes: “decir el conocimiento”, asociado como un estado de inmadurez en el proceso y, el segundo estadio, el de “transformar el conocimiento”.
»Con este marco conceptual, Bono y de la Barrera (1998), desde una experiencia de docencia compartida, analizan textos monográficos de estudiantes de pedagogía y el alcance en cuanto al desarrollo conceptual y estratégico que demuestran estos textos; asimismo, las autoras describen las aportaciones que al momento de su publicación se encontraba esta problemática.
»También es muy conocido el trabajo de García Romero (2004), quien con la dirección de Amparo Tusón, hace un análisis minucioso y extenso de marcas metadiscursivas presentes en un corpus de ensayos estudiantiles.
»Como un trabajo muy ilustrativo de investigación-acción de escritura estudiantil, resalta Padilla y López (2009) con todo un proyecto que incluye la formación de la escritura argumentativa.
»Desde la Lingüística sistémico funcional (LSF, en adelante), Giudice y Moyano (2010), hacen un diagnóstico de los rasgos léxico–gramaticales y semánticos como la nominalización, la “tecnicalidad”, la valoración de textos de estudiantes universitarios en el área de ciencias sociales (economía) para evaluar el desarrollo de estos estudiantes como cohorte generacional.
»En cuanto a muestras de estudiantes mexicanos, tenemos los trabajos de Castro, Hernández y Sánchez (2010) en el que se describen las funciones en la estructura retórica del ensayo en estudiantes de humanidades; Castro y Sánchez (2013), sobre el desarrollo de recursos de posicionamiento de estudiantes universitarios de diversas disciplinas.
»Dentro de la LSF, destacan los trabajos de Ignatieva (2008, 2010, 2014), Ignatieva y Colombi, (2014), Filice (2014) y Rodríguez (2014) sobre los procesos del decir y otras características de la transitividad y el registro en diversos géneros elaborados por los estudiantes, entre los cuales figura el ensayo. El trabajo exploratorio que presento se suma a este interés de reconocer los rasgos de estudiantes mexicanos de las diversas áreas temáticas para documentar el estado de la escritura estudiantil en nuestras universidades y con ello realizar planeaciones de enseñanza de literacidad académica más certeros.
»[...]
»Es posible concluir que aún es muy evidente la influencia de un registro cotidiano más dinámico, relacionado con la oralidad en las muestras de escritura más auténticas de los estudiantes, lo cual puede interpretarse, sobre todo por tratarse de muestras de estudiantes a punto de egresar de la licenciatura, como poco expuestos a prácticas de producción que los hayan retado a demostrar un ejercicio argumentativo en un registro más académico y utilizando recursos retóricos propios de este tipo de registros como las citas directas o indirectas. Asimismo, demuestran un manejo muy apegado a los textos académicos o manuales tomados como fuente de los conceptos que fueron el objetivo del aprendizaje durante el curso, por lo que aún no pueden ser desarrollados como parte del desarrollo de un argumento más académico. No obstante, estos datos muestran una incipiente incorporación al evaluativo utilizando recursos léxico–gramaticales, propios de un registro sinóptico (Halliday, 1993) como las metáforas interpersonales. Así pues, esta muestra nos hace reflexionar sobre la necesidad de reforzar no sólo estrategias pedagógicas de enseñanza relacionadas con las características de los géneros y sus diversas etapas funcionales que los estudiantes parecen haber ido consolidando, tras el programa de literacidad basado en el género al que han estado expuestos (Castro y Hernández, 2015), sino ahora es necesario incorporar estrategias de recursos retóricos, textuales y léxico–gramaticales: un posicionamiento más independiente de una consigna docente, construcción de metáforas gramaticales de evaluación y postura, ejercicios de empaquetamiento y desempaquetamiento conceptual (nominalizaciones), reconocimiento y producción andamiada de argumentos académicos, estrategias de uso directo e indirecto de otras voces para reforzar los argumentos o justificaciones (uso de citas), etc. Aunque dentro del programa de literacidad mencionado se cuenta ya con materiales que introducen algunos de estos elementos (Castro, Sánchez y Hernández, 2013), se hace evidente la necesidad de mejorarlos y, en el aula, reforzar el trabajo a este nivel para que sea posible para ellos incorporarse a las prácticas de literacidad especializadas con mayor celeridad y confianza. Las implicaciones pedagógicas de este tipo de ejercicios analíticos son evidentes, pues demuestran de manera más objetiva cómo son los rasgos de escritura de poblaciones específicas de estudiantes y permiten compararlos con textos especializados (Rodríguez, 2014). El reconocimiento de este «estado de la cuestión» en nuestra comunidad académica nos da herramientas a los investigadores en literacidad y a los docentes de escritura académica para realizar una evaluación más concienzuda y una planeación más detallada sobre cómo enseñar a escribir textos académicos y especializados a la comunidad estudiantil que depende del andamiaje institucional y personal para incorporarse con mayor éxito a las comunidades profesionales.»
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