Salvador Gutiérrez Ordóñez
«Sobre la tilde en solo y en los demostrativos»
Boletín de la Real Academia Española, t. 96, cuad. 314 (julio-diciembre de 2016)
Boletín de la Real Academia Española | Real Academia Española | Madrid | ESPAÑA
Extracto de páginas 471, 473-474 y 522-526 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original del texto. Archivo pdf en la web de Fundéu.
«Resumen
»La tilde diacrítica se creó para diferenciar palabras tónicas de palabras átonas que son idénticas en la escritura (dé/de, sé/se, él/el). La tilde introducida para distinguir los pronombres de los adjetivos demostrativos (RAE: 1870) y el adverbio del adjetivo solo (RAE: 1880) no se ajusta a esta regla, pues opone dos palabras tónicas. La Academia ha mantenido el uso de la tilde en estos dos casos como máximo en situaciones de posible ambigüedad. En este trabajo se propone restringir su uso para diferenciar únicamente palabras tónicas de palabras átonas. Por un lado, las situaciones de real anfibología son escasas. Por el otro, la aplicación del criterio de posible ambigüedad nos llevaría a multiplicar los casos de tilde diacrítica de forma incontrolada.
»Palabras clave: Ortografía; acento; tilde diacrítica; demostrativos; solo; ambigüedad.
»[...]
»Presentación
»[...]
En este trabajo pretendemos abordar el problema de la tilde en solo y en los demostrativos, tratando de seguir el camino de los argumentos. Defenderemos las siguientes conclusiones:
»1. El sistema de la acentuación ortográfica surge para resolver el problema de determinar en la lectura (especialmente la lectura en voz alta) y en la escritura la posición exacta de la sílaba tónica en el interior de la palabra (función prosódica). Para tal fin se diseñan las reglas generales de la acentuación.
»2. Las reglas de la tilde diacrítica se crean para resolver asimismo un problema de lectura, el que planteaban algunos pares de palabras homógrafas que se diferenciaban en la pronunciación por ser una tónica y otra átona. Las reglas generales de la acentuación no nos permitían saber si los monosílabos y los polisílabos que no llevan tilde son palabras tónicas o átonas. Aplicando únicamente las reglas generales de la acentuación, no se diferenciaría en la escritura la doble pronunciación de la secuencia “No se acuerda de mi mamá”. La aplicación de la tilde diacrítica permite solucionar la doble lectura: “No se acuerda de mí mamá” / “No se acuerda de mi mamá”. Por consiguiente, las normas de la tilde diacrítica tienen por función básica distinguir en la escritura (y, sobre todo, en la lectura) palabras homógrafas que se diferencian en la pronunciación por ser tónicas o átonas.
»3. Dado que las palabras tónicas y las palabras átonas pertenecen en español a diferentes categorías gramaticales, la exigencia de aplicar la tilde diacrítica para diferenciar voces tónicas de voces átonas implica que han de pertenecer a diferentes categorías. Este es un criterio derivado.
»4. Las normas de la tilde diacrítica constituyen un complemento de las reglas generales de la acentuación, por lo que deben aplicarse con prudencia y solo en los casos en que puedan solucionar problemas de lectura en voz alta.
»5. La tilde diacrítica no tiene por misión resolver posibles anfibologías léxicas, aun cuando cada significado se halle en relación con una categoría diferente. Hay, al menos, dos sentidos posibles asociados a dos categorías distintas en la secuencia “Vino de Cariñena” (vino, verbo, y vino, sustantivo) y no se distinguen por medio de la tilde diacrítica.
»En este trabajo mostraremos los vaivenes por los que ha pasado el sistema de la tilde diacrítica, así como la confusión y la mezcla de criterios que han enmarañado el propósito inicial. Defenderemos la conveniencia de atenerse a la simplicidad del criterio primitivo. Se intentará demostrar que si se tomara la ambigüedad semántica como criterio de aplicación, los casos de tilde diacrítica se multiplicarían de forma incontrolada.
»[...]
»Conclusiones
»En este trabajo se ha realizado un recorrido por las publicaciones ortográficas académicas para abordar la noción de tilde diacrítica desde todas las dimensiones que intervienen en su naturaleza y aplicación: las causas, las condiciones, las características, los criterios, así como el espectro de casos a los que se aplica y el grado de normatividad que rige su uso. Resumimos las conclusiones:
»1. El español es una lengua de acento libre, lo que implica que, desde el punto de vista prosódico, las palabras tónicas pueden ser agudas, llanas, esdrújulas y sobresdrújulas.
»2. Dado que el funcionamiento del rasgo suprasegmental acento posee un valor diferente del latino (incluso del de otras lenguas románicas como el francés), su sistema de transcripción gráfica no se ve influido por el peso de la etimología. Es concebido ex novo y con la pretensión de conseguir un alto grado de coherencia, de exhaustividad y de simplicidad.
»3. El sistema de la acentuación gráfica tiene por objeto determinar con precisión la posición de la sílaba tónica en el interior de la palabra (función prosódica de la tilde) con el fin de que cualquier persona que conozca sus reglas (sea hablante o no del español) sea capaz de determinar cuál es la sílaba tónica de cualquier palabra incluso aunque nunca la haya oído.
»4. Sin embargo, los casos de homografía entre una voz tónica y otra átona que no debían llevar tilde según las reglas de la acentuación gráfica (caso de los monosílabos y de algunos polisílabos llanos) creaban incertidumbre en la lectura: el usuario de la lengua carecía de criterio para saber cuándo tenía que articular cada una de esas palabras como tónica o como átona. Con el fin de solventar este vacío, se crearon unas normas excepcionales, pues se trata de complementos a las reglas generales de la acentuación gráfica. Son las reglas de la tilde diacrítica.
»5. Se llama “tilde diacrítica” al acento gráfico que permite distinguir en la escritura y, especialmente, en la lectura, dos palabras idénticas en la forma escrita (homógrafas) que se diferencian entre sí por el hecho de ser una tónica y otra átona.
»6. Dado que las palabras tónicas y las palabras átonas pertenecen en español a diferentes categorías gramaticales (o partes de la oración), la exigencia de aplicar la tilde diacrítica para diferenciar voces tónicas de voces átonas implica que han de pertenecer a diferentes categorías. Este es un criterio derivado.
»7. La tilde diacrítica soluciona ambigüedades gráficas. Hay ambigüedad gráfica cuando una secuencia escrita tiene dos lecturas fónicas (cuando admite dos transcripciones fonológicas). Caso de que no existiera tilde diacrítica, la secuencia “Si lo saben, lo dirán” tendría dos interpretaciones fónicas. Gracias a esta tilde se disipan: “Sí lo saben, lo dirán”; “Si lo saben, lo dirán”.
»8. La tilde diacrítica no tiene por misión resolver ambigüedades sintácticas (“Tengo dos libros nuevos”; “Traigo la camisa roja”), ni ambigüedades de combinatoria semántica (“La crítica de Chomsky”), ni ambigüedades léxicas entre palabras tónicas (“El marinero se encontró con un banco”), aun cuando puedan pertenecer a diferente categoría. La razón es que tales ambigüedades no se corresponden con dos articulaciones fónicas diferentes.
»9. La tilde diacrítica no tiene por misión resolver posibles anfibologías léxicas, aun cuando los sentidos del término polisémico se correspondan con diferente categoría. Hay, al menos, dos sentidos posibles asociados a dos categorías distintas en la secuencia “Vino de Burdeos” (vino, verbo, y vino, sustantivo) y no se resuelven por medio de la tilde diacrítica. Lo mismo ocurre en otros muchos ejemplos: “Mi abuelo era sereno”; “Ramón fue criado en el palacio”. Los casos de posible ambigüedad se multiplican cuando la causa es una duplicidad o multiplicidad de sentidos asociados a una voz polisémica que no cambia de categoría. Así, tanto en “El marino se encontró con un banco” como en “Fue un bote magnífico” encontramos tres posibles interpretaciones. Basándose en esta anfibología, a nadie se le ocurriría la idea peregrina de diferenciar las distintas interpretaciones acudiendo a diferentes tipos de tilde. Existen en la lengua suficientes recursos para resolver la comprensión de este mensaje.
»10. La forma tónica se señala con tilde y la forma átona queda marcada con su ausencia.
»11. La característica de que las voces diferenciadas por la tilde diacrítica hayan de pertenecer a dos categorías gramaticales diferentes es una consecuencia derivada de la primera condición (oponerse por los rasgos ‘tónico’/‘átono’). Ello se debe a que las palabras tónicas pertenecen a categorías diferentes a las de las palabras átonas.
»12. A lo largo de la historia de la tilde diacrítica, las ortografías de los primeros tiempos respetaron escrupulosamente el criterio de la tonicidad. Si se incluyen en este ámbito los demostrativos en la Gramática de 1870 es porque esta obra y las que la continúan consideran que forman una serie de elementos diferenciados por el rasgo ‘tónico’/‘átono’, serie paralela a la que opone interrogativos y exclamativos, por un lado, y relativos, por el otro. Este error se vino repitiendo en las distintas ediciones de la Gramática y del Prontuario hasta 1952 [Nota: Recordemos que el error había sido desvelado por T. Navarro Tomás en 1925 y por Julio Casares en 1951].
»13. El caso de “solo” es aún más extraño. A pesar de que sus dos acepciones son tónicas, entra en la Gramática de 1880, pero sin carácter normativo: “Por costumbre se acentúa…”. Así se mantiene hasta las Nuevas normasde 1959, en las que se permite su uso únicamente en el caso de posible anfibología. Esta norma fue tergiversada por el Esbozo(1973), obra que, a pesar de carecer de carácter normativo, condicionó la postura del la OLE99 y del DPD (2005): su uso pasa a ser optativo en los casos normales y se convierte en obligatorio en los de posible ambigüedad.
»14. La OLE10 analiza la función, las características y los casos a los que es aplicable la tilde diacrítica. Define como condición esencial la existencia de dos voces idénticas en la forma gráfica, pero opuestas por ser una tó- nica y otra átona. Por ello, esta obra sitúa fuera del sistema de la tilde diacrítica a los demostrativos y a la voz “solo”. Permite prescindir de su uso incluso en los casos de anfibología.
»15. Tras la aparición de la OLE10 se ha generado cierta confusión. Muchos consideran que la OLE10 condena el uso de la tilde en los demostrativos y en “solo” (lo que no es cierto). A la vez, opinan que se debe volver al estado previo, cuando era preceptivo poner tilde a los pronombres y al adverbio “solo” (lo que tampoco es cierto).
»16. La existencia de anfibología semántica, amén de no constituir una dificultad para la lectura, rarísimas veces representa un escollo en la interpretación. Normalmente, todos los ejemplos que se aducen de posibles dobles interpretaciones no se convierten en ambigüedades en el discurso. Tanto el contexto lingüístico como el extralingüístico, guiados por la capacidad inferencial del receptor, contribuyen a conjurar el peligro.
»17. El deseo expreso de convertir en obligatoria la tilde en los pronombres demostrativos y en el adverbio “solo” (aunque únicamente sea en los casos de ambigüedad) implicaría, por pura coherencia teórica, extender el uso de la tilde diacrítica a una cantidad desorbitada de usos. Es lo que se ha intentado mostrar en la última parte de este trabajo.
»18. Las contradicciones teóricas y las constantes revisiones de las reglas que afectaban a la tilde diacrítica aplicada a los demostrativos y a “solo” fue causa de que los ámbitos educativos propusieran normas no coincidentes con las propuestas académicas, pero muy simples en su formulación. Normas del tipo: “Sólo se acentúa cuando es adverbio; solo no lleva tilde cuando es adjetivo o sustantivo”.
»19. Un examen científico de la tilde diacrítica exige eliminar del sistema los elementos como los demostrativos y solo, ya que contradicen sus principios de base, introducen vaivenes normativos y causan incertidumbre en el uso (por apoyarse en conceptos de difícil acceso para hablantes alfabetizados, pero de formación básica).
»20. Cualquier decisión coherente en el sistema de la tilde diacrítica pasa por retornar a la simplicidad inicial, tomando como criterio básico la oposición ‘tónico’/‘átono’ entre formas homógrafas y eliminando por norma la posibilidad de poner tilde en los pronombres demostrativos y en el adverbio “solo”. Justamente lo que exigía Tomás Navarro Tomás hace noventa años.»
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