noviembre 21, 2019

«Algunos pasajes de las obras de estos pensadores despliegan una retórica muy propia de una época marcada por un paradigma político «revolucionario» muy alejado de nuestros imaginarios actuales, que resulta sospechosa para nuestros oídos afectados por las presunciones posmodernas y consensualistas actuales»


Juan Manuel Cincunegui
«Más allá de la cultura. Una contribución de la filosofía de la liberación latinoamericana para “otro cosmopolitismo”»

Nuevo Pensamiento, vol. 9, n.º 13 (2019)

Nuevo Pensamiento. Revista de Filosofía | Universidad del Salvador | Facultad de Filosofía | Instituto de Investigaciones Filosóficas | San Miguel (Buenos Aires) | ARGENTINA

Se incluye a continuación un extracto seleccionado de las páginas 27 y 49 a 51 de la publicación en PDF. Las referencias pueden consultarse en la ubicación original.

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«En las páginas que siguen abordaré algunos temas promovidos por un conjunto de pensadores latinoamericanos agrupados en el autodenominado movimiento de la “filosofía de la liberación”. En las décadas de 1960 y 1970 estos filósofos alentaron la asunción de un “nuevo punto de partida” para la filosofía latinoamericana que reinterpretaba eso que, en otra época, se llamó “el ser de América”, su originalidad cultural.

»Para mi propósito me centraré en las obras de los pensadores argentinos Enrique Dussel y Juan Carlos Scannone. A modo de ilustración analizaré la propuesta de Scannone en su obra Nuevo punto de partida en la filosofía latinoamericana. Mi intenciónno es glosar o reivindicar su filosofía. Existen muchas razones para impugnar algunas de las formulaciones originales de estos autores a la luz de algunos fenómenos sociopolíticos actuales.

»Entre las críticas más severas que se han dirigido contra el “espíritu” y trasfondo de sus pensamientos, encontramos las de autores latinoamericanos autodefinidos como “posmodernos”, como Santiago Castro-Gómez, quien en su Crítica de la razón latinoamericana (CASTRO-GÓMEZ 2011) denunció la herencia romántica, populista y paternalista de esta corriente. Otras críticas sugerentes se derivan del análisis que Seyla Benhabib desplegó en Las reivindicaciones de la cultura (BENHABIB 2006)sobre los usos y abusos de la cultura en la política contemporánea.

»Ambas críticas son valiosas y nos permiten depurar nuestro argumento. Un “nuevo punto de partida” debe, entre otras cosas, eludir las justificaciones culturalistas y las tentaciones comunitaristas en nuestra formulación. Sin embargo, el miedo a errar no debe prevenir nuestro esfuerzo por repensar lo acuciante del presente.


»La actualidad de la filosofía de la liberación

»Ahora bien, como ya hemos dicho, una reflexión sobre las obras de autores como Scannone o Dussel, y su posible relevancia para la discusión actual, exige rastrear el contexto en el cual se articuló originalmente. Básicamente, porque forman parte de un conjunto de respuestas que se dieron a un interrogante que se manifestó con mucha fuerza durante la década de 1960, precisamente cuando los dos proyectos internacionalistas alternativos que ocupaban los imaginarios utópicos de aquella generación a nivel global comenzaban a dar signos de agotamiento.

»Me refiero al marxismo y al movimiento descolonizador. En ese sentido, el surgimiento de la filosofía de la liberación latinoamericana coincide con un impase mundial que eventualmente facilitaría el ascenso fulminante de los derechos humanos como proyecto alternativo a esos otros dos proyectos que marcaron la agenda internacional en las décadas de 1950 y 1960.

»En este sentido, la filosofía de la liberación latinoamericana emerge en el umbral de tránsito en el cual comienza a manifestarse el agotamiento de los proyectos alternativos al capitalismo promovido por las sociedades centrales del Atlántico norte, y el propio agotamiento del modelo de capitalismo administrado por el Estado, dando lugar progresivamente a la nueva fase neoliberal que coincide con la emergencia de nuevos imaginarios y formas institucionales como los “derechos humanos transnacionales” que comienzan a articularse a comienzos de la década de 1970, para alcanzar el punto más alto en su rol hegemónico en la década de 1990, en la cual se anuncia, frente a la caída del muro de Berlín y el desplome del bloque soviético, el nacimiento de un nuevo orden mundial que David Harvey bautizó como “nuevo imperialismo” (HARVEY 2004).

»Por lo tanto, el movimiento de la filosofía de la liberación latinoamericano comienza a articularse en el tránsito entre

»(i) un orden marcado por la hegemonía de cierta concepción de los derechos humanos engranados en un modelo westfaliana de las relaciones internacionales, que se organiza institucionalmente sobre la base de un modelo capitalista que reconoce a los Estados el rol de planificador institucional de la economía,

»(ii) y un nuevo horizonte en el cual los derechos humanos asumen una nueva forma institucional que se engrana con la nueva etapa del capitalismo en ciernes (el neoliberalismo) definido como un proyecto embarcado en la desactivación de los mecanismos de planificación y control por parte del Estado, al cual se asigna ahora un rol exclusivamente jurídico-policial cuyo objetivo es facilitar la libre circulación y dinámicas inherentes del capital en detrimento de las sociedades en su conjunto.

»La actualidad de la filosofía de la liberación latinoamericana nacida en el mundo inmediatamente precedente al que actualmente habitamos depende enteramente de la negociación de ese pensamiento con el nuevo contexto que impuso el neoliberalismo, el nuevo cosmopolitismo y la nueva dispensación encarnada en los derechos humanos transnacionales para la era de la globalización, y el modo en el cual se reinterprete como respuesta o contramovimiento frente a ese nuevo orden moral.

»La crítica de Castro-Gómez y las advertencias de Benhabib señalan los peligros de una deriva culturalista en el seno de cualquier contestación que no se ajuste al liberalismo político o al posmodernismo cultural. Sin embargo, hemos visto que en el corazón del proyecto latinoamericano de la filosofía de la liberación existen otros horizontes de sentido en los que se combinan de manera efectiva y sugerente una vocación universalista que no renuncia a la diferencia en la historia».



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