Alexander Ospina García
«El género en el lenguaje de familias rurales y urbanas: representaciones en clave de cuidado»
FEMERIS, vol. 4, n.º 1 (2019)
FEMERIS. Revista Multidisciplinar de Estudios de Género | Universidad Carlos III de Madrid (@uc3m) | Instituto de Estudios de Género (@iegUC3M) | Madrid | ESPAÑA
Se incluye a continuación un extracto seleccionado de las páginas 40, 41, 42 y 54 a 55 de la publicación en PDF. Las referencias pueden consultarse en la ubicación original.
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«Colombia se ha situado como uno de los países latinoamericanos donde el concepto de género y cuidado se ha convertido en uno de los focos para quien estudie las ciencias sociales ya que desde allí devienen transformaciones en la perspectiva que tienen hoy día las personas. Históricamente el cuidado ha sido acuñado a la figura femenina del hogar, gracias a la naturaleza hegemónica de la familia tradicional que tejió relaciones determinadas en las épocas anteriores, debido a la representación y disparidad existente entre hombres y mujeres para cuidar y relacionarse entre sí.
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»Se reconoce a la familia tradicional como un sistema ordenado de dinámicas patriarcales que prefería al hombre por encima de la mujer, puesto que a los primeros se les prometía un estatus social por el sólo hecho de ocupar cargos públicos y por ende generar cada vez más ingresos económicos a los hogares, en otras palabras, entre más estatus más ingresos; ello desencadenaba privilegios por encima de los demás integrantes de la familia (esposa, hijos/as, cuñados, hasta los abuelos, entre otros), es decir, privilegios en el (ab)uso de poder, más reconocida como la autoridad. Por tal motivo, surge la crítica feminista al pensamiento económico de la época, puesto que “se traza una línea histórica de desarrollo y cambio en el tema desde la visibilización del trabajo doméstico, [pues este] incluye a todas las personas que requieren cuidado y atención a la organización social de las tareas domésticas” (Esquivel, Faur y Jelin, 2012, p.13).
»Empero, el uso del lenguaje en el marco de las interacciones familiares alrededor del cuidado mantiene un impacto significativo al momento de poner en evidencia la vida cotidiana, ciertamente la lengua no representa la realidad en sí misma, sino una parte de ella, por ejemplo, si se tiene la palabra “hijo” que figura a un hombre, y la palabra “hija” que figura a una mujer, y luego alguien dice “mis hijos no están” y, yo sé que sus hijos los conforman un niño y una niña, solamente por nombrar la palabra “hijos” representa a ambos, en lo dicho no cabe duda alguna sobre la invisibilidad que se le realiza a la hija-mujer, en otras palabras, la realidad que se conoce influye directamente en el lenguaje y éste tiende a modificarse, lo que defiende (Grijelmo, 2018) para afirmar que el género es un accidente gramatical.
»El ejemplo anterior otorga pistas para replantear las maneras cuando se habla de cuidado al interior del grupo familiar, puesto que el cómo se diga y a quien se le diga tendrá un valor significativo en su contenido, debido a que las personas suelen asociar tal concepto con la figura netamente femenina del hogar —madre, abuela, hermana, tía, entre otras—, como por ejemplo al mencionar “mis padres me cuidan” con leer esta frase y hasta escucharla, en primer plano viene a la mente una figura femenina, generando una disparidad entre ambos sexos cuando se habla de cuidar; la feminización del cuidado describe claramente este fenómeno.
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»Este análisis emerge como necesidad para generar espacios de coacción en los que se hable del género en los usos del lenguaje en familias tanto rurales como urbanas para reconocer las representaciones que éstas tienen en clave de cuidado familiar ya que dichas experiencias son afines entre sí; a la luz de que en las familias se proyecten puntos convergentes, se espera que haya cabida para la transformación social y familiar en cuanto se piense en las nuevas masculinidades y feminidades por medio de los procesos de comunicación y de cuidado en las interacciones.
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»Conclusiones
»El análisis del género en Colombia donde se conjuga el lenguaje empleado por las familias rurales y urbanas en relación con el cuidado permite avanzar en la continua construcción de las ciencias sociales, a la luz del Desarrollo Familiar Colombiano se de-construyen las relaciones establecidas por el sistema sexo-género en los nuevos lugares y arreglos que ocupan hoy en día las personas dentro de los grupos socialmente establecidos, ello potencia el estudio en la ciencia de familia para las futuras generaciones en sus conversaciones cotidianas.
»Del análisis de los diarios de campo devienen varias (re)definiciones por parte de los hombres debido a la desaparición progresiva de la figura tradicional, gracias a los movimientos feministas y al movimiento LGBTI el hombre se ha visto enfrentado a un vacío de definiciones y éste ya no cuenta con marcos de referencia. Algunos padres actualmente tienen motivos entonces para sentir angustia por evitar dos extremos: no ser suficientemente machos o serlo demasiado.
»Esta discusión interesa a aquellas personas que piensen en el concepto de género como una de las nociones claves de las ciencias sociales, y que crean urgentemente en la necesidad de re-pensar a la luz de la modernidad el problema de la ética de la diferencia sexual en el marco del cuidado familiar. Lo que defiende Calero (1999) partidaria de que se deshaga desde la escuela y la familia la falsa relación entre género y sexo, ya que desde el lenguaje el concepto de género se debe considerar como un mero accidente gramatical donde la lengua no muestra coherencia con respecto al mismo.
»En cierta medida, el análisis y proyección está encaminado al posicionamiento del concepto de cuidado en los estudios de género y familia que permita apostar a la construcción de nuevas paternidades y maternidades en las familias rurales y urbanas, pues la crisis de la masculinidad tradicional repercute en la organización de la familia y/o del trabajo, cuando no de ambas.
»Se deja ver claramente que los nuevos padres actúan como no han actuado antes, pues quieren a sus hijos/as lo mismo que las madres y no se manejan marcos de preferencia. Además, se van cerrando las brechas en cuanto los estereotipos de género que han venido persiguiendo a las familias rurales y urbanas ya que se de-construye el hecho de que los varones tengan tendencias dominantes y las niñas una mayor capacidad de sumisión.
»De hecho, se desnaturalizan frases tradicionales como: “papá trabaja y mamá cocina”, pues hoy en día la mamá puede trabajar o cocinar, mientras papá arregla el hogar, pone pañales o da el biberón; en la actualidad ya nadie se sorprende por eso.
»La sociedad actual debe permitirse ir más allá de lo que a simple vista se puede conocer como “cuidado” y en esta línea del lugar que tiene la persona encargada de éste ya sea cuidador/a, puesto que, las personas como los paradigmas cambian en relación al momento histórico que viven. En términos de lo político y lo correcto, el lenguaje dentro de las interacciones familiares debe permitir la configuración de nuevas lógicas y arreglos dentro de éste a partir de relaciones basadas en alteridad y democracia.
»A manera de reflexión final, este ejercicio investigativo abre un panorama de una forma alternativa para leer de ahora en adelante las prácticas de cuidado que permean las realidades familiares, dando voz a los actores en ellas y poniendo el punto focal en la manera en cómo se expresan unas y otras, puesto que si bien no son iguales en su forma, su estructura puede decir si éstas responden a roles de género tradicionales o en su defecto, nuevos roles derivados de personas con intenciones libres para las nuevas generaciones».
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