octubre 20, 2015

«Los principios de la cohesión de la microestructura»



Joanna Wilk Racięska
«Sobre las herramientas pragmalingüísticas del análisis del discurso público»

Estudios sobre el mensaje periodístico, vol. 20, n.º 2, 2014

Estudios sobre el mensaje periodístico | Universidad Complutense de Madrid | Facultad de Ciencias de la Información | Departamento de Periodismo I | Madrid | ESPAÑA


Extracto del apartado 4 del artículo en PDF




«El análisis del elemento léxico forma la parte fundamental del análisis del discurso político. Los sentidos de las palabras no se han fijado de una vez por todas y cuando se emprende el análisis del discurso político, hay que tener en cuenta la relación de imbricación entre la palabra y su contexto, tanto lingüístico como extralingüístico. Toda la argumentación se realiza con palabras vinculadas entre sí de distintos modos, mediante distintos tipos de enlaces y conectores, los cuales, dicho sea de paso, aportan ­ por sí mismos­ importantes significados discursivos.

»Por lo tanto, cualquier análisis del “hipertexto” (“discurso”) debe empezarse por el análisis de su “microestructura”: el léxico, la gramática y todos los elementos que aseguran la coherencia intratextual (“cohesión”), la cual garantiza la unión del texto, la conexión de todas sus partes en un todo. Los instrumentos que permiten asegurar la cohesión son, entre otros, la recurrencia, la repetición, las anáforas, la elipsis, los conectores intratextuales, etc. No obstante, el empleo de todas aquellas herramientas es regulado por una serie de principios de la cohesión de la microestructura:

»• el de la progresión de información,

»• el de la combinatoria léxica,

»• el de la continuidad [NOTA 24]

»• el de la no­-contradicción lógica (según Reichler de Béguelin, 1988).


»No es posible asegurar la coherencia global del discurso sin respetar estos cuatro principios. Según el principio “de la progresión de información”, un enunciado debe aportar, por lo menos, una información nueva respecto a la oración precedente. Ello significa, simplemente, que hablamos para comunicarle a nuestro interlocutor una información que creemos que él todavía no conoce. Así, por ejemplo, de la respuesta a la pregunta:

» “¿Dónde está mi bolsa? ­

»Tu bolsa está en el armario”


»el emisor ha aprendido algo. Pero el siguiente fragmento de la enunciación de Aznar ya no parece aportar nada nuevo al discurso:

»“Puede haber razones, puede haber problemas de otro tipo de razones en el espacio aéreo y, en fin, puede haber otros problemas” [NOTA 25].


»El fragmento citado es un ejemplo típico de la tautología, que a la vez es una de las infracciones del principio “de la progresión de información” más típicas. Las tautologías puras sólo se permiten en lógica y matemáticas, pero a veces se emplean, también, para explicar el sentido de los términos más complejos, con palabras menos complejas semánticamente como por ejemplo: “El soltero es un hombre no casado” Por otra parte, las tautologías pueden emplearse también en poesía, literatura o lenguaje corriente como enunciados pragmáticamente cargados de sentido. Este uso de tautologías podríamos llamarlo “tautologías aparentes desde un punto de vista discursivo”, puesto que su empleo aporta más información de lo que parece a primera vista. El conocimiento enciclopédico, la experiencia, en definitiva, el contexto extralingüístico compartido tanto por el enunciador como por el receptor, le permite al segundo descifrar el mensaje que vehicula una tautología aparente. Por ejemplo, los que tienen hijos, entienden perfectamente el mensaje del enunciado: “un hijo es un hijo”, los que tienen jefes dicen “un jefe es un jefe” y todos nosotros repetimos a veces “la vida es la vida”. En suma, siendo una tautología desde el punto de vista lógico, tal enunciado no lo es desde el punto de vista pragmático. Por este motivo, al contrario de lo que puede parecer a primera vista, las tautologías aparentes se utilizan mucho en el lenguaje corriente.

»Citemos un ejemplo de tautología justificada presentado por Felipe Calderón, el ex presidente de México, durante el evento “Diálogos por la seguridad. Hacia una polí­ tica de Estado”(14.05.2007):

»“Debemos recordar que son, precisamente, quienes cometen los crímenes, los criminales; que quienes realizan la violencia son los violentos; que quienes hacen los homicidios, quienes los cometen, son los asesinos, no la autoridad, que está obligada a someter a esos criminales, y a enfrentar a esos asesinos” [NOTA 26].


»Aunque el uso de este recurso parezca extraño, el presidente utilizó la tautología aparente para subrayar la distinción entre dos grupos de personas. Por lo general, las infracciones aparentes de la regla de progresión de la información pueden ser un recurso lingüístico muy útil. No obstante, existen infracciones que no se pueden explicar ni mediante la gramática, ni la pragmática. Veamos un ejemplo de J. M. Aznar:

»“Augusto Pinochet me parece un personaje que pertenece a la historia de Chile y a su modelo de transición política” [NOTA 27].


»Veamos también un típico argumento ad personam donde no hay mucha progresión de información:

»“El principal obstáculo ha sido una oposición que no aceptó el resultado electoral. Que ha crispado, que ha enfrentado a unos ciudadanos de unas comunidades con otras, que se ha movido entre la mentira y la exageración, que no ha dudado en utilizar el terrorismo con fines partidistas, que no ha dudado en utilizar el dolor de las víctimas. Una oposición que ha establecido la división y la crispación” [NOTA 28].


»En resumen: se le informa al público de que la oposición ha crispado y, en consecuencia, ha establecido la crispación.

»Así las cosas, podemos resumir que el principio de la progresión de información es una regla muy importante que tenemos que respetar, si queremos dar a nuestros interlocutores una información concienzuda y honesta. No obstante, como hemos observado hasta ahora, los políticos y otros personajes famosos, no siempre la respetan. Quizás ¿porque no tienen mucho que decir?

»Con el principio de la progresión están íntimamente ligados el principio de la combinatoria léxica y el de la continuidad.

»El principio de la combinatoria léxica establece que los significados de los términos en el discurso deben combinarse entre sí de acuerdo con la combinatoria semántico-­sintáctica, que es una de las reglas lingüísticas básicas de nuestro sistema macro [NOTA 29], es decir, que resulta de nuestra experiencia y conocimiento del mundo. Con otras palabras, se podría decir que una persona que viola el principio de la combinatoria léxica no cumple con las reglas de la visión del mundo comúnmente aceptadas. Para ilustrar lo dicho imaginémonos qué haríamos si uno de nuestros amigos nos dijera con toda seriedad: “Mi perro lee todos los periódicos antes que yo”, visto que, según nuestro conocimiento del mundo y la experiencia, los perros no saben leer, el sentido del predicado y el del sujeto de este enunciado han sido “mal combinados”. Si esta combinación disparatada se ha hecho de forma intencionada, todo está bien. [NOTA 30] Sin embargo, no siempre es así. La infracción más típica de esta regla se comete cuando no nos fijamos bien en el sentido de las palabras empleadas, o bien, simplemente confundimos su sentido. Hace unos años el entonces presidente venezolano Hugo Chávez sostenía:

»“Bueno, en fin: la pobreza, los campos arrasados, la desnutrición, las enfermedades, casi todo está privatizado” [NOTA 31].


»Habida cuenta de que se privatiza lo público podemos suponer que el mandatario venezolano trató las antedichas desgracias como bienes nacionales. El hecho de que el presidente Chávez, a pesar de lo que aparenta, no parecía desearle éxito a su pueblo se ve mejor años más tarde cuando, en uno de sus discursos, propone a su pueblo “la revolución perpetua”.

»Si nos fijamos en el sentido del término “revolución”, veremos que su significado básico es el de “cambio violento en las instituciones políticas, económicas y sociales de un país”, o bien, en su acepción más amplia “cambio rápido y profundo”. En ambos casos, sin embargo, lo que implica la palabra “revolución” es un suceso rápido y brusco. Al contrario, el término “perpetuo” describe un proceso o estado que dura o que permanece para siempre. Así las cosas, reunir los dos términos de la manera que lo hace Hugo Chávez introduce una enorme confusión de perspectiva.

»Es justamente la falta de atención a los matices semánticos, por un lado y la sensibilización de las emociones por el otro, lo que más se aprovecha en los discursos polí­ticos. Los políticos suelen crear su propio lenguaje que se ajusta perfectamente a sus objetivos. Otro recurso utilizado en este procedimiento es el pleonasmo. Lo utilizamos, a veces, para su exacta y completa comprensión del término, pero, en la mayoría de los casos, creamos los pleonasmos por ignorancia. Una parte de los pleonasmos utilizados por los políticos tienen origen en su ignorancia. No obstante, los pleonasmos creados de una manera competente son una herramienta muy poderosa de persuasión porque aportan gracia y ­ante todo­ fuerza expresivas. Un ejemplo típico de pleonasmo con fuerza expresiva es el empleado por el presidente venezolano Nicolás Maduro:

»“Tenemos que vencer las falsas ilusiones electoreras” [NOTA 32].


»La expresión “falsas ilusiones” es un pleonasmo ya que las ilusiones son falsas por definición, pero ¡qué fuerza persuasiva aporta] el pleonasmo a la enunciación! El discurso político es un acto de habla [NOTA 33] cuyo objetivo principal es persuadir. Al emitir un enunciado como, por ejemplo, “te prometo que lo haré” estamos, por un lado, diciendo algo (acto locutivo); prometiendo una acción (acto ilocutivo) y provocando un efecto (convencer de la promesa al interlocutor).

»Para lograr este fin los políticos, además de los pleonasmos, utilizan otras herramientas lingüísticas. Nadie como ellos sabe formar las construcciones donde las palabras se unen de un modo inesperado y a veces chocante. Aunque tales construcciones, al igual que los pleonasmos, pueden surgir de la ignorancia o ser intencionadas. Si son intencionadas, sirven para crear un nuevo valor, un valor, que se presenta como algo fresco, enigmático y ante todo inteligente. Es bien sabido que lo que no entendemos implica algo enigmático, lo enigmático implica lo inteligente. Así que, aunque no es fácil de captar ni por lo menos de comprender el sentido de algunas extrañas construcciones, si a un receptor se le ocurre no entender alguna de ellas, no suele buscarle abiertamente el sentido para no parecer el menos inteligente. Aludimos otra vez a Hugo Chávez:

»“No es lo mismo hablar de revolución democrática que de democracia revolucionaria. El primer concepto tiene un freno conservador; el segundo es liberador” [NOTA 34].


»Todos sabemos, que la expresión “revolución democrática”, es una elipsis semántica del tipo télico, que significa “una revolución que lleva a la democracia”, es decir, un proceso violento cuyo resultado ha de ser el sistema de gobierno en que el pueblo ejerce la soberanía mediante la elección libre de sus dirigentes. No obstante, la “democracia revolucionaria” es una construcción semánticamente contradictoria, porque significaría una “democracia que se manifiesta a través de la revolución”, siendo tal explicación un sinsentido, ya que el proceso revolucionario, por si mismo excluye la democracia. Otros ejemplos del mismo autor son: el ya citado “revolución perpetua”, que se puede interpretar tan solo como “cambio violento y profundo que nunca terminará” y, de esta manera infringe dos principios, o bien el de “líderes orgánicos” donde “orgánico”, de acuerdo con las reglas lingüísticas es un adjetivo calificativo y no relacional, es decir, caracteriza a los dirigentes como personas y no a su manera de dirigir.

»Uno de los especialistas en crear construcciones que suenan muy eruditas pero, o bien no tienen sentido, o bien resultan contradictorias, es el jefe de la oposición polaca, Ley y Justicia, J.Kaczynski. Él mismo y los miembros de su formación están dotados de un don especial para inventar nuevos sentidos (peyorativos, en la mayoría de los casos), al unir los términos lingüísticos de manera chocante, o bien, darles sentido inesperado al incluirlos en contextos no apropiados. Citemos los ejemplos más conocidos de los neologismos del líder de la oposición polaca:

»“lumpenliberalismo” ­una variación de la palabra “lumpenproletariado”­ sobre los partidarios del partido gobernante y oponentes de Ley y Justicia como personas marginadas y rechazadas por todas las capas sociales” [NOTA 35].


»El objetivo de la creación de todas aquellas construcciones es influir en las emociones del pueblo. Su contenido incomprensible es como un arma nueva: tan rápido y chocante que no deja tiempo para pensar.

»Siguiendo el tema de la combinatoria léxica no nos podemos olvidar de otro procedimiento muy característico: la perfilación de los sentidos en el contexto. Analicemos el siguiente ejemplo del expresidente venezolano Hugo Chávez:

»“esa burguesía no va a sostener los planes sociales si alcanza el Ejecutivo” [NOTA 36].


»En algunos usos la palabra “burguesía” cobra un sentido de epíteto peyorativo, bien visible aquí gracias a dos recursos discursivos con los cuales el mandatario venezolano manipula a sus receptores. El primero de ellos es el contexto extralingüístico en que se ubica el discurso del presidente, quien está hablando a su pueblo: la gente pobre, sin trabajo, dinero, ni perspectivas. El segundo recurso, lingüístico, es el hecho de subrayar el valor negativo de “burguesía” con el empleo del demostrativo ese que en su uso secundario, es decir, cuando no indica distancia, adquiere un valor peyorativo. Estos dos recursos se utilizan en la argumentación argumentum ad populum que ­recordemos­ consiste en aprovechar la animadversión de la gente simple a los bien acomodados, mejor educados, etc. Y así nace el lenguaje del odio, que algunos políticos crean y manejan perfectamente.

»Pasemos ahora, al “principio de la no-­contradicción lógica”. Esta regla parece ser una de las más odiadas por los políticos ya que es contra ella contra la que se cometen la mayoría de las infracciones. Este principio nos dice que si una de las oraciones precedentes afirma una cosa, las oraciones siguientes no pueden contradecirla explí­cita ni implícitamente. La contradicción explícita casi nunca sucede, pero a veces podemos encontrarla. Un ejemplo típico de la infracción del principio de la no-­contradicción es una de las frases del famoso Homero Simpson: “Hijo, si de verdad quieres algo en esta vida, tienes que trabajar por ello. ¡Ahora cállate! Están por anunciar los números de la lotería” [NOTA 37], donde Homero contradice sus propias palabras.

»La verdad es que a todos nosotros nos ocurren contradicciones parecidas y no pasa nada. Otra cosa es, si son los políticos los que se contradicen en público. Durante un debate político (13.10.2007), el entonces primer ministro polaco, J.Kaczyński rebatió las palabras acusadoras dirigidas hacia él por parte de otro polí­tico polaco, D. Tusk, de la siguiente manera:

»“Nunca ocurrió nada parecido. D. Tusk tiene problemas evidentes de memoria, son, podría decirse, graves problemas de memoria. Un día ocurrió tal hecho, pero totalmente diferente y claro yo no dije ” [NOTA 38].


»Por otra parte, no podemos olvidar que el discurso político es un discurso instrumental cuya herramienta más importante debería ser una argumentación lógica y no la conversacional, bien equilibrada, basada en la validez y la eficacia de lo que se enuncia, así que las reglas fundamentales de la cohesión que acabamos de enumerar cobran aquí una especial importancia. En un discurso político hay que hacer hincapié sobre el hecho de que la regla de la no-­contradicción no se limita a la no-­contradicción semántico-­pragmática de no usar palabras y enunciados con sentidos contradictorios, sino que debe guardarse la no-­contradicción entre los datos, las bases y el respaldo.

»Por este motivo, los argumentos no pueden depender de algún acuerdo o consenso ocasional. Se deben aceptar por ser irrefutables, no sólo porque responden al modelo lógico de inferencias sino por la confiabilidad y significancia de los resultados obtenidos mediante la probabilidad o la estadística; o sea, un simple conocimiento del mundo real. He aquí un ejemplo de la infracción de este principio que aparenta una deducción lógica:

»“sólo hay un culpable que es Zapatero. ETA, ya sabemos que hace lo que lleva haciendo ya cuarenta años” [NOTA 39].



»NOTAS

»[NOTA 24] Según este principio, el discurso no puede aportar las informaciones exclusivamente nuevas. Para garantizar la continuidad, es indispensable que la información novedosa tenga un soporte en la información ya presentada. La infracción de esta regla no es muy frecuente, porque nos comunicamos siempre en un contexto sociolingüístico o situacional que sirve de anclaje para las informaciones nuevas. No obstante, una variación de la infracción del principio de la continuación la encontramos, a veces, en las respuestas de los políticos cuando se les pregunta por sus programas.

»[NOTA 25] http://infotk.blogs.com/infotk/2003/10/frases_y_ocurre.html

»[NOTA 26] http://www.tintajarocha.com/rp_not.php?id=24632

»[NOTA 27] http://infotk.blogs.com/infotk/2003/10/frases_y_ocurre.html

»[NOTA 28] http://elpais.com/elpais/2008/02/26/actualidad/1204017419_850215.html (El País, 26.02.08.)

»[NOTA 29] La distinción entre sistemas macro y sistemas de menor entidad la explico, entre otros trabajos, en J.Wilk­Racieska 2007

»[NOTA 30] Añadimos que en esta infracción se fundamentan, entre otros, los argumentos conversacionales llamados argumentos post hoc, ergo propter hoc: que representan una conexión causal entre dos hechos solo porque uno ocurra antes del otro: “Vino Paco y ganamos el premio, por tanto, su llegada causó nuestro éxito”.

»[NOTA 31] http://www.taringa.net/posts/humor/2028474/Frases­Celebres­de­Famosos.html

»[NOTA 32] http://www.eluniversal.com/nacional­y­politica/130728/maduro­llama­a­su­militancia­a­nodejarse­llevar­por­el­electoralismo (El Universal, 28.07.2013)

»[NOTA 33] “El término “actos de habla” fue acuñado por un filósofo británico J.L. Austin. Según Austin, al producir un acto de habla, se activan simultáneamente tres dimensiones: Un acto locutivo (el acto físico de emitir el enunciado como decir, pronunciar, etc.)./.../; un acto ilocutivo o intención (la realización de una función comunicativa, como afirmar, prometer, etc.); un acto perlocutivo o efecto (la (re)acción que provoca dicha emisión en el interlocutor, como convencer, interesar, calmar, etc.) (Diccionario de Términos Clave de ELE, web)

»[NOTA 34] http://www.cadenagramonte.cu/index.php/articulos/ver/16158:canciller­de­venezuela­califica­de­enganosa­oferta­de­la­oposicion (Caden@gramonte, 01.10.11)

»[NOTA 35] http://www.fakt.pl/Oto­minislownik­Jaroslawa­Kaczynskiego­,artykuly,82081,1.html

»[NOTA 36] http://www.gobiernoenlinea.ve/misc­view/sharedfiles/Alo_Presidente_263.pdf

»[NOTA 37] http://www.taringa.net/posts/humor/2028474/Frases­Celebres­de­Famosos.html

»[NOTA 38] http://www.pis.org.pl/article.php?id=10258 (13.10.2007)

»[NOTA 39] http://www.youtube.com/watch?v=VxjrScc7EjY



»REFERENCIAS

»ANSCOMBRE, Jean­Claude y DUCROT, Oswald (1983): La argumentación en la lengua. Madrid, Gredos.

»BATESON, Gregory (1955): “A theory of play and fantasy. Steps to an ecology of mind”, en: Psychiatric research reports. New York, Ballantine, pp. 177­193.

»DIJK, Teun, A. van (2001): “Badania nad dyskursem”, en DIJK, Teun A. van: Dyskurs jako struktura i proces, Warszawa, przeł, G. Grochowski.

»ESCANDELL VIDAL, María Victoria (1993): Introducción a la pragmática. Anthropos­UNED, Barcelona.

»HOŁÓWKA, Teresa (2007): Kultura logiczna w przykładach. Warszawa, PWN.

»HYMES, Dell (1974): Foundations in Sociolinguistics: An Ethnographic Approach, Philadelphia, University of Pennsylvania Press.

»KERBRAT-­ORECCHIONI, Catherine (2001): Les actes de langage dans le discours: théorie et fonctionnement. Paris, Nathan.

»KERBRAT-­ORECCHIONI, Catherine (1991­1992): Les interactions verbales. Paris, Armand Colin, tome 1.

»MAINGUENANEAU, Dominique (1976): Initiation aux méthodes de l’analyse du discourse, Paris, Hachette.

»MAINGUENEAU, Dominique (1991): L´analyse du discours. Introduction aux lectures de l'archive. Paris, Hachette.

»MARTÍN ZORRAQUINO, Mª Antonia y PORTOLÉS, José (1999): “Los marcadores del discurso”, en BOSQUE, Ignacio y DEMONTE, Violetta: Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid, Espasa­Calpe, pp. 4051­4213.

»ORWELL, George (1946): “Politics and the English Language”, accessible en: http://www.resort.com/~prime8/Orwell/patee.html

»PERELMAN, Chaïm y OLBRECHTS­TYTECA, Lucie (1989): Tratado de la argumentación. La nueva retórica. Madrid: Gredos, 5ª edición [Primera edición original: 1958].

»REICHLER DE BEGUELIN, Marie­José (1988): Écrire en français. Paris, Neuchâ­ tel

»TOULMIN, Stephen (1958): The uses of Argument. Cambridge, C.U.P.

»WILK­RACIĘSKA, Joanna (2007): “Nuestro mundo, nuestras visiones del mundo y las lenguas que lo describen todo…”, en: Anuario de Estudios Filológicos, Extremadura, XXX/ Universidad de Extremadura, pp. 439­453.

»WILK­RACIĘSKA, Joanna (2010): “¿Fuera de la norma? Las integraciones conceptuales y su utilidad en la descripción de las lenguas naturales”; en: WALUCH DE

»LA TORRE, Ewelina: La norma lingüística del español. Encuentros 2010, vol I, Warszawa Wyd. MRL, pp. 33­40

»WILK­RACIĘSKA, Joanna (2012): Entre la visión del mundo temporal y la aspectual. Casos del español sudamericano. Katowice, Wydawnictwo Uniwersytetu Śląskiego, 2012.»






No hay comentarios:

Publicar un comentario