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Alfonso Vidal es Jefe de la Unidad del Dolor en el Hospital Quirónsalud Sur @quironsalud de Alcorcón
«Hemos creado, sin pretensión inicial, una sociedad digital, un nuevo ecosistema virtual donde interactuamos, nos relacionamos, compartimos, mostramos lo mejor… y a veces hasta lo peor de nosotros mismos. Los hay que damos la cara, con nuestro nombre y nuestra foto desde el primer día, pero también los hay que se escabullen detrás de monigotes y de nicks irreconocibles, por un extraño prurito de privacidad.
»Es aquí donde introduzco el concepto de reputación digital porque, aunque no solo somos lo que decimos y cómo lo decimos, sino mucho más, la exposición universal ante millones de potenciales lectores convierte cada mensaje que inmortalizamos en una sentencia y según la sensatez y el rigor de cada uno, de quien la escribe y quien la lee, esta puede ser aprobatoria, absolutoria o acusatoria.
»Por eso, para mí, hablar de reputación digital es hablar de ética, de profesionalidad, sin ambages ni impostaciones. ¡Las cartas boca arriba!, medir cada palabra, cada mensaje, cada imagen, cada blog, cada tuit que se comparte porque, nos guste o no, estamos expuestos en este gran patio de corrala que son las redes sociales. Ciertos profesionales debemos, si cabe, medir aún más que otros lo que vertimos en ciertas plataformas por el eco, la difusión y las posibles interpretaciones que se deriven en su captación.
»Como colectivo, los médicos hemos sido muy cautos a la hora de entrar en estas tribunas, bien por falta de tiempo, bien por no creer en ellas de inicio o bien por el miedo a una exposición superlativa, aunque todo se podría englobar en una causa: el miedo innato a lo desconocido. Hay quien es intuitivo, audaz, valiente, osado, arriesgado y, por supuesto, sus contrarios. Pero, como dice el refrán, "quien tiene vergüenza, ni come ni almuerza".
»COMIENZOS DIFÍCILES
»Seguro que cuando aprendieron a hablar, a andar, a comer por sí solos o a conducir, sus primeros movimientos fueron balbuceos, traqueteos, tropiezos, caídas o golpazos. El mundo digital es igual, pero por otros medios. Todo consiste en aprender a manejarse, a adquirir ciertas destrezas, habilidades, lo que siempre se ha llamado experiencia. El que no haya mandado un mensaje al infinito o una foto equivocada a un destinatario erróneo, no es de este mundo.
»Y lo mejor es que todos aprendemos de todos. La observación sin duda es uno de los modelos de aprendizaje más categóricos que podamos incorporar. Emular a quien creemos que lo hace bien e incluso compartir herramientas enriquece nuestras respectivas presencias. Es el hoy por ti y mañana por mí. Porque si algo tienen las redes sociales es la solidaridad de sus usuarios. vCierto que cada uno debe conservar para sí ciertos trucos, pero ya les digo que los egoístas no tienen sitio en el mundo digital, los que viven de vanagloriarse duran menos que dos peces de hielo en un wiski ontherocks que diría Sabina, por muchas aplicaciones que dominen siempre demandan la aquiescencia de sus lectores y solo difundiendo se llega más lejos.
»DIFUNDIR O...
»Empleo el verbo "difundir" o su variante digital, "retuitear", y no compartir, porque el primero hace mención al acto de extender, propalar, sin entrar en disquisiciones sobre el contenido, mientras que el segundo tiene una carga de profundidad que arrastra soportar las consecuencias, vamos, estar de acuerdo y suscribir lo dicho. Puede parecer muy sutil la diferencia, pero resulta más fácil de digerir para algunos y algunas difundir que compartir algunos contenidos.
»Reputación es la que se gana uno con sus acciones y mientras en el mundo real son tangibles bien en forma de títulos académicos, éxitos profesionales, reconocimientos sociales o triunfos personales, en el mundo digital reflejamos ese CV, pero se nos mide por lo último que hemos dicho. Por eso reitero la prudencia, cautela y sobre todo rigor, porque lo dicho se lo lleva el viento, pero lo escrito, queda para la posteridad y sobre ello pueden pedirte cuentas.
»Hemos de hacer frente a una nueva era de liderazgo y transformación digital que nos aboca a una nueva selección natural, la de aquellos que vuelven a adaptarse a las circunstancias, que evolucionan con el cambio, que progresan al ritmo de los tiempos, atrás quedarán quienes no asuman esta nueva revolución digital. Quizá haya quien cierra las puertas al futuro, pero nuevas ventanas se abrirán al porvenir.»
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